A pesar de que la Casa Blanca parece restar importancia al juicio contra el presidente Donald Trump y transita por un camino paralelo, el impeachment se ha convertido en el único tema relevante en Washington sin que sepa aún aun si podrá impactar la campaña electoral de 2020.
Cuatro expertos legales fueron invitados hace poco, a rendir testimonio ante la Cámara de Representantes, donde dieron su opinión sobre si habría elementos suficientes para una interpelación presidencial con miras a remover de su cargo al actual mandatario.
Tres de los académicos concluyeron que había, sin duda, suficiente evidencia de irregularidades cometidas por el jefe de Estado. El cuarto estudioso, invitado por los republicanos, no estuvo de acuerdo.
En otras palabras, no hubo consenso entre los expertos legales con todo su conocimiento sobre las leyes y la Constitución. Y esto podría ser un reflejo de lo que pasa en el resto del país: no hay concertación.
En realidad, a juzgar por las últimas encuestas, los votantes en general están menos interesados en las audiencias de juicio político que las comunidades políticas y los medios en Washington.
De hecho, el interés inicial está en declive a medida que continúa el proceso.
Solo el 62 por ciento mostró interés en el tema de la acusación en comparación con un 70 por ciento a principios de noviembre, de acuerdo a una encuesta realizada por Hill HarrisX que fue publicada la semana pasada.
En todo caso, se espera que las audiencias en curso, en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes, finalicen pronto para luego pasar al Senado.
Y a menos que surja alguna nueva evidencia sorprendente, el interés a nivel nacional podría decaer aún más.
Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, después de las reservas iniciales, ha puesto todo su peso político en respaldar el proceso hasta el final, bajo el argumento de que no tenía más remedio que actuar.
La semana pasada instruyó a los legisladores para que redactaran los artículos que sustentarán el juicio político antes de una votación en la Cámara.
Al parecer, Pelosi quiere poner el énfasis en que el mandatario cometió una falta grave al pedirle durante una conversación telefónica al líder de Ucrania que investigara las actividades de su rival político Joe Biden y su hijo Hunter, cuando éste trabajaba para una compañía de gas ucraniana.
Esta decisión de Pelosi, la voz más poderosa del Partido Demócrata, asegurará que los procedimientos de juicio político se muevan más rápidamente.
Si hubiera escogido ampliar la investigación a otros temas, las audiencias no habrían durado solo semanas, si no meses, por lo que los artículos se enfocan en abuso de poder y obstrucción de justicia.
Aunque algunos demócratas estaban presionando para realizar una investigación más amplia, Pelosi parece estar apostando su reputación política, para impulsar una investigación rápida.
Esta puede ser una decisión acertada, si Pelosi toma en cuenta la falta de interés que el país ha demostrado en los intríngulis del juicio político.
Si el proceso de juicio llega al Senado en enero y la mayoría republicana vota a favor del Presidente, como se espera, el tema morirá.
Los demócratas tendrán que enfrentar el hecho de que perdieron mientras que los republicanos podrán explotar el fracaso repitiendo la afirmación constante de Trump de que todo el proceso había sido una cacería de brujas motivado por intereses políticos.
Los demócratas están presionados para elegir un candidato presidencial que parezca capaz de vencer a Trump.
La salida de la senadora Kamala Harris de la campaña por la nominación demócrata no fue sorprendente, ya que sus donaciones y el apoyo de los votantes habían disminuido pero sin duda ha dejado un vacío. Cuando comenzó su campaña, fue vista como una de las candidatas más carismáticas y con grandes posibilidades.
Con Joe Biden aun liderando el campo de batalla en muchos estados, la conclusión de las audiencias de un juicio político frustrado aún podría tener un impacto negativo en sus posibilidades de ganar la nominación.
Irónicamente, puede ser que al final, tanto los candidatos presidenciales demócratas como la Casa Blanca, probablemente se sentirán aliviados al ver el final de la saga que sacudió Washington pero que parece dejar indiferente al país.