MIAMI.- El ejército chino ha realizado unas maniobras militares sin precedentes alrededor de Taiwán, unos ejercicios con fuego real que el mundo observa con preocupación y el Ministerio de Defensa de la isla califica de “bloqueo marítimo y aéreo.
MIAMI.- El ejército chino ha realizado unas maniobras militares sin precedentes alrededor de Taiwán, unos ejercicios con fuego real que el mundo observa con preocupación y el Ministerio de Defensa de la isla califica de “bloqueo marítimo y aéreo.
Para China, la visita de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, a Taiwán disparó la preocupante maniobra militar, aunque los ejercicios habían sido anunciados antes de que se conociera el viaje de quien ocupa el tercer puesto en la cúpula de poder en Washington, después del presidente y la vicepresidenta de la nación.
En efecto, China calificó la visita de Pelosi a Taiwán de "intromisión" y "altamente peligrosa", sin reconocer el derecho y el poder que tiene la funcionaria pública estadounidense.
Incluso culpó al presidente Joe Biden de permitir el viaje, sin reconocer la separación de poderes que reina en la democracia estadounidense.
En resumen, China vuelve a amenazar con invadir a Taiwán, un país soberano y democrático, que se separó del territorio continental tras la instauración de la dictadura comunista.
Taiwán asegura que monitorea de cerca los ejercicios y que sus fuerzas se preparan para un conflicto, pero que no lo busca.
Entre tanto, el mundo mira con asombro la posibilidad de otra peligrosa invasión, aun cuando la ocupación de Rusia en Ucrania continúa y Occidente trata de solucionar el conflicto.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, formuló el deseo de que China “no fabrique una crisis o busque un pretexto para incrementar su agresiva actividad militar”, en una reunión con representantes de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático en Phnom Penh, la capital de Camboya.
Por otra parte, el grupo de naciones más desarrolladas G-7 y la Unión Europea condenaron en un comunicado conjunto las maniobras militares de China.
“No hay justificación en usar una visita como pretexto para una actividad militar agresiva”, aseguró el texto.
China insiste que “Taiwán forma parte del territorio chino y entrometerse en sus asuntos es una violación de su soberanía”, pero Taiwán no es una región administrativa especial de China, como Hong Kong y Macao, sino que funciona como un Estado libre, que realiza elecciones democráticas y elije un presidente cada cuatro años.
Bajo la dirección del gobernante Xi Jinping, el Ejército Popular de Liberación se ha fortalecido y la posibilidad de una invasión podría incluso ser bien recibida por los militares.
Sin embargo, incluso los expertos que se ganan la vida monitoreando a las fuerzas armadas de China no están de acuerdo sobre qué tan listas están esas fuerzas para invadir Taiwán y qué tan inclinado estaría el gobernante chino a tomar ese paso trascendental, después de la conflictiva invasión de Rusia a Ucrania y la respuesta solidaria del mundo en favor del agredido.
“Cuando la gente habla sobre si China puede o no invadir, en realidad hablan sobre el costo operativo (la pérdida de barcos, las bajas) que China tendría que pagar”, señaló dijo Oriana Skylar Mastro, miembro del Instituto Freeman Spogli de Estudios Internacionales de la Universidad de Stanford, quien ha argumentado que los políticos estadounidenses pudieron haber subestimado la disposición de China a usar la fuerza en los últimos 10 años.
“Podrían hacerlo”, agregó. “Es solo que, dadas las defensas de Taiwán y dado que Estados Unidos puede acudir en ayuda de Taiwán, ¿qué tan sangrienta sería esta batalla?”.
Incluso si las fuerzas chinas invaden Taiwán, la guerra se desataría en las ciudades y ello “haría la invasión aún más costosa, con político y militar significativo para Xi Jinping y el Partido Comunista Chino”, señaló un informe del Pentágono.
La existencia de una ley en Estados Unidos, adoptada por el Congreso en 1979, provee el camino para que las fuerzas estadounidenses intervengan si China intenta invadir Taiwán, pero no obliga a un presidente a dar ese paso.
A esto, sumamos la probabilidad de una respuesta internacional, que pudiera involucrar una fuerza multinacional para ayudar a Taiwán, pero el poder económico y nuclear de China es fuerte y latente y el temor a un problema mayor, inclusive la temida guerra nuclear, podría hacer desvanecer las mejores intenciones del mundo, y los chinos lo saben