miércoles 27  de  marzo 2024
OPINIÓN

La Masacre de Bucha y la alianza de Cuba y Rusia

El corazón lleno de pánico de la gente se paraliza con los terribles asesinatos en Bucha, uno de ellos es el linchamiento de la alcaldesa de Motyzhin
Diario las Américas | OSCAR ELÍAS BISCET
Por OSCAR ELÍAS BISCET

La realidad es tan evidente con el amanecer que expone toda la trama dolorosa que sufre el pueblo ucraniano, sobre todo a la salida de las tropas invasoras rusas del norte de Kiev. Aquí se observo el engendro macabro del pensamiento de sus caudillos, donde sin el menor pudor y respecto a la dignidad humana dejaron decenas de cadáveres de personas civiles en las calles de la ciudad, que bien está clasificado como la Masacre de Bucha.

La Masacre de Bucha es una catástrofe humanitaria que solo puede conceptualizarse como genocidio. En esta violencia extrema los invasores del ejército ruso-putinista quisieron esconder los cuerpos de sus víctimas en fosas comunes, pero con el apuro algunos quedaron semienterrados y otros en las calles, quizás estos últimos expuestos públicamente con el objetivo amedrentador y anonadador contra el valiente y patriota pueblo ucraniano.

El corazón lleno de pánico de la gente se paraliza con los terribles asesinatos en Bucha, uno de ellos es el linchamiento de la alcaldesa de Motyzhin, Olga Sukhenko y su familia, su esposo Irgo y su hijo Alexander, de 25 años, detenidos el 23 de marzo de 2022 en su casa, como no apoyaron a los invasores y no traicionaron a su pueblo, fueron secuestrados, maniatados, torturados y ejecutados a quemarropa y lanzados en una fosa común. Después del repliegue del ejército invasor, el pueblo de Motyzhin, distrito de Bucha, en la provincia de Kiev, les hizo un funeral público y multitudinario, donde honraron la memoria patriