OSLO.- Malala Yusafzai hace dos años, cuando era una estudiante y activista por la educación en Pakistán fue tiroteada en la cabeza por un talibán armado. (Foto AP)
OSLO.- Los activistas por los derechos de los niños Malala Yusafzai, de Pakistán, y Kailash Satyarthi, de India, fueron reconocidos el viernes con el Premio que será otorgado el próximo 10 de diciembre. Yusafzai es la persona más joven en obtener el reconocimiento
OSLO.- Malala Yusafzai hace dos años, cuando era una estudiante y activista por la educación en Pakistán fue tiroteada en la cabeza por un talibán armado. (Foto AP)
Oslo.- (AP) Los activistas por los derechos de los niños Malala Yusafzai, de Pakistán, y Kailash Satyarthi, de India, fueron reconocidos el viernes con el Premio Nobel de la Paz.
El comité noruego del Premio Nobel destacó de ambos "su lucha contra la represión de los niños y los jóvenes y el derecho de todos los niños a recibir educación".
Yusafzai, que ahora tiene 17 años, es la ganadora de un Nobel más joven de la historia. Hace dos años, cuando era una estudiante y activista por la educación en Pakistán fue tiroteada en la cabeza por un talibán armado.
Satyarthi, de 60 años, ha mantenido la tradición de Mahatma Gandhi y dirigió diversas formas de protesta pacíficas "centrándose en la grave explotación de los niños con fines económicos", dijo el comité de los Nobel.
El Comité dijo que "considera un punto importante para un hindú y una musulmana, un indio y una paquistaní, unirse en una lucha común por la educación y contra el extremismo".
Joven comprometida
Malala tenía apenas 11 años cuando comenzó a hacer campaña en favor de la educación de las niñas, hablando en entrevistas en televisión. Los talibanes habían invadido su ciudad natal, Mingora, aterrorizando a los residentes, amenazando con volar escuelas femeninas y ordenando a profesoras y estudiantes a vestir burkas que las cubrían completamente.
El 9 de octubre de 2012 resultó herida de gravedad cuando un talibán armado abordó su autobús escolar y le disparó en la cabeza. Sobrevivió gracias a la suerte— la bala no entró en su cerebro— y a la rápida intervención de médicos británicos que estaban de visita en Pakistán.
Voló a Gran Bretaña para recibir tratamiento especializado en el hospital Queen Elizabeth de Birmingham, donde se sometió a numerosas operaciones, pero logró recuperarse.
Malala vive actualmente con su padre, su madre y dos hermanos en la ciudad inglesa de Birmingham, en donde asiste a una escuela local. En estos años ha recibido una lluvia de galardones de derechos humanos, incluyendo el premio Sajarov del Parlamento Europeo.
Ingeniero luchador
Satyarthi ha estado al frente de un movimiento global para terminar con la esclavitud y la explotación laboral infantil desde 1980 cuando abandonó su carrera como ingeniero eléctrico.
Como activista de base, ha encabezado el rescate de decenas de miles de niños esclavos y desarrolló un exitoso modelo para su educación u rehabilitación.
El fundador de los Premios Nobel, el industrial sueco Alfred Nobel, dijo que el comité debía conceder los galardones a "la persona que haya realizado el mayor o el mejor trabajo para la fraternidad entre naciones, por la abolición o reducción de los enfrentamientos armados y para celebrar y promover congresos por la paz".
El comité ha interpretado estas instrucciones de forma diferente a lo largo de los años, ampliado el concepto de trabajo por la paz para incluir los esfuerzos para mejorar los derechos humanos, luchar contra la pobreza y mejorar el medio ambiente.
"La lucha contra la represión y por los derechos de todos los niños y adolescentes contribuye a la realización de la 'fraternidad entre naciones' que Alfred Nobel menciona en su testamento", dijo el comité.
Los premios Nobel de medicina, química, física y literatura fueron anunciados antes esta semana. El de economía se dará a conocer el lunes.
Todos los premios se entregarán el 10 de diciembre coincidiendo con el aniversario de la muerte de Nobel en 1896.
