martes 18  de  noviembre 2025

Justicia o venganza

El dilema entre la necesidad de justicia y el ánimo de venganza es solo aparente
Diario las Américas | JUAN IGNACIO RIQUEZES
Por JUAN IGNACIO RIQUEZES

Hay un falso dilema que se le puede presentar a los venezolanos de buena voluntad con relación al trato que debe darse a los miembros del régimen usurpador, una vez que este sea depuesto. El dilema entre la necesidad de justicia y el ánimo de venganza es solo aparente. Veamos qué significan y a dónde conducen cada uno de estos caminos.

La palabra justicia proviene del latín iustitia, que, a su vez, viene de la raíz ius (derecho).

La palabra venganza proviene del latín vindicare, que, a su vez, viene de la raíz vindex, vindic (vengador). La palabra vindex está compuesta de las raíces latinas vis (fuerza) e index (indicador, señalador, índice). Es decir, indicar o señalar con fuerza.

Durante el período clásico griego, Platón entendió a la justicia como un estado de armonía social, mientras que Aristóteles la percibía como un sistema de igualdad proporcional, dando a cada uno lo que es suyo, o lo que le corresponde.

El Cónsul de la República romana, Marco Tulio Cicerón definía a la justicia como "un hábito del alma, que observado en el interés común otorgaba a cada cual su dignidad".

El jurisconsulto romano Domicio Ulpiano definió luego a la justicia como “la constante y perpetua voluntad de dar a cada uno lo que le corresponde”. Cabe destacar que, para Ulpiano, el derecho consistía en tres reglas o principios básicos: vivir honestamente, no dañar a los demás, y dar a cada uno lo suyo (honeste vivere, alterum non laedere, suum cuique tribuere).

Para el Diccionario de la Lengua Española (DLE), Justicia es el “Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Derecho, razón, equidad”, mientras que Venganza es la "Satisfacción que se toma del agravio o daño recibidos. Castigo, pena".

La venganza está conformada por uno o varios actos generadores de daño, voluntariamente realizados por una o varias personas, en contra de sujetos que estos reputan como culpables de haberles causado daños. La apreciación de la culpabilidad es básicamente subjetiva, el objetivo perseguido por los vengadores no es para el bien colectivo, sino para saciar su sed de venganza personal y su ejecución no fomenta virtud alguna, sino que, las más de las veces, degenera en círculos viciosos muy difíciles de cortar.

La justicia, por su parte, se logra mediante debidos procesos jurisdiccionales reglados, ejecutados por instituciones pulcras que ejercen la autoridad en nombre del Estado, en los que se garantiza la presunción de inocencia y el derecho a la defensa a los imputados, la apreciación de culpabilidad ha de ser objetiva, el interés protegido es de carácter colectivo y su ejecución genera sosiego a la sociedad y paz a las víctimas o a sus deudos.

Frente a la inminente caída del régimen usurpador, los venezolanos debemos tener, más que nunca, una total convicción de que la justicia y la venganza representan cada una la negación de la otra y que, si pretendemos dar rienda suelta al ánimo vengador, perderemos la oportunidad de obtener la paz y el sosiego que solo se consiguen con la justicia.

El no contar actualmente con instituciones pulcras capaces de impartir justicia no puede ser la justificación para optar por la venganza. Nombremos justos jueces y tendremos justicia.

El que opte por ejercer la venganza, ha de saber que dejará de pertenecer al grupo de personas de buena voluntad y pasará a formar parte del grupo de personas de mala voluntad, que originalmente generó el ánimo de venganza.

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@juanriquezes

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