Esta semana, la administración estadounidense tomó medidas contra los opresores venezolanos, sancionando a algunos de los involucrados en la trama de la cripto moneda para beneficiar al régimen de Maduro. El último intento de Maduro de crear la esta moneda Petro para eludir las sanciones de los EEUU, significa que la presión financiera que hemos estado aplicando recientemente está funcionando, y la última orden ejecutiva del Presidente, que prohíbe las transacciones del país en respaldo de la Petro, refuerza esa presión. Una y otra vez, Maduro ha intentado desesperadamente idear nuevos esquemas para debilitar aún más las instituciones democráticas, afirmar su poder y evitar toda responsabilidad por la crisis económica y humanitaria que ha creado. Cualquier individuo o entidad que ayude a Maduro a alcanzar esos objetivos y trabaje para enriquecer a los partidarios de este régimen debe ser penalizado con todo el rigor de nuestras leyes.
También me complace que la Administración estadounidense haya mencionado a cuatro funcionarios adicionales del régimen, vinculados a la corrupción y la mala gestión económica. Maduro y sus cómplices son los únicos responsables de la terrible crisis humanitaria que ha matado a miles de venezolanos, incluidos muchos niños inocentes; y deben ser considerados responsables de sus acciones. Insto a la Administración a continuar aprovechando este impulso y utilizar todas las herramientas disponibles para aumentar la presión sobre Maduro, pero también debemos encontrar una manera de apoyar al pueblo venezolano con sus necesidades humanitarias. Espero continuar trabajando con la Administración para avanzar todas nuestras metas y objetivos en Venezuela.
Desafortunadamente, la crisis económica y humanitaria creada por Maduro y su predecesor ha obligado a los venezolanos a abandonar el país a un ritmo alarmante, y muchos de estos refugiados viven en condiciones infrahumanas. El anuncio de USAID de otorgar $ 2.5 millones en asistencia para refugiados venezolanos en Colombia es un comienzo alentador. Pero queda mucho por hacer. Insto a nuestros aliados en Sudamérica a que brinden asistencia similar y abran sus países a los muchos venezolanos que lo necesitan desesperadamente. También, urjo a USAID a aumentar la asistencia a los refugiados venezolanos no solo en Colombia, sino también en Brasil y en toda la región. Finalmente, solicito a USAID que brinde asistencia humanitaria directa al pueblo venezolano trabajando a través de ONG confiables y organizaciones internacionales.
Ya es hora que la comunidad internacional intensifique y proporcione alimentos y medicinas que tanto necesitan los innumerables venezolanos que continúan sufriendo tanto dentro como fuera del país. Solo castigando a los represores y ayudando al pueblo venezolano podemos ayudar a asegurar un futuro donde la democracia, no el totalitarismo, sea la norma en Venezuela.
