Al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y el interés que toma en su prosperidad, le llamamos patriotismo. Pbro. Félix Varela. ( Cartas a Elpidio)
Hoy el deber de cada cubano de dentro o de los que vivimos en la diáspora es apoyar con oraciones, y en conciencia cívica recta estos gestos de resistencia
Al amor que tiene todo hombre al país en que ha nacido, y el interés que toma en su prosperidad, le llamamos patriotismo. Pbro. Félix Varela. ( Cartas a Elpidio)
Todo lo que se pueda decir o escribir de las dictaduras asesinas y maquiavélicas es poco. Mucho más la que impera en la Isla cárcel lamentablemente por más de seis largas y terroríficas décadas. El sistema comunista que desgobierna Cuba, el silencio no es una ausencia de palabras, sino un estado impuesto, una mordaza sobre el alma colectiva de toda una nación que languidece en la penumbra del dolor y la muerte.
En este contexto, la desobediencia emerge como un grito profundo de vida que niega la aceptación de las injusticias y la deshumanización. En toda la trayectoria histórica de Cuba desde las luchas por nuestra independencia de la Colonia Española hasta las recientes protestas del 11J y las demás que han emergido demostrando que el espíritu de libertad persiste en el corazón de cada cubano que quiere vivir en dignidad, paz y prosperidad.
Cada sacrificio para alcanzar la definitiva libertad de conciencia y expresión en la Isla, conlleva un costo enorme. Quienes alzan su voz enfrentan prisión, exilio o muerte. Ejemplo de ellos las Damas de Blanco, José Daniel Ferrer y más de 1.500 presos políticos, los mártires por la libertad: Oswaldo Paya y Harold Cepero. Entre muchos otros que mueren en la resiliencia por manos de los verdugos asalariados de la seguridad del Estado.
Hoy el deber de cada cubano de dentro o de los que vivimos en la diáspora es apoyar con oraciones, y en conciencia cívica recta estos gestos de resistencia. Porque, aunque el régimen busque sofocar cualquier intento de cambio con la mal llamada “Ley de comunicación”, y otras leyes que respaldan su atornillamiento en el poder. La historia demuestra que la resistencia pacífica y cívica en contra de los regímenes totalitarios conlleva a su feliz término para nosotros y para ellos la hora de la justicia histórica.
Es necesario no dejarnos vencer por la tentación del cansancio de los buenos, no permitamos jamás que en nuestra Patria lloré una madre por un hijo que le maten por expresar su Derecho a ser libre en alma y conciencia.
Virgen Madre de la Caridad del Cobre, Patrona del Pueblo cubano que sufre y muere todos los días, tu que eres Madre del Redentor, no permitas más que llore una madre por ver a un hijo muerto o exiliado. Todos nos lo merecemos y la Patria también lo anhela hoy y ahora.