jueves 20  de  marzo 2025
OPINIÓN

Cuando el cielo es el límite en política

Trump impulsa cambios rápidos en EEUU y negocia con Rusia sobre Ucrania. Su gobierno enfrenta oposición judicial, pero mantiene respaldo popular

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Washington nunca había visto un torbellino tal de anuncios y órdenes ejecutivas tan ambiciosas, aparte de la última vez que Donald Trump fue presidente en 2017.

Siendo así, no sorprende que el mandatario siga acaparando los titulares desde que regresó a la Casa Blanca el 20 de enero. De hecho, no fue broma cuando varios medios hicieron pública su esperanza de que se tomara al menos un día libre.

Son en todos los sentidos, unas primeras semanas de gobierno inusitadas en las que la nueva administración comenzó por reducir drásticamente el tamaño de la fuerza laboral federal, congelando por 90 días los programas de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo internacional (USAID) para someterlos a una evaluación.

Trump no es el primer presidente en tratar de reducir el tamaño del Gobierno.

Ronald Reagan ganó las elecciones presidenciales de 1980 de manera decisiva, con el mandato de reducir el gobierno federal. Con el mismo fin, el gobierno de Bill Clinton ofreció a los empleados federales paquetes similares al de Trump para que renunciaran a sus puestos; la diferencia está en que legisladores bipartidistas aprobaron abrumadoramente la iniciativa de Clinton después de meses de revisión.

Tanto el expresidente, Joe Biden como el expresidente Barack Obama también se tomaron un tiempo antes de adoptar decisiones claves, según numerosos informes durante sus administraciones, pero Trump parece privilegiar decisiones rápidas.

De la política interna, el mandatario pasó a la política exterior.

Aparte de deportar a cientos de inmigrantes ilegales, algunos de ellos a la Bahía de Guantánamo en Cuba, ha encontrado tiempo para apuntalar un alto el fuego en Gaza y dar los primeros pasos para poner fin a la guerra de tres años en Ucrania; anunciando, ante la sorpresa de todos, que había pasado 91 minutos al teléfono hablando con el presidente ruso Vladimir Putin.

Con esa llamada en la que Moscú y Washington acordaron el inicio de las negociaciones de inmediato, se puso fin al aislamiento de Rusia por la invasión del 24 de febrero de 2022. Incluso Trump dijo en una rueda de prensa que creía que podría reunirse "muy pronto" con el líder ruso.

Sin embargo, la conversación con Putin y su iniciativa de enviar un equipo de negociación a una reunión bilateral en Arabia Saudita, sin contar con la presencia de sus aliados europeos, dejó un sinsabor al otro lado del Atlántico, pero así es como Trump hace negocios.

El secretario de Estado, Marco Rubio lidera la delegación reunida con los pares rusos, en Ryad.

Estos rápidos avances no deberían sorprender a nadie ya que durante su campaña presidencial, Trump se jactó de poder terminar este conflicto en 24 horas. Todos los medios especularon en ese momento que lo primero que haría sería contactar a Putin para iniciar el juego.

Rubio adelantó antes del encuentro que si bien Putin expresó su interés en la paz, y Trump espera ver un fin al conflicto de manera duradera asegurando la soberanía ucraniana “obviamente tiene que ir seguida de acciones, por lo que las próximas semanas y días determinarán si se trata de una propuesta seria”. Tampoco descartó una expansión en los encuentros, si la oportunidad se presenta.

Mientras los eventos se suceden, la oposición política parece haberse quedado literalmente sepultada. Es como si los demócratas hubieran desaparecido.

La única resistencia a las medidas ejecutivas presidenciales proviene por ahora de jueces que han impuesto restricciones, como la emisión de miles de avisos de despido a empleados federales.

Pero esas decisiones probablemente serán revocadas en tribunales superiores.

Después de la derrota de Kamala Harris ante Trump, en las elecciones pasadas, no es sorprendente que ella quiera mantener un perfil bajo, pero el partido demócrata debe saber que no puede claudicar como contrapeso político necesario.

Por el momento, encuestas como Ramussen afirman que el nivel de aprobación de Trump por estos días es de 54 puntos sobre 44 de desaprobación. Otra encuesta nacional realizada por AARP, encontró que Trump tiene un 48% de aprobación y un 47% de desaprobación mientras que el PEW, sostiene que tres de cada diez adultos (28%), consideran que sus acciones son mejores de lo esperado. Para un (35%), han sido peores de lo esperado y un 36% dice que han sido las que esperaban.

En todo caso, Trump parece encontrarse en un buen momento político para continuar viento en popa con sus planes.

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