El siguiente trabajo examina las acciones y posibles estrategias del gobierno de Estados Unidos que, en conjunto, parecen constituir una escalada de presión hacia el régimen de Venezuela, más allá de estar planteadas hacia los grandes carteles del narcotráfico en la región, con un enfoque particular en el combate a este flagelo y la desarticulación de los propios carteles criminales en su conducción. Este análisis considera la dimensión geopolítica, la sincronía diplomática y las respuestas de actores clave a nivel regional y global.
Preparación Estratégica y Desvío de Atención:
Esta etapa, que abarca desde la campaña electoral hasta los primeros meses de gobierno, se caracteriza por una serie de movimientos calculados para sentar las bases de futuras acciones, mientras se desvía la atención pública en diversos aspectos.
Campaña Electoral y Nombramientos Clave: Teniendo en consideración como antecedente lo ocurrido durante el primer gobierno del Presidente Trump y lo ocurrido durante el mandato del Presidente Biden, tanto hacia Venezuela como en el contexto mundial. Se continúa en la campaña con una narrativa crítica hacia Venezuela, creando la imagen de un régimen ilegítimo y criminal. Se nombra a figuras con posturas firmes contra Venezuela, Cuba y Nicaragua. El nombramiento de un "negociador" para Venezuela se percibe como una táctica para obtener información, mientras se ofrecen concesiones superficiales ("chupetas chevronadas") a cambio de la liberación de ciudadanos estadounidenses.
Manejo de la Crisis Migratoria: Se inicia una campaña de purga de migrantes ilegales en EE.UU., una estrategia vista como un método para identificar y neutralizar posibles amenazas internas, incluyendo individuos enviados por el régimen venezolano. Este enfoque, aunque brutal y discordante con el apoyo de venezolanos al Presidente Trump, se justifica como una acción legítima de seguridad nacional y cuanto pudiera estar detrás de todo ello.
Etapa 2:
La Intensificación de la Presión y los Pronunciamientos Públicos
Tras un periodo de aparente "indiferencia" pública, la estrategia se activa con una serie de pronunciamientos y acciones que marcan un claro cambio de rumbo, validando la victoria de la oposición en las elecciones del 28 de julio y el desconocimiento de legitimidad de Nicolás Maduro.
Discurso en la OEA y la ONU: El embajador de EE.UU. en la OEA emite un ultimátum, amenazando con retirar fondos y participación si no se toman medidas enérgicas contra el régimen venezolano, paralizando a la organización. Se suma al silencio del recién Secretario General de la OEA, quien planteo muy débilmente una vía de conversaciones y diálogos, al igual que el de la ONU. Estas declaraciones se basan en los antecedentes de violaciones de derechos humanos por parte del régimen de Maduro y el hecho de las actas de votación del 28 de julio, recopiladas por la oposición liderada por María Corina Machado, lo que le da legitimidad a la postura de Washington.
Declaraciones Conjuntas y Sincronía con la Oposición: El Secretario de Estado de EE.UU. y el expresidente Trump emiten declaraciones paralelas, creando un frente unificado. Se declara oficialmente al régimen de Maduro como "terrorista y narcotraficante" y se le vincula directamente con el "Cartel de los Soles" y el "Tren de Aragua".
Aumento de Recompensas y Órdenes de Captura: La Fiscalía General de EE.UU. eleva la recompensa por la captura de Nicolás Maduro a 50 millones de dólares, calificando a su círculo cercano como "narcoterrorista". Esta acción legitima legalmente cualquier futuro movimiento contra el régimen.
Etapa 3: La Acción Militar y la Cooperación Multilateral
Esta es la fase culminante, donde la retórica se transforma en una demostración de fuerza, se pone de manifiesto de la palabra a la acción y se busca la coordinación internacional.
Despliegue Aeronaval en el Caribe: El Departamento de Defensa, a través del Pentágono, ordena el despliegue de fuerzas aeronavales en el sur del Mar Caribe, cada una con un mensaje significativo. Aunque se justifica como una "misión antinarcóticos", la magnitud de la operación (9,000 soldados y múltiples buques) sugiere que es un preludio a una posible intervención más amplia.
Participación de Potencias Europeas: El despliegue no es exclusivo de EE.UU. Francia, desde sus bases en Guadalupe y Martinica, ha aumentado sus patrullas, y la Fuerza Aérea Italiana ha realizado "visitas estratégicas" a las islas del Caribe, se interpretan como un gesto de apoyo europeo a la operación y una señal de que Italia está dispuesta a colaborar.
Coordinación Regional: El Comandante del Comando Sur de EE.UU. intensifica sus visitas y reuniones con gobiernos aliados como Argentina, Paraguay y República Dominicana, entre otras naciones. Estos países, en sintonía con EE.UU., deslegitiman al régimen de Maduro. Adicionalmente, países vecinos como Trinidad y Tobago y las islas neerlandesas de Curazao, Aruba y Bonaire han expresado su apoyo al despliegue, reconociendo la amenaza del narcotráfico que proviene de Venezuela.
Etapa 4: El "Silencio Estratégico" de Rusia, China e Irán El aparente silencio de los principales aliados del régimen de Maduro no debe interpretarse como un abandono, sino como una respuesta calculada a la magnitud del poderío militar estadounidense y la cambiante dinámica global.
Rusia: Un Proyecto Geopolítico a Largo Plazo: El silencio de Putin no es un abandono, sino una táctica. La estrategia rusa, que se remonta a la era soviética, ve a Venezuela como una "cabeza de playa" para desafiar la hegemonía de EE.UU. en el hemisferio. Putin reconoce el poderío militar de la actual administración estadounidense y prefiere evitar una confrontación directa. En su lugar, opta por una "guerra de desgaste", manteniendo su influencia a través de la inteligencia y el apoyo militar de bajo perfil, mientras espera el momento oportuno.
China: Una Alianza Militar y Tecnológica Estratégica: Aunque su apoyo a Venezuela es económico, la estrategia de China es de largo plazo y se basa en la integración militar. Venezuela es el primer país donde China ha integrado su tecnología militar con sistemas de armas rusos (radares chinos con sistemas de defensa antiaérea rusos). Este hecho demuestra una alianza militar profunda que busca consolidar su presencia en el hemisferio occidental, evitando una confrontación directa.
Irán: El Factor Terrorista: La relación entre Venezuela e Irán trasciende lo económico. La cooperación incluye la venta de equipos militares y el presunto apoyo a grupos extremistas islámicos como Hezbollah y Hamás, que han utilizado a Venezuela como un centro de operaciones. La deportación de venezolanos irregulares por parte de EE.UU. podría ser una medida de seguridad para desmantelar posibles células terroristas. El "silencio" de Irán, por lo tanto, es una medida de prudencia para no exponer públicamente la profundidad de su alianza y sus operaciones encubiertas.
Conclusión: La combinación de inteligencia, diplomacia, presión económica y un despliegue militar gradual apunta a una estrategia de "escalada" bien orquestada, con el factor multilateral. No se trata solo de la lucha contra el narcotráfico y brindar seguridad a los Estados Unidos, sino de un plan más amplio para capitalizar estabilidad continental y hasta global, la victoria electoral de la oposición y forzar un cambio de régimen en Venezuela, cuya tarea fundamental ha sido dada el pasado 28 de julio del 2024. La falta de una respuesta enérgica por parte de los aliados de Venezuela, como Rusia, China e Irán, sugiere que la estrategia de Estados Unidos está siendo efectiva al aislar al régimen de Maduro y sus colaboradores.
Gral. Brig. Ing. Antonio Rivero G.
Master in Science (Estrategia) y Analista Político-Militar.