El alto el fuego en Gaza y la liberación de los 20 rehenes vivos que aún se encontraban en poder de Hamás, desde octubre de 2023, es sin duda un triunfo político y diplomático para el presidente Donald Trump.
Quizás, este logro trascendental también ayude a resolver las divisiones internas y es que es hora de que los políticos estadounidenses alcancen su propio acuerdo de paz
El alto el fuego en Gaza y la liberación de los 20 rehenes vivos que aún se encontraban en poder de Hamás, desde octubre de 2023, es sin duda un triunfo político y diplomático para el presidente Donald Trump.
Incluso sus críticos en Estados Unidos y Europa tuvieron que admitir que fue su determinación de lograr un acuerdo pacífico, lo que puso fin a la guerra de dos años.
Aunque aún existen muchas interrogantes sobre si el plan de Trump de 20 puntos funcionará en su totalidad, el fin de los bombardeos y los combates en Gaza trajo una repentina calma al territorio palestino.
Se esperaba que el dramático alto el fuego y las esperanzas de un Oriente Medio más estable persuadieran al comité del Premio Nobel de la Paz para otorgarle el honor a Trump, sin embargo, el premio recayó en María Corina Machado, líder de la oposición por la democracia en Venezuela, cuya valentía y tenacidad personal fueron justamente reconocidas.
Ahora bien, si el acuerdo de paz que él y su equipo presentaron a Israel y Hamás conduce a un futuro más estable, no solo para los habitantes de Gaza sino para Oriente Medio, no hay duda de que el turno de Trump para hacerse con el premio especial es una cuestión de tiempo.
Con mucha frecuencia en el pasado, los sueños de una resolución del tema palestino han quedado en nada. De hecho, el presidente Joe Biden ideó un acuerdo de paz bastante similar, pero fue rechazado.
Se hizo necesaria la llegada de Trump por segunda vez a la Casa Blanca para dar un nuevo impulso a los esfuerzos de paz. Ahora queda por ver si Hamás aceptará los términos del desarme y si se puede crear una nueva autoridad política que proporcione una administración responsable para el territorio.
La creación de un Estado palestino independiente aún parece muy lejana.
El éxito de Washington al reunir a todas las partes para forjar este acuerdo de paz, no solo a Israel y Hamás, sino también a todos los países árabes de la región demuestra que con determinación y fuerza de voluntad se pueden resolver escollos aparentemente insalvables.
Quizás, este logro trascendental también ayude a resolver las divisiones internas y es que es hora de que los políticos estadounidenses alcancen su propio acuerdo de paz.
Republicanos y demócratas deberían trabajar juntos por el bien del país, en lugar de luchar entre sí por sus propios intereses.
El propio presidente podría también bajar el tono con aquellos que considera sus enemigos políticos personales, como James Comey, exdirector del FBI, y dedicar más esfuerzos a buscar la unidad. Si el país estuviera más unido, todos nos beneficiaríamos.
Mientras tanto, Oriente Medio está ante una oportunidad única para transformarse.
Si bien en 2020 se firmó el acuerdo que establece relaciones diplomáticas con Baréin, Emiratos Árabes, Sudán y Marruecos con Israel, Trump también quiere incluir a Arabia Saudita en ese grupo y si la guerra en Gaza realmente ha llegado a su fin, esta ambición podría hacerse realidad.
Este sería otro triunfo para Trump, aunque aún es demasiado pronto para predecir si Arabia Saudí y el resto del mundo árabe están listos para comenzar una nueva era de colaboración con Israel.
Por lo pronto, ahora es momento de celebrar y abrigar esperanzas de un futuro mejor.