viernes 14  de  febrero 2025

Bogotá, la ciudad que se quedo en el siglo pasado

Diario las Américas | CRISTHIAN MANCERA MEJÍA
Por CRISTHIAN MANCERA MEJÍA

Bogotá, no cabe la menor duda se quedo en el siglo pasado, y basta con observar sus vías que más bien parecen vías hechas para pequeñas ciudades y no para una ciudad capital. Durante décadas hemos visto como las principales autopistas de la ciudad se quedaron pequeñas y las modificaciones o mejoramientos siempre favorecieron el Sistema articulado de buses Transmilenio reduciendo el espacio de transito para los vehículos particulares. Muchos podrán decir que el bien común prima sobre el particular, y desde luego que en ese sentido estamos de acuerdo, pero en lo que no estamos de acuerdo es que por favorecer unos intereses particulares que supuestamente debieron beneficiar el interés común, ahora tanto aquellos que usan el transporte público como el privado se ven inmersos en un caos de tráfico por malas decisiones administrativas y una falta de visión absoluta sobre lo que la ciudad realmente necesita.

En el pasado se nos dijo que los articulados serían la solución al transporte público en Bogotá, y, al menos, al principio así pareció, pero ahora vemos que terminó costando casi lo mismo que sí se hubiese construido un tren de transporte masivo. Pero claro, había que satisfacer intereses particulares primero para después pensar en hacer un metro que paso de ser subterráneo con unos estudios de factibilidad extremadamente costosos a uno elevado pagando nuevos estudios igualmente costosos. Esto sumado a que el actual alcalde no quiso ni en 1998 cuando el ex presidente Samper le dejo los recursos para el metro ni cuando el metro ya estaba listo para construir bajo la administración Petro proceder a darle a la ciudadanía un sistema de transporte masivo y beneficiar a millones de bogotanos. Y seamos sinceros, ya nos vieron la cara con transmilenio, y aunque para mal o para bien el sistema ha cumplido sus objetivos, es lamentable que se convirtiera en un nido de criminales que le hurtan hasta los calzones a la gente. Entonces, ahora se viene el metro elevado gracias a Peñalosa. Pero la pregunta es; ¿Acaso sí Habrá Metro algún día en Bogotá? ¿Realmente beneficiará a la ciudad? Estará por verse. Creo que cuando haya Metro en Bogotá tocará celebrar con pólvora ya que es increíble que una ciudad como Bogotá se haya quedado sin metro durante tantos años. Es inaudito.

Por otro lado, debemos mencionar las vías, que aunque ya lo mencionamos en este artículo, ahora quiero profundizar. ¿Por qué en una ciudad como Bogotá no hay autopistas de verdad? ¿Acaso es que no hay ingenieros civiles capaces de diseñar vías que realmente estén a la altura de la ciudad? Sin duda los hay, pero la ciudad ha estado corta de líderes con visión y que avancen con una agenda que realmente modernice la capital de la República. Modernizar iría desde convertirse en un polo de desarrollo de la región y Colombia, hasta tener las mejores vías de acceso. Un ejemplo: La Autopista Norte construida hace 50 años, y, que aun, increíblemente, sostiene un peso vehicular que ya sobre paso su capacidad continúa recibiendo vehículos a diario y está en pésimo estado. ¿Cuáles son las soluciones? Por ahora no se ve ninguna y es una situación que necesita atención inmediata. Podemos mencionar otro ejemplo de cómo esta autopista requiere una intervención rápida y eficaz.

Cuando desde la autopista se conecta con la Carrera 30, todos los vehículos deben pasar de tres carriles bien angostos a dos para después unirse a la paralela de tres carriles y des-embotellar a dos carriles nuevamente generando unos trancones absurdos en hora pico. Y, esto es uno de muchos ejemplos en la ciudad. Esto es una situación que debió solucionarse hace años. Por ejemplo; tratar de salir de Bogotá o entrar sea por el norte o el sur es prácticamente imposible en épocas de vacaciones o festivos. Y la pregunta es; ¿por qué no se han ampliado las vías de acceso de la capital? Es increíble que las vías parezcan trochas y no hay nada que vislumbre un cambio para darle desarrollo a la ciudad pero sobre todo hacer de Bogotá una capital viable y no en vía de extinción.

Finalmente, y con miras al futuro, la ciudad necesita una visión joven y que modernice la capital. Una visión que por fin atienda ese bien común que casi siempre termina colgado de la brocha como decimos en el vocabulario popular porque ninguna de las soluciones que se han aplicado ha terminado por ayudar a la ciudad. No, han beneficiado a unos pocos haciéndolos inmensamente ricos. Ahora, llego el momento de una ciudad diferente, una Bogotá del futuro y no del siglo pasado. Se debe saber elegir para después no arrepentirse. Y, por favor, ¡no a los mismos de siempre!

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