La libertad es un valor universal, un derecho humano básico, que está por encima de nacionalidad y diferencias políticas e ideológicas. La libertad es un bien personal, que en asociación con todas las individualidades humanas hacen a un pueblo libre, una nación en libertad y desde este conjunto armónico se proyecta al país y al Estado.
El Estado, país o nación, no serán libres ni democráticos si las personas en su individualidad no son parte inherente de este proceso; pues la libertad encuentra su realización como ente insustituible en la democracia, donde los derechos humanos básicos y las elecciones libres, justas, transparentes y multipartidistas aseguran la diversidad de pensamientos y un desarrollo ascendente de la persona humana en la sociedad.
Por supuesto, como la libertad es una categoría abstracta, es manipulada por algunas gentes de carácter despótico que quieren manifestarlo en el conjunto y convertir al individuo en colectivo, para vaciarlos de estos esenciales atributos humanos y exponen como doctrina la socialización de la libertad y el estado pasa hacer el poder absoluto en todas las esferas de la sociedad.
Parecía increíble, que aquello descrito en el párrafo anterior, hoy es una evidencia concreta en la nación paradigma de la libertad, la primera república democrática y libre de la modernidad, los Estados Unidos de América.
Pues bien, un grupo de autócratas enmascarados de demócratas han desoído la voluntad popular triunfadora, manifestada en elecciones libres en 2016, cuando 63 millones de personas escogieron a través del voto de los colegios electorales, de 30 de los 50 estados del país, como presidente de los Estados Unidos de América, al emprendedor Donald Trump.
El miércoles 18 del corriente mes y año, la Cámara de Representantes de EEUU se reunió para debatir los artículos de juicio político (impechment) al presidente Donald Trump. Ante esta arbitrariedad jurídica el representante republicano por Ohio, Bill Johnson, pidió un momento de silencio, acusó a los demócratas y expresó: “Quiero usar mi turno para llamar a esta Cámara, para que los miembros se levanten y observen un momento de reflexión silenciosa. Para dar a cada miembro aquí la oportunidad de hacer una pausa por un momento y recordar las voces de 63 millones de votantes americanos que los demócratas de hoy quieren silenciar”.
El congresista aseguro que era un día triste para EEUU y que el juicio político era una farsa partidista para privar el derecho a los votantes estadounidenses.
En realidad, la situación impuesta unilateralmente por el Partido Demócrata en la Cámara es tan grave que no solo atenta contra la voluntad de los votantes, sino que es un ataque depredador al sistema jurídico y una ruptura de los principios de la Constitución estadounidense.
Los artículos para realizar el juicio político al presidente estadounidense fueron aprobados en la Cámara de Representantes y estos son: el abuso de poder y la obstrucción del Congreso. Esta fue una acción unipartidista demócrata, ningún miembro republicano voto por tal situación e incluso tres partidarios demócratas ejercieron sus escrutinios en contra de realizar el juicio político, uno de ellos se abstuvo en la votación. Esto manifiesta objetivamente que la oposición de enjuiciar al presidente Trump fue una actitud bipartidista y muestra que Nancy Pelosi, líder de la Cámara baja, y sus partidarios demócratas tienen un caso débil, pues no existe delito y mucho menos federal, y está muy lejos de las normas constitucionales.
El caso impulsado por Pelosi contra el Presidente se debilita más al no testificar el principal testigo y acusador, ¿acaso temen que se revele que era un espía de los demócratas?, quien oyó primero directamente la conversación e informó sobre la llamada telefónica entre los presidentes de EEUU y Ucrania. Del mismo modo fue la exembajadora estadounidense en Ucrania, Marie Yovanovitch, quien negó tener alguna información relativa a soborno o alguna actividad criminal del presidente Donald Trump.
Ahora bien, lo más arbitrario e inmundo de esta historia es que los cargos de acusación al presidente Trump fueron retenidos en la Cámara Baja y mientras no sean entregados y anunciados en el Senado no existe un caso de juicio político.
El Congreso, por ley, se va de vacaciones de fin de año hasta el 6 de enero y por la actitud incongruente de Pelosi el impechment también se va de vacaciones pero de forma ilegal. ¿Existirá la pérdida del caso por no presentación en un tiempo prudencial?
No basta con el silencio de protesta de los representantes justicieros; sino que necesitarán de la misericordia del Dios bíblico y una posición pública firme de protesta en todo el país de los amantes de la libertad en apoyo al presidente Trump y a la Constitución de la nación. Pues la autocracia de la extrema izquierda ha secuestrado el Partido Demócrata y tomado el poder en la Cámara de Representantes. Si no hacen ese acto de valor heroico y virtuosismo apegado a la justicia, pronto vendrá en camino el socialismo y la instauración del estado totalitario en los Estados Unidos de América.