La respuesta a esta pregunta no es una sola, porque hay quienes consideran que sí…y otros que no, pero lo cierto es que adelantar esta consulta popular contra el presidente venezolano Nicolás Maduro no parece tarea fácil, si consideramos que el control de las instituciones, y en especial del Consejo Nacional Electoral, está en manos del oficialismo.
Precisamente, el ente electoral se encargó de poner la primera piedra en el camino del RR, como se ha bautizado al referendo revocatorio, al exigirle a la oposición una nueva recolección de firmas, esta vez del 20% de los votantes, el equivalente a 3,9 millones de personas. Y aunque la jornada tendrá lugar del 26 al 28 de octubre, el CNE ya ha señalado que la consulta “podría” tener lugar a mediamos del primer trimestre de 2017, lo que beneficia directamente al partido oficialista PSUV.
El objetivo de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) es lograr que el referendo se realice este año, para sacar del poder a Maduro y convocar a elecciones presidenciales en 30 días, lo que permitiría un verdadero cambio a nivel político en el país, con la incorporación de distintos sectores de la sociedad civil en la puesta en marcha de un “acuerdo de gobernabilidad”.
El plan de la oposición incluye propuestas económicas, sociales e institucionales para enfrentar una posible debacle nacional, pero todo parece indicar que esta lucha contra el poder absoluto de Maduro no de los frutos esperados y sólo genere el desgate de un electorado escaso de esperanza.
El chavismo está consiente de esta realidad y es por eso que insiste en descartar la realización de la consulta este año, y el propio Diosdado Cabello, primer vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ha dicho que tampoco habrá referendo en el 2017.
El juego del oficialismo parece claro, pues si la consulta ocurre después del 10 de enero de 2017, fecha que marca el inicio del cuarto año del sexenio, la salida de Maduro implicaría la toma del poder por parte del vicepresidente y en consecuencia el chavismo seguiría mandando.
Y aunque buena parte de la oposición insiste en que hay que luchar a favor de la consulta, bien sea este año, o el próximo, lo cierto es que posponerlo representa una ganancia para al oficialismo, y hacerlo el próximo año también.
Lo primero debilita al electorado contrario a Maduro, que está, según las encuestas, por encima del 60%, y lo segundo, le garantiza al oficialismo una permanecía que les facilitaría activar los mecanismos necesarios para que una nueva figura del chavismo asuma el poder.
Aunque es cierto que Venezuela sobrevive a un chavismo debilitado, es arriesgado asumir que el triunfo de la oposición en esta cruzada por el referéndum revocatorio es un hecho.