sábado 23  de  marzo 2024
¡Dios y gobierno en acción!

¡Frente a la emergencia, unidad patriótica!

Muchos expresan que de las malas experiencias se deben sacar importantes lecciones para en un futuro preservar la salud del mundo
Diario las Américas | PEDRO MENA
Por PEDRO MENA

Nunca por mi mente tuve la posibilidad cierta de presenciar como testigo histórico la “pandemia” viral en el mundo. Solo a través de historietas y películas de ficción podíamos observar los posibles efectos que, según el guion de la época, podría causar daños entre los seres humanos infectados por un extraño virus diseminado silenciosamente entre la población, sin ninguna vacuna o medicamento apropiado. Hoy la ficción se torna realidad. Los países en sus respectivos continentes luchan con las armas disponibles de la prevención, el cuidado y sanidad personal, contra un enemigo letal y altamente peligroso, mientras aparezca la vacuna ideal.

Casualmente nos encontramos en USA en pleno proceso electoral para designar por voluntad popular al nuevo presidente de esta rica y próspera nación. Será su elección o reelección el camino que marcará en los próximos años el desarrollo integral, político, económico y social de la humanidad, sometida a los vaivenes de oscuros intereses, que muchas veces la colocan en el peligro de la extinción definitiva producto de las incomprensiones y agendas ocultas, colocadas por encima de la paz y la convivencia social entre países y naciones, olvidándose de lo más importante, que todos somos hermanos e hijos de Dios.

Muchos expresan que de las malas experiencias se deben sacar importantes lecciones para en un futuro preservar la salud del mundo. Los pueblos y sus líderes religiosos, políticos, empresariales, profesionales y militares, en los momentos difíciles y de peligro para todos, deben dejar a un lado las rencillas internas, sectarismos y peleas políticas, domésticas y colocarse del lado del corazón y de la sensibilidad de proteger cuidando al tesoro más preciado de la humanidad que es la vida humana. Quien no lo haga le está dando su espalda a Dios en su precepto fundamental: “Amaos unos a los otros”.

Considero un paso muy positivo la actitud del presidente Donald Trump y del vicepresidente Mike Pence, quienes de inmediato, al tener los reportes de sus órganos de seguridad y de protección y sanidad médica en relación con el “virus chino” y su presencia devastadora en el país, dispusieron los operativos de emergencia para enfrentar con responsabilidad y seriedad el avance inevitable de un peligroso enemigo para la salud y economía de la humanidad.

El extraordinario “operador político” y persona de profundas convicciones cristiana, Mike Pence, comenzó a darle vida a un plan surgido de la contingencia federal, producido por calificados profesionales, hombres y mujeres dedicados a las ciencias médicas. Ese primer plan promovió una reunión con los dueños y altos ejecutivos de todas las importantes empresas del ramo médico y de la salud, en búsqueda de soluciones prácticas, además de las orientaciones preventivas, que permitieran atender con prontitud las seguras exigencias de la población infectada e influenciada por la “pandemia asiática”.

Esta acción originó una de las tantas conferencias de prensa en la Casablanca, anunciando felizmente el concurso voluntario de todos los empresarios y el gobierno federal para facilitar en poco tiempo, gratuitamente, las pruebas médicas de detención del virus, en cualquiera de las tiendas locales previamente habilitados para este propósito, destinando 50.000 millones de dólares para tal fin. Posteriormente fueron incorporados hospitales y centros médicos en todo el país. Un gran ejemplo que seguir. La unidad de acción se concretaba.

Más adelante en sucesivas conferencias se fueron ampliando el radio de acción e influencia a todos los niveles de la nación para aumentar la efectividad contra el virus chino agresor. Los gobernadores de estado, los alcaldes y parlamentos locales, fueron integrados al plan federal, jugando cada uno de ellos, un importante papel en su desarrollo y ejecución.

Por su parte una nueva decisión presidencial envía dos buques hospitales de la armada USA a Nueva York y a la Costa Oeste, a los fines de ayudar a mitigar las necesidades de hospitalización masiva por la acción del virus chino.

El propio presidente Trump informó al país, como ejemplo de conciliación y unidad nacional, el gran esfuerzo bipartidista y las conversaciones sostenidas con todos los gobernadores, sin excepción de nadie, ni calificación partidista. Todos unidos por un solo objetivo, salvar el presente y futuro de esta gran nación.

Por su parte, en el Congreso de la Unión vienen trabajado ambas cámaras lideradas por republicanos y demócratas, en la presentación de proyectos de leyes que son aprobadas de urgencia, para atender los requerimientos básicos de la economía en crecimiento, y su posible afectación por la acción de la crisis viral, evitando una larga y dolorosa recesión económica, aumentado la liquidez, bajando al máximo las tasas de interés del mercado, y estimulando la productividad, evitando el desempleo.

Dentro de este marco, pronto los ciudadanos y los empresarios y pequeños negocios estadounidenses recibirán aportes económico producto de una inversión inicial de 100 millones para mitigar la crisis económica, a través de un conjunto de un paquete de leyes especiales de estímulo, que implica inversiones de $50 millones para líneas aéreas, $150 millones para garantías de préstamo, y $300 millones para las pequeñas empresas, con un aporte total de $600 millones de dólares.

Por su parte, los tres gigantes de la industria del motor Ford, General Motor y Tesla, iniciaron la fabricación de los respiradores de aire requeridos de emergencia. Un gran aporte.

Es bueno destacar que el liderazgo político, patriótico y bipartidista, está actuando a la altura de las exigencias fundamentales de convivencia humana, del razonamiento político adecuado y de las expectativas generales que el pueblo norteamericano espera de ellos. No es momento de politiquería y populismo barato. Es la hora patriótica de la nación.

Por los momentos, celebramos con orgullo esta reconciliación nacional, tan necesaria para regular “la guerra política” y poder determinar áreas de trabajo comunes, entre republicanos, demócratas e independientes. El pueblo lo desea y la historia los obliga. Por los momentos, auguramos al presidente Trump y su liderazgo éxitos en este nuevo compromiso histórico. ¡La unión ante la adversidad brindará grandeza a esta gran nación! ¡Dios los recompensará!

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