lunes 2  de  diciembre 2024
OPINIÓN

Cuba socialista con su miseria, hambre y eutanasia

La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (ANPP) aprobó el marco jurídico legal de la nueva ley de Salud Pública para la aplicación de la eutanasia en su sistema de atención médica

Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

Por ley natural universal y la descripción física de un sistema inicial con el paso del tiempo no es el mismo al final. Esto es la segunda ley de la termodinámica, un proceso irreversible desde su inicio al término, donde existe la perdida de energía y desorden modificador de su estructura o progreso para la destrucción propio de cualquier sistema, incluido el cuerpo humano, nombrado entropía.

En el siglo XXI existen investigaciones científicos técnicas que cambiarán la forma de vivir para siempre de las personas y prolongarán más las esperanzas de vida, lo que demuestra la vigencia de la idea de que seremos como dioses, siendo un anhelo cercano para el género humano de burlar la entropía. Sin embargo, ese gran desarrollo alcanzado por la sociedad va acompañado de circunstancias de exacerbación de la cultura de la muerte sobre la vida humana con sus instrumentos predilectos de destrucción de la vida: el aborto y la eutanasia.

Cuba castrosocialista desde sus inicios revolucionarios ganó la simpatía y el apoyo de la izquierda globalista o progresista, a pesar de ser un proceso estalinista, satélite del régimen totalitario de la Unión Soviética y las tomas de medidas providas, como la suspensión del aborto en los primeros años del régimen castrista, bajo la dirección de uno de los tristemente célebres y grandes maltusianos del mundo, el tirano Fidel Castro.

La vida humana implica inherentemente un valor absoluto. Esta debe protegerse por la jurisprudencia del país en cualquier fase de desarrollo de su existencia y garantizar la dignidad propia a todos los seres humanos. Las enfermedades, el envejecimiento y la muerte, por mucho temor e incomprensión de mucha gente, no pueden cambiar ese valor absoluto intrínsecamente humano: el derecho a la vida.

Las autoridades políticas y el servicio médico deben proteger el derecho a la vida y aumentar las esperanzas de vida de sus conciudadanos, cualquier suceso que vaya en detrimento o destrucción de la vida humana por considerar algunos seres humanos con menos valor que otros, como los minusválidos en su vida intrauterina o posterior al nacimiento, en especial en la vejez, debe considerarse como discriminatorio, propio del proceso emponzoñador de la sociedad, la eugenesia.

La revolución socialista cubana profundamente maltusiana y antivida es violadora flagrante de los derechos humanos, en especial, la vida y la libertad. Ahora, después del control de la natalidad a través de la aniquilación de casi la mitad de su población por el método abortivo, la fuga de jóvenes por la emigración masiva constante al exterior y convertirse en una población mayormente envejecida y en plena crisis humanitaria, con el colapso del sistema de salud y de Seguridad Social, legaliza la eutanasia en el país.

La Asamblea Nacional del Poder Popular de Cuba (ANPP) aprobó el marco jurídico legal de la nueva ley de Salud Pública para la aplicación de la eutanasia en su sistema de atención médica (22/12/2023) y expone que “Se reconoce el derecho de las personas a acceder a una muerte digna, mediante el ejercicio de las determinaciones para el final de la vida, que puede incluir la limitación del esfuerzo terapéutico, los cuidados continuos y paliativos y los procederes que finalicen la vida”.

El régimen tiránico de Castro Díaz-Canel y su Ley de Salud Pública que reconoce la eutanasia, y blinda el aborto por ley, más que beneficiar a los cubanos es un guiño político a la izquierda globalista, la cual construye el Nuevo Orden Mundial, donde se opone el régimen castrocomunista por la decisión de erigirlo bajo la dirección del mandatario de Rusia, Vladimir Putin.

La eutanasia está presente en Holanda (primero en admitirlo en el 2002), Suiza, Bélgica, Luxemburgo, Canadá, Nueva Zelanda, Austria, Alemania, España, algunos estados de EEUU y Colombia. El régimen comunista cubano es el segundo país de Latinoamérica en acceder a la eutanasia y junto a Guatemala son solo los países latinoamericanos con vigencia de la pena de muerte. Además, Cuba socialista es el único de la región latinoamericana en el uso de minas antipersonales y se niega a firmar el Tratado de Ottawa.

Ningún gobierno, grupo o individuo debe ser dueño de la vida y la muerte y menos fortalecer la cultura de la muerte. Los avances científicos técnicos en la sociedad deben engrandecer la existencia humana con el sí a la vida y el empleo íntegro de los recursos intelectuales y materiales en la salvación y sanación de todos. La vida es un derecho natural anterior a cualquier institución, incluso del Estado, su quebrantamiento sería un grave relativismo moral para el bienestar psicológico y social de una nación.

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