El Régimen de Maduro se encuentra en la peor situación de crisis política, económica y social, producto de su reiterada incapacidad, e ineficiencia para resolver el caos integral del país. Sectores aliados tradicionales del PSUV, hoy están las calles protestando al igual que el sector salud, transporte, pensionados y jubilados, profesores y empleados universitarios, comunidades por falta de luz y agua, agregados ahora el sector telecomunicación nacional.
El país se desliza lentamente, pero seguro, en un proceso de descomposición social, agravado por la hambruna, la falta de medicamentos, sin moneda segura, ni valores reales del mercado, y una total inseguridad y anarquía, caldo de cultivo para el crecimiento de una implosión social de alcances y repercusiones inimaginables. El régimen esta de espalda a la realidad y actúan cada día hacia el colapso total y a la consolidación del “holocausto latinoamericano” que representa Venezuela.
A estos elementos internos debemos sumar los efectos de las medidas aplicadas en el campo económico por la comunidad internacional a la dictadura, que tiene una acción demoledora en sus relaciones comerciales y financieras. Un cerco total a su estabilidad económica. La comunidad internacional de países amigos, donde se encuentran los Estados Unidos, Canadá, la comunidad Económica Europea, y 17 naciones latinoamericanas, han logrado tener éxito en sus objetivos, porque su acción solidaria con Venezuela se basa en el respeto a los valores democráticos e institucionales, en la búsqueda de una solución acorde con esos requerimientos muy concretos.
La salida de la dictadura de Maduro nunca contará de parte de estos grandes aliados internacionales, del apoyo a acciones violentas, anárquicas y desprendidas de la lucha democrática constitucional, más cercanas a las acciones de violencia terroristas que hoy azotan al mundo. Esos factores debemos tenerlos claros, si queremos entender en su magnitud real ese respaldo solidario e institucional. En ese mismo marco de actuación, está inscrita la OEA y todas aquellas organizaciones regionales. Seria iluso e irracional, a luz del marco jurídico internacional, pretender creer, que ellos secundarían cualquier desviación fundamental de estos principios.
Ahora bien, cuáles son las expectativas de las futuras acciones del sector político opositor venezolano, aliados con el liderazgo social emergente de los trabajadores de los sectores de la salud, transporte, y comunidades abandonadas. El primero es el reencuentro de las fuerzas opositoras, la organización y preparación del Paro Nacional en fecha próxima, como inicio del cambio de tácticas muchas mas vinculadas a las acciones de protestas sociales, y la posibilidad real de lograr presionar la expulsión de Maduro por la decisión parlamentaria y jurídica del TSJ en el exilio y de la vigente Asamblea Nacional, con apoyo internacional.
En nuestro objetivo político institucional, no está el atentado o asesinato de Maduro, ni de ninguno de sus más cercanos colaboradores. Para eso está la justicia implacable de la Corte Penal Internacional, del Tribunal Penal Internacional y de los tribunales venezolanos, designados, una vez superado los escollos actuales, con jueces nuevos y probos en la aplicación correcta de la justicia. No habrá impunidad.
Ahora bien, el dilema creado: si fue un supuesto atentado el vuelo “Fénix” de un “Dron” cargado de “explosivos” para atentar con Maduro, o por su parte la otra versión de la aplicación de la nomenclatura cubana comunista del “fabricar atentados”, en ambos casos hay un solo o mismo efecto demoledor. Hay quienes piensan que el hecho de mirar corriendo los cadetes militares huyendo de pánico, los llena de complacencia morbosa, y ya está “liquidado el régimen”.
No comparto esa tesis, creo que estamos haciendo un flaco servicio a la oposición en general, porque ahora existen sobradas “razones y justificaciones políticas y legales”, para que la dictadura madurista inicie una feroz represión contra toda la “derecha terrorista y golpista”, encabezada, a juicio del régimen, por los diputados de la Asamblea Nacional vigente, sobre los cuales ya hay un amenaza de referéndum revocatorio y liquidación definitiva, los líderes de los partidos políticos de oposición democrática, el liderazgo social de los trabajadores y las comunidades populares dentro del país, y afianzar su campaña de desprestigio contra gobiernos amigos, y contra los dirigentes y expresiones de la diáspora venezolana diseminada en todo el mundo, en especial en EEUU. No tengo duda de ello. En ambas teorías el gran ganador es Maduro y su corrupto régimen.
Ya Maduro anuncio públicamente que tiene “varios detenidos” dentro del país y sobre el “atentado” acusó al presidente Santos como autor del intelectual del “magnicidio”, que casualidad a los pocos días de la toma de posesión del nuevo presidente Iván Duque de Colombia y lo más grave para los que vivimos en este estado, un emplazamiento al gobierno de Estados Unidos y su presidente Donald Trump, a castigar a los “autores, financistas y ejecutores” que planificaron en Florida, Estados Unidos, su “asesinato”.
Saltarán posibles nombres de muchos dirigentes del exilio, y seguramente puedan venir reacciones inesperadas. En una sola decisión el dictador Recep Tayyip Endogan de Turquía, con su famoso “atentado o autoatentado” asestó un fuerte golpe a su oposición, liquidándola y manteniéndose en el poder por muchos años más, gracias a esta maniobra, que posiblemente le haya recomendado en su reciente viaje de Maduro a Turquía, podríamos tener efectos similares en Venezuela.
En los momentos de real crisis, debe imperar la racionalidad e inteligencia política, sin emociones testiculares, que nos libren de acciones anárquicas y pocas efectivas, y que en definitiva fortalezcan la posibilidad cercana de derrotar la dictadura castro comunista que impera en Venezuela. Los objetivos superiores de la libertad y a democracia deben estar por encima de las aspiraciones individuales, grupales e ilusionistas.