viernes 7  de  febrero 2025
OPINIÓN

El asesinato del general ruso en Moscú y su impacto en Medio Oriente

Un análisis preciso para contar las cosas como son

Por Mookie Tenembaum

El asesinato del general Ígor Kirílov, comandante de las fuerzas de defensa química, biológica y nuclear de Rusia, es un golpe clave en el conflicto entre Rusia y Ucrania. Ocurrió en Moscú, cerca de los centros de poder más emblemáticos y marca la muerte de la figura militar rusa de mayor rango desde el inicio de la invasión en 2022. El hecho es un éxito para la inteligencia ucraniana, que demuestra una capacidad operativa notable.

El impacto en Rusia fue inmediato, con reacciones fuertes por parte de sus líderes políticos y una clara intención de represalias. Sin embargo, en términos prácticos, este asesinato no altera la situación general de la guerra.

Rusia sostiene su avance y controla actualmente más del 18% del territorio ucraniano. Las fuerzas ucranianas enfrentan un desgaste significativo, tanto en recursos como en moral, mientras que Moscú ve una oportunidad para consolidar sus posiciones.

El asesinato de Kirílov también ocurre en un momento crítico para Rusia en otros escenarios, como Siria. Durante años, las bases militares rusas en ese país fueron clave para sostener la influencia de Moscú en Oriente Medio. La base naval de Tartús, operativa desde la Guerra Fría, y la base aérea de Jmeimim, establecida en 2015, habilitaron operaciones en el mar Mediterráneo y otras regiones, como Libia y el Sahel africano. La posible retirada de estas fuerzas, por la situación actual en Siria, significaría una pérdida significativa para Rusia en términos de proyección de poder.

La salida de Rusia de Siria representa, además, un retroceso en su influencia regional. El éxito militar y diplomático que Moscú había logrado reforzó allí la imagen de su liderazgo como actor global, capaz de intervenir en conflictos y sostener aliados estratégicos. Perder estas posiciones debilita esa percepción y afecta su capacidad para sostener alianzas en una región históricamente compleja.

En conjunto, el asesinato de una figura como Kirílov y los desafíos en Siria son señales de las dificultades crecientes para Rusia, mientras intenta equilibrar sus intereses en distintos frentes. La invasión a Ucrania sigue siendo el eje principal de la estrategia rusa, pero la presión internacional y los cambios en escenarios clave, como Oriente Medio, demuestran que sostener esta influencia global será cada vez más complejo. Lo que en un momento fue visto como una intervención exitosa muestra signos de desgaste y cuestionamientos sobre la capacidad de Rusia para mantener su posición en un tablero cada vez más desafiante.

Las cosas como son.

Mookie Tenembaum aborda temas internacionales como este todas las semanas junto a Horacio Cabak en su podcast El Observador Internacional, disponible en Spotify, Apple, YouTube y todas las plataformas.

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