Robert Mugabe, exgobernante de Zimbabue, representa como el "discurso revolucionario" puede transformarse en un instrumento de opresión
Un niño pasa junto a una imagen digital del expresidente zimbabuense Robert Mugabe mientras su cuerpo yace en el cementerio Murombedzi Growth Point, a unos 107 km al noroeste de Harare, Zimbabue, el 16 de septiembre de 2019.
Foto de Jekesai NJIKIZANA / AFPMIAMI - Un video que se ha hecho viral en redes sociales revive la historia de Robert Mugabe, el hombre que transformó su lucha contra la colonización en un gobierno autoritario de casi cuatro décadas. La historia compartida en redes sociales expone con crudeza cómo un líder educado, con títulos universitarios y un discurso progresista, hundió a Zimbabue en la miseria, la represión y la violencia.
Mugabe no fue un improvisado. Nació en la antigua Rhodesia, se formó en universidades africanas y británicas, y emergió como símbolo de la "resistencia negra", reseña el audiovisual.
En 1980, tras una guerra de liberación y elecciones libres, "llegó al poder con promesas de unidad y reconstrucción". Según el narrado del vídeo, Mugabe en sus primeros discursos llamó "a la reconciliación racial y ofreció una visión de desarrollo compartido que entusiasmó a Occidente y a gran parte del mundo académico".
Sin embargo, la narrativa cambió. Bajo el pretexto de justicia social, Mugabe lanzó un plan de expropiaciones agrarias que arrasó con el aparato productivo del país. Zimbabue, que fue uno de los mayores exportadores de maíz y tabaco en África, se convirtió en un país dependiente de la ayuda internacional. La inflación escaló hasta cifras inéditas, con billetes de 100 trillones de dólares que no alcanzaban para una barra de pan.
El video recuerda también uno de los capítulos más oscuros: la masacre de más de 20.000 civiles de la etnia Ndebele en los años 80, ordenada por el propio Mugabe bajo el argumento de sofocar la “disidencia”. Periodistas, opositores y académicos críticos fueron encarcelados, torturados o silenciados.
La tragedia económica fue igualmente descomunal: la hiperinflación más alta registrada en la historia moderna, el colapso del sistema bancario, el éxodo de millones de personas y la destrucción de toda institucionalidad. Cuando intentó heredar el poder a su esposa, Grace Mugabe, en 2017, el ejército le dio la espalda. Fue derrocado y murió en 2019, sin haber enfrentado la justicia.
La historia de Mugabe resuena con ecos peligrosamente similares en otras latitudes. En Venezuela, el régimen de Maduro, que se autodefine como socialista, respaldado por sectores académicos y militares, ha destruido la economía, cercenado libertades civiles y empujado al exilio a más de siete millones de ciudadanos. En Nicaragua, el sandinismo, con dos sangrientas dictaduras (1979-1990 y 2007 a la fecha), ha encarcelado a opositores, cerrado medios y perseguido a religiosos. En su segunda edición dictatorial, el poder se concentra en una familia.
Los hechos demuestran que la erudición y el discurso revolucionario pueden convertirse en armas de opresión cuando se subordinan al afán de poder absoluto. Aunque en el caso de Nicolás Maduro y Daniel Ortega, no poseen estudios universitarios; el primero era conductor de metro y el segundo un guerrillero asalta bancos de quien no se conoce oficio, han instaurado sangrientas tiranías en la región.
El video, con tono narrativo crítico y fragmentos históricos contundentes, genera reflexiones entre quienes ven en Mugabe el retrato de una advertencia: la inteligencia no es garantía de justicia, y el poder absoluto termina corrompiendo incluso a los más ilustrados.
FUENTE: Con información de redes sociales
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