miércoles 16  de  julio 2025
LÍNEA DE FAIR

No hay otro responsable que el Panda

Pablo Sandoval debe demostrar que aún puede brillar en las Grandes Ligas

Por IVÁN GONZÁLEZ

Al momento en que usted lea estas líneas, es altamente probable que Pablo Sandoval hubiese comenzado algún juego para los Medias Rojas de Boston. El venezolano ya había tomado un turno como emergente el pasado martes, en el cual falló, para luego terminar el partido como antesalista. No está viviendo una condena. El pelotero, quien perdió su puesto de tercera base, tendrá oportunidades para jugar y el chance de mostrarle a su organización que es la mejor opción para ganar.

Sandoval recibió la noticia de la pérdida de la titularidad con una aparente calma. A juzgar por la manera como se manejan las cosas en el béisbol, ha debido saber la mala nueva días antes de que se hiciera público. Al menos un mánager y un coach de Grandes Ligas me comentaron en el pasado que al llegar al campo de entrenamientos, casi todos los puestos de los rosters están definidos. Quizás sólo hay alguna decisión respecto a un suplente del infield, un lanzador de relevo intermedio, o alguien que se presente indispuesto para jugar.

El caso del Kung Fu Panda parece encajar en este último renglón. Luego de vivir una serie de cambios que iniciaron por lo personal y que, al parecer, han tenido relación con los hechos desencadenados en la decisión de Farrell. Durante el receso de campaña supimos poco de sus actividades de preparación física, algo que en el pasado se veía a través de las redes sociales. Si entrenó fuerte o no durante el invierno, no lo sabemos. Fue público y notable su pobre condición física, lo que no agradó para nada a la directiva de los Medias Rojas.

Alguien pregunta por qué la pobre primavera de Sandoval le ocasionó  la pérdida de su puesto en la antesala y por qué, por ejemplo, David Ortiz, con un rendimiento aun peor, conserva su puesto como cuarto en el orden y bateador designado. Sandoval tomó 49 turnos con 10 hits para promedio de .204, con siete empujadas, una cifra que le coloca entre los primeros de ese renglón. Dio dos jonrones y su OBP fue de .231. Ortiz tomó 45 turnos, dio ocho hits y un jonrón, con cinco empujadas. Dejó average de .178 y OBP de .196.

Descartada de inmediato la teoría de cualquier discriminación (ambos son igualmente latinos, por si acaso), está claro que Ortiz viene de disparar 37 jonrones y 108 remolcadas, así que su misión como bateador de fuerza fue cumplida hace un año. Pablo, en su primera campaña de un contrato que en este torneo le da más de 17 millones de dólares, sacó 10 jonrones, remolcó 47, tuvo promedio de .245 y OBP de .292. Lo peor de todo fue que su defensiva decayó tanto, que las estadísticas contemporáneas le colocaron como el peor de todo el béisbol. Boston, por lo tanto, no le dio un cheque en blanco al venezolano quien, como dijo el dirigente del equipo, no era la mejor opción para ganar en este momento.

La alternativa para esto ha sido Travis Shaw, quien estuvo entre los que más jugaron durante la primavera en ese equipo. Fue segundo en remolcadas con 11. Dejó promedio de .338 luego de 22 hits (segundo en ese departamento) en 65 turnos. Robó tres bases y dejó OBP de .492. Apenas debutó en las mayores el año pasado, el 8 de mayo, pero resultó tener más alcance y más capacidad para ayudar al pitcheo de los patirrojos. Sandoval tendrá oportunidades de jugar. A Boston le pasa lo que a quien tiene un carro de $100.000 dólares en la cochera y dice preferir al otro, el que cuesta $20.000. Quien debe entender que le queda una oportunidad de no perder valor es Sandoval, porque entonces sí quedaría desempleado al final del certamen del 2019. 

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