sábado 5  de  octubre 2024
OPINIÓN

El gran debate

Entonces, ¿sirven los debates para aclarar las dudas? Y, ¿es la imagen y personalidad o el contenido lo que importa?

Diario las Américas | SONIA SCHOTT
Por SONIA SCHOTT

Cuánto no han variado los debates políticos desde aquel primer encuentro en 1858 entre el republicano Abraham Lincoln y el demócrata, Stephen Douglas, quienes se disputaban un escaño en el Senado; Lincoln probó ser mejor pues, aunque perdió en esa oportunidad, se ganó la presidencia dos años después gracias a la fuerza de sus argumentos.

Durante el primer debate presidencial televisado, celebrado en 1960, más de sesenta millones de espectadores apreciaron en vivo la sudorosa y demacrada apariencia del vicepresidente Richard Nixon ante un bronceado y telegénico senador demócrata John F. Kennedy.

“Parece que el error fatal de Nixon fue no reconocer el poder de la imagen visual”, sostuvo la revista Time en 2016.

Entonces, ¿sirven los debates para aclarar las dudas? Y, ¿es la imagen y personalidad o el contenido lo que importa?

Mucha agua ha corrido desde que el presidente Joe Biden anunció que dejaba la candidatura demócrata, luego de su lastimosa actuación en junio pasado.

Si bien el rodeo electoral ha cambiado positivamente para los demócratas desde que Kamala Harris entró en la contienda, el pasado julio Donald Trump ha estado haciendo campaña y movilizando a sus partidarios durante casi dos años.

Con poco tiempo a su favor, Harris debe seguir reforzando el mensaje de que no representa más de lo mismo, especialmente cuando la economía es igualmente una abrumadora prioridad para esos votantes menores de 30 años, que ansían un cambio.

“Los votantes jóvenes sufren de estrés económico por el aumento dramático en el costo del alquiler y las hipotecas, que ha llevado a muchos a volver a vivir con sus padres; un aumento drástico en el costo de la educación superior que los ha cargado con deudas universitarias; y oportunidades laborales limitadas, incluso para aquellos con títulos universitarios”, según Gabriel R. Sánchez, Karishma Luthra y Anya Parasher, del Instituto Brookings.

Un elemento crucial en estas elecciones es que las bases de ambos partidos responden a dinámicas diferentes sobre temas clave.

Los votantes que respaldan a Harris y Trump no coinciden sobre el tamaño del gobierno, la inmigración, el crimen, la identidad de género, los temas reproductivos y si la sociedad debiera priorizar el matrimonio y tener hijos, según el Reporte 2024 del Pew Research Center.

Trump, por ejemplo, ha cambiado sus puntos de vista sobre el aborto en varias ocasiones en los últimos años.

La semana pasada sugirió que no firmaría una prohibición federal del aborto si fuera reelegido para la Casa Blanca, pero en marzo parecía estar apoyando la idea de una prohibición federal del aborto a las 15 semanas y al mes siguiente declaró que los estados federales deberían poder determinar, mediante votación o legislación, el futuro del acceso al aborto en el país.

Esto contrasta con su promesa como candidato presidencial en 2016 cuando dijo que firmaría una prohibición federal del aborto.

Harris ha dejado en claro que quiere proteger el derecho al aborto en todo el país, que era la situación hasta que la Corte Suprema, en 2022, revocó el antiguo fallo Roe vs Wade, que preservaba el derecho al aborto.

Para enfatizar su apoyo a los derechos de las mujeres a tomar sus propias decisiones, Harris incluso visitó una clínica de abortos en marzo.

Los simpatizantes de Harris y Trump también difieren sobre el lugar de Estados Unidos en el mundo.

Un 76% de los partidarios de Harris son más propensos a creer que Estados Unidos debería tener en cuenta los intereses de sus aliados mientras que solo un 43% de los republicanos dicen lo mismo, según el Pew.

Lo que se puede decir con certeza es que las guerras en Gaza y Ucrania seguirán en curso. No parece haber futuro para un alto el fuego en Gaza y menos para la creación de un Estado palestino; una postura asumida por la administración Biden que, aunque loable “resulta desconcertante” porque se basa en la idea de que Estados Unidos tiene el poder, y sus líderes, el conocimiento y la perspicacia necesarios para emprender un proyecto de ingeniería social al otro lado del mundo” de acuerdo con, Noah Berman y Diana Roy, del Council on Foreign Relations.

En todo caso, todavía hay camino por recorrer hasta las elecciones y aunque ahora las encuestas favorezcan a Harris sobre Trump en algunos estados clave, sería ingenuo creer que el republicano se ya encamina a una derrota en noviembre.

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