domingo 16  de  noviembre 2025

Corrupción hasta en la sopa

Por Ángel, el conserje de la casa de mis padres en Madrid, parece que no pasan los años. Le he visto esta mañana y su aspecto luce exactamente igual que hace 40 años cuando cruzaba el portal con mis hermanos camino de la escuela. n

Sonriente, me saluda con la confianza del que te ha conocido desde niño y me pregunta por mi familia y mi vida en Miami. Tras ponerle al día, me intereso sobre cómo van las cosas por España y en ese momento la expresión de su cara cambia radicalmente mientras salta al tema de la corrupción.

Ángel, como otros tantos trabajadores españoles, no sale de su asombro por la cantidad de escándalos que se están conociendo a través de los medios de comunicación."Da igual que sean de derechas o izquierdas. Todos han robado", se lamenta mientras me dice que prefiere no seguir hablando."Cuando discuto sobre este tema y de lo de Cataluña, me sube la tensión y me dan taquicardias".

Antes de que el conserje fallezca en acto de servicio, me dirijo a mi casa donde mi padre me entrega la edición del día del periódico El Mundo mientras gruñe -qué casualidad- y me comenta que se plantea no comprarlo más pues sólo encuentra noticias sobre lo que han robado los políticos en todas las distintas instituciones del estado.

El Mundo abre a cuatro columnas con la noticia de que el gobierno socialista de Castilla-La Mancha desvió fondos públicos para organizar actos de partido. A su derecha, otro titular informa sobre la inminente dimisión de una exministra de Zapatero -ahora vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones- que se encuentra salpicada por otro desvío ilegal de fondos en Andalucía.
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A estas alturas del artículo, imaginarán ustedes de lo que me hablaron horas más tarde mis amigos durante la cena. Todos, golpeados de una manera u otra por la insaciable crisis económica, echan pestes de unos políticos de los que se sienten profundamente defraudados. Añaden que no sólo los políticos, los principales sindicatos han sido testigos y beneficiarios de esta marea de millones manchados. n

Todo el mundo parece coincidir en lo mismo pero los políticos parece que prefieren hacerse los sordos y seguir ahí sin inmutarse. Las mismas caras -desde hace 30 años- controlan los dos grandes partidos y en definitiva España, a nivel municipal, regional y nacional. Establecer unas reglas del juego en las que -de entrada- los políticos sepan que su servicio público tendrá un principio y un fin ayudaría a terminar con esta lluvia de escándalos. n

No hay más que mirar hacia los enemigos de la democracia en Latinoamérica para darse cuenta de hasta qué punto es importante mantenerse firme en la limitación de mandatos y en la continua renovación de la estructura de los partidos. Si queremos no tener corrupción hasta en la sopa es inevitable frenar la proliferación de los profesionales de la política.

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