jueves 28  de  marzo 2024
BILINGUAL AND LOVING IT

El deseo tardío de una inmigrante

Y un día me desperté como de un sueño extrañando a Venezuela, mi tierra amada, aquella donde crecí y donde fui feliz en mi niñez. Pero no me mal entiendan, añoro a la Venezuela de antes, la que recuerdo y la que aparentemente ya no es… y yo me pregunto, a donde te fuiste y por qué te dejamos partir?

Diario las Américas | NOELLE BRILLEMBOURG
Por NOELLE BRILLEMBOURG

Y un día me desperté como de un sueño extrañando a Venezuela, mi tierra amada, aquella donde crecí y donde fui feliz en mi niñez. Pero no me mal entiendan, añoro a la Venezuela de antes, la que recuerdo y la que aparentemente ya no es… y yo me pregunto, a donde te fuiste y por qué te dejamos partir?

Me fui de mi país a los 22 años, sin mirar atrás y con mucha ilusión de lo nuevo por venir. Formé una nueva familia y encontré nuevos horizontes, y si he sido feliz, tan feliz como lo puede ser un inmigrante en un país que no es el suyo, sobretodo porque así me lo propuse. Me propuse mezclarme y aprender de esta nueva cultura que me abría las puertas sin rechazo alguno, si les soy sincera nunca me sentí excluida y fue quizás porque nunca quise serlo.

Los primeros años aún sin hijos jamás me planteé regresar más que por vacaciones, más bien me fascinaba el hecho de tanta perfección junta, seguír todas las reglas al pie de la letra, uffff como hubiese querido ser americana. Cuando nacieron mis hijos me encontré añorando a mi familia como nunca aunque no así a mi país. Porque tendría que hacerlo? Tenía trabajo, amigas americanas y ya estaba adaptada a un sistema que a mis ojos funciona mejor que muchos otros.

Pero poco a poco mis hijos fueron creciendo y mis raíces me empezaron a llamar a gritos. Como no ofrecerles también un poco de mi cultura, de mi idioma, de mi mestizaje, en fin de lo que soy. Una catira venezolana, que aunque parece gringa lleva el moreno por dentro.

Y es así como 16 años después de haberme ido me encuentro en este limbo, un limbo entre lo que deje y de lo que formó parte hoy en día. Entre la Venezuela que me vio crecer y que añoro, y este país Estados Unidos que tanto me ha dado y al que tanto admiro.

Espero Venezuela que algún día vuelvas a ser como te recuerdo, libre, verde, unida, majestuosa y siempre de pie con la cabeza en alto. Para que así, todos los que tuvimos que cruzar tus fronteras buscando un mejor futuro estemos en capacidad de volverte a ver y quien sabe, sería mi deseo y el de muchos, volverte a vivir.

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