La marca Jeep está intrínsecamente arraigada a la historia de la industria automotriz norteamericana. El vehículo militar por excelencia de la Segunda Guerra Mundial ha mantenido viva una tradición que nació cuando las fuerzas armadas de los Estados Unidos buscaron un proveedor que pudiera desarrollar, en un plazo de apenas 49 días, un vehículo de propósito general, general purpose o GP, Yí-Pí en inglés. Willys Overland declinó la oferta, pero American Bantam asumió el reto y presentó los planos del proyecto el 22 de julio de 1940. El prototipo del Bantam BRC fue presentado en Camp Holabird, Maryland, para ser sometido a pruebas por parte del ejército, que lo encontró apropiado. Pero surgió un problema: había que fabricar ese producto a gran escala y Bantam no contaba con capacidad para eso. Fue necesario llamar de nuevo a Willys y a Ford, que produjeron sus respectivos prototipos, el Quad de la primera y el Pygmy de la segunda, que resultaron significativamente similares al BRC de Bantam.
Se fabricaron entonces 1,500 prototipos que fueron sometidos a los más exigentes desafíos, con relevante éxito, y solo fue necesario hacer unas cuantas modificaciones para reducir el peso, que no podía pasar de las 1,275 libras, incluyendo agua y aceite. Se calcula que entre 1940 y 1945, Willys y Ford fabricaron más de 640,000 Jeeps, a un costo entre los $649 y $783 dólares por unidad. Después de la guerra, miles de esos vehículos terminaron sirviendo en las fuerzas armadas de países en todos los continentes y se convirtieron en verdaderos caballos de batalla para las misiones más diversas, tanto militares como civiles, y todavía hoy hacen parte de la vida cotidiana de muchas personas en distintos lugares del mundo, como por ejemplo en Filipinas, donde la mayor parte del transporte colectivo de personas se realiza en jeeps modificados, conocidos como Jeepneys, o en Colombia, donde toneladas y toneladas del mejor café del mundo se transportan al lomo de los populares Yipaos.
Los primeros modelos para uso civil los produjo Wyllis en 1945. Con el paso del tiempo, Jeep pasó a ser parte de American Motors Corporation AMC, que fue adquirida con sus otras marcas por Chrysler en 1987. Hoy, Jeep es una marca de Fiat Chrysler Automobiles y fabrica solamente vehículos utilitarios deportivos y todo-terrenos. En ese portafolio, al modelo Wrangler le ha sido asignada la noble tarea de mantener viva la tradición del legendario Jeep de mediados del siglo pasado. El Wrangler de hoy trae todos los avances tecnológicos contemporáneos, pero guarda la esencia del inmortal vehículo militar, comenzando con su parrilla de siete orificios, su forma cuadrada, su estilo austero, práctico y minimalista, y su indiscutible capacidad para enfrentar con éxito las situaciones más irregulares en los caminos más agrestes.
El modelo que tuvimos oportunidad de someter a prueba, el Wrangler Unlimited Chief, de cuatro puertas y capacidad para cinco pasajeros, viene impulsado por un motor V6 de 3.6 litros, que produce 285 caballos de potencia y está acoplado a una transmisión automática de 5 velocidades, con tracción en las cuatro ruedas, naturalmente.
No es un vehículo muy confortable para el tráfico urbano, tampoco es muy eficiente en lo que toca a consumo de combustible, con 16 millas por galón en la ciudad y 20 en la autopista, no resulta muy bien favorecido en las pruebas de seguridad, con tres estrellas en choques frontales para el conductor y en volcaduras, y apenas dos en choque frontal para el pasajero, ni su precio es muy económico, con un básico que empieza en los $34,245, y puede llegar hasta los $45,700 en la versión que manejamos, pero ninguna de esas consideraciones impide que el Jeep Wrangler sea muy popular y tenga enormes cantidades de fanáticos y admiradores, que evidentemente lo disfrutan a plenitud.