Malala, la inspiración de Pakistán
A sus 17 años, Malala Yousafzai no es una adolescente más. La ganadora más joven de un Premio Nobel se convirtió en un icono hace dos años, cuando sobrevivió a un ataque de los talibanes en su Pakistán natal. Tras ser una de las favoritas en 2013, hoy fue reconocida con el Nobel de la Paz, que comparte con el activista indio Kailash Satyarthi por su lucha por los derechos de los niños.
Desde aquel 9 de octubre de 2012, la vida de Malala cambió drásticamente: habló ante las Naciones Unidas, recibió premios internacionales, fue recibida en la Casa Blanca por el presidente estadounidense, Barack Obama, y en Buckingham Palace por la reina Isabel II.
Esta joven inteligente, sensata y madura sigue enfrentándose valientemente a los talibanes. "Volveré a Pakistán y me convertiré en política", dijo al canal de televisión BBC.
En sus discursos, consigue hacer reflexionar incluso a los políticos, diplomáticos y empresarios más experimentados. "Nos damos cuenta de lo importante que es nuestra voz cuando nos hacen callar", escribió en su libro "I am Malala" ("Yo soy Malala").
La premio Nobel más joven del mundo se dio a conocer con tan sólo 11 años. Utilizando un seudónimo escribió un diario para la cadena BBC en urdu en el que relataba cómo era vivir bajo la sharía (ley islámica) y hablaba sobre la guerra y los asesinatos en el valle de Swat.
La zona había caído hace tiempo en manos de los talibanes, cuya estricta ley castiga que las mujeres reciban educación. El padre de Malala, director de una escuela en el valle del Swat, siguió mandándola a clase a pesar de todo.
Malala reveló su verdadera identidad cuando los talibanes quedaron oficialmente expulsados de la zona. Los "luchadores de dios" se sintieron tan provocados por su gesto que volvieron y abordaron su autobús escolar. "¿Quién es Malala?", dicen que preguntó uno de los atacantes. Después le disparó a sangre fría a la cabeza. El padre, Ziauddin, se siente todavía hoy atormentado: "Era mi escuela, era mi autobús escolar".
Después siguió una odisea con varias operaciones de urgencia... y finalmente Malala se despertó en un hospital británico, en Birgimgham. Tuvo suerte: la bala le atravesó el cráneo pero no le dañó el cerebro. En su rostro todavía se observan cicatrices y tiene problemas de oído.
Malala tuvo que luchar por su vida y ahora lucha por los demás. Su último cumpleaños lo pasó en Nigeria, donde mostró su apoyo por las niñas secuestradas por la secta extremista Boko Haram.
La heroína de un pueblo
En Pakistán se convirtió en una heroína. "Es genial", afirma una de sus antiguas compañeras de clase. "Todas queremos ser como ella. Su valor y su confianza es una verdadera inspiración", asegura la joven, que sin embargo no quiere dar su nombre por miedo los talibanes.
La familia de Malala espera que pueda volver pronto a casa. "Para nuestra familia es muy especial", explica su primo, Mahmood ul Hassan Yousafzai. "Lo más importante para nosotros es que haya sobrevivido tras el horrible ataque", asegura.
La lucha de Malala parece dar frutos al menos en el valle del Swat. Según cifras oficiales, este curso se matricularon 140.000 niñas en escuelas estatales, explicó Yamaluddin Khan, del diario "Dawn". Hace dos años la cifra era de sólo 99.777. "Malala, su campaña y el ataque que sufrió seguramente fueron factores para ello", agregó.
Los talibanes destruyeron 119 escuelas de niñas durante la época en que controlaron el valle del Swat, entre 2007 y 2009. Desde entonces fueron reconstruidas más de la mitad, afirmó Khan.
Pero Malala todavía tiene muchos enemigos en su país natal. "Pakistán no la valora tanto como el resto del mundo", asegura la antropóloga Samar Minallah. "Algunas personas están sembrando confusión respecto a sus motivaciones", explica.
Algunos escépticos han sugerido que la joven está desarrollando un plan "anti-islam" diseñado por extranjeros. Maulana Samiul Haq, un influyente clérigo, asegura que Occidente se ha apropiado de ella para "promover sus planes malvados".
Por su parte, los talibanes han dicho que volverían a intentar matarla, al igual que asesinaron a su política preferida, la dos veces primera ministra paquistaní Benazir Bhutto.