AVIGNON.- Un hombre francés de 71 años reconoció el martes ante un tribunal que drogó a su entonces esposa e invitó a docenas de hombres a violarla durante casi una década, además de forzarla sexualmente. Pidió perdón tanto a la mujer como a los tres hijos de la pareja.
“Hoy afirmo que, junto con los otros hombres aquí presentes, soy un violador", dijo Dominique Pélicot al tribunal. “Ellos lo sabían todo. No pueden decir lo contrario".
El testimonio de Dominique Pélicot es el momento más importante hasta el momento en un juicio que ha conmocionado al país y ha despertado una nueva concienciación sobre la violencia sexual. Muchos esperan además que su declaración arroje algo de luz para tratar de comprender lo ocurrido.
Aunque ya había confesado su culpabilidad ante los investigadores, el testimonio ante la corte será crucial para que los magistrados decidan la suerte de los otros 50 hombres que están siendo juzgados. Muchos niegan haber violado a Gisèle Pélicot y sostienen que fueron manipulados por su entonces marido o que creyeron que ella daba su consentimiento.
La legislación francesa impide grabar y fotografiar el proceso dentro de la sala. Dominique Pélicot accede a la corte por una entrada especial, fuera del alcance de la prensa, porque él y otros acusados están bajo custodia durante el juicio. Los acusados que están libres acuden cubiertos con mascarillas o capuchas para evitar ser retratados.
El testimonio de Pélicot se demoró varios días tras caer enfermo por cálculos renal y una infección urinaria, según sus abogados.
Símbolo de la lucha
Gisèle Pélicot se ha convertido en un símbolo de la lucha contra la violencia sexual en Francia por renunciar al anonimato, permitir que el juicio sea público y comparecer ante la prensa.
Unas 700 personas se reunieron en la Plaza de la República en París para apoyar a la mujer, de 71 años, y a todas las víctimas de violación de Francia. Algunas de ellas llevaban letreros donde elogian a Pélicot por hablar claramente sobre su terrible calvario y confirmar a otras víctimas de violencia sexual que no están solas. “Víctimas, les creemos. Violadores, los vemos”, decía una pancarta.
Desde el inicio de su extraordinario juicio el 2 de septiembre, en el que Pélicot encarará a 51 de sus presuntos violadores, ha sido elogiada por su valor y serenidad.
En primer lugar, ella decidió que el juicio fuera público, después de que el tribunal sugirió inicialmente que se realizara a puerta cerrada. Ella permitió que los periodistas publicaran su nombre completo y al tribunal que presentara videos explícitos grabados por su esposo donde aparecen hombres realizando actos sexuales con su cuerpo desnudo e inerte.
Ella ha dicho que tomó sus decisiones en solidaridad con otras mujeres que no son reconocidas como víctimas de delitos sexuales.
“Es muy importante estar aquí porque necesitamos hablar sobre la cultura de la violación”, dijo Anna Toumazoff, activista y una de las organizadoras de la protesta en París. “Siete años después de MeToo, sabemos que no existe un tipo especial de víctima. También nos damos cuenta colectivamente de que no existe un tipo especial de violador”.
A pesar de que en Francia se han contado varias oleadas del movimiento #Metoo, en el que las mujeres de alto perfil han hablado públicamente sobre el trauma que han soportado tras años de abuso sexual, las manifestantes dijeron que gran parte de la violencia no se reporta y, con frecuencia, queda impune.
El 5 de septiembre, Pélicot habló en público por primera vez sobre su suplicio desde que, hace 4 años, los policías la llamaron para decirle lo impensable. Con voz clara y tranquila, detalló el horror de descubrir que su exesposo la había estado sedando y que había invitado a al menos 72 extraños a su casa en Provenza para realizar actos sexuales con ella.
“Para mí, todo se viene abajo”, testifico. “Esas son escenas de barbarie, de violación”.
La radiodifusora nacional TF1 la describió ese día como una mujer “digna, fuerte” que “mantenía la frente en alto”.
La próxima semana, Gisèle Pélicot tendrá que enfrentarse a otra montaña: enfrentarse al hombre con el que compartió su vida durante más de 50 años, y padre de sus tres hijos. Su abogado ha declarado que tiene previsto asistir a su declaración.
Su exesposo, Dominique Pélicot, ya confesó los crímenes a los investigadores. Pero su comparecencia ante el tribunal será crucial para que el panel de jueces decida el destino de los otros 50 hombres acusados de violación.
FUENTE: Con información de AP