domingo 24  de  marzo 2024
MUNDO

Trump y Kim, una cumbre para leer entre líneas

Pese a las discrepancias, Washington y Pionyang se esfuerzan en evitar hablar de fracaso y optan por subrayar lo que consideran progresos alcanzados entre los grupos negociadores
Por JESÚS HERNÁNDEZ

@JesusHdezHquez

Hay asuntos de estados que, para entenderlos, hay que leerlos entre líneas, y la reciente cumbre entre el presidente Donald Trump y el dictador norcoreano Kim Jong-un podría ser un buen ejemplo.

Minutos después del abrupto final de las conversaciones en Hanoi la semana pasada, la prensa estadounidense e internacional calificó de “fracaso” la anticipada cumbre.

Informes oficiales de la Casa Blanca alegaron que el régimen de Pionyang pidió mucho a cambio de muy poco, cuando exigió el levantamiento de todas las sanciones comerciales, impuestas mayormente por las Naciones Unidas, entretanto el régimen norcoreano solamente estuvo dispuesto a cerrar una planta de producción de material nuclear en Yongbyon.

Tal como reportó la agencia de noticias EFE, el ministro de Exteriores de Corea del Norte, Ri Yong-ho, contradijo esa afirmación y matizó que su Gobierno solo pidió un alivio parcial de sanciones y no uno íntegro.

Más tarde, el secretario de Estado, Mike Pompeo, insistió en que Corea del Norte había pedido el levantamiento total de las sanciones y lamentó la falta de "claridad" sobre el alcance de su propuesta para desmantelar la central nuclear de Yongbyon.

A pesar de los informes contradictorios, Pompeo aseguró que el Gobierno estadounidense está "ansioso" por volver a la mesa de negociación para lograr "paz y estabilidad" en la región.

Trump salió al frente y desde su cuenta en Twitter aseguró "mantuvimos unas negociaciones muy sustanciales con Kim Jong-un. Sabemos lo que quieren y ellos saben lo que queremos. ¡Muy buena relación, ya veremos qué pasa!".

Diplomacia

Pese a las discrepancias, todas las partes se esfuerzan, al menos en público, en evitar hablar de fracaso y optan por subrayar lo que consideran progresos alcanzados para, tal vez, como se acostumbra en el mundillo de la diplomacia, no enojar al otro.

De hecho, la prensa norcoreana, únicamente oficialista, obvió hablar de la falta de acuerdo y se limitó a calificar la reunión de "positiva" e incluso "productiva" por lograr "profundizar en el respeto y la confianza mutuos".

La agencia estatal de noticias KCNA señaló que al despedirse de Trump, el "líder supremo" Kim se comprometió a celebrar una nueva reunión y a "mantener un estrecho contacto para tratar la desnuclearización de la península de Corea, y para continuar con el histórico desarrollo de las relaciones bilaterales".

Por otra parte, el presidente surcoreano, Moon Jae-in, calificó de “progresos significativos" los temas abordados e instó a todos a seguir trabajando en pos de la estancada unificación de las dos Coreas.

China, que hacía solo unas horas había vetado, junto a Rusia, una resolución de Estados Unidos para obligar al régimen de Nicolás Maduro a permitir la entrada de ayuda humanitaria en Venezuela, pidió al Consejo de Seguridad de la ONU que reconsidere las sanciones impuestas contra Pionyang, a fin de avanzar en las negociaciones que permitan la desnuclearización de la península.

"China considera que, de acuerdo con las resoluciones pertinentes y los progresos realizados en la península, especialmente las medidas tomadas por Corea del Norte para la desnuclearización, el Consejo de Seguridad necesita considerar y debatir las provisiones del Consejo para modificar las sanciones", afirmó el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores de China, Lu Kang.

Tiempo ganado

Recordando los viejos “tiempos gloriosos”, el dictador norcoreano llegó a Hanoi a bordo de un tren blindado para recordar la visita que su abuelo Kim Il-sung realizó en 1964, el entonces autócrata de Corea del Norte.

Interesado en demasía en la táctica vietnamita de sacar adelante al país económicamente, sin perder la hegemonía política del único partido permitido, el comunista, el aún joven dictador se reunió con la alta jerarquía del país indochino.

Y acudió al mausoleo de Ho Chi Minh, donde se encuentra el cuerpo embalsamado del padre de la independencia que enfrentó a los franceses primero y de la avanzada militar que combatió al Ejército estadounidense después.

Luego viajó en automóvil, escoltado por sus más allegados, hasta la frontera con China, donde abordó su tren blindado para llevarlo de vuelta a casa.

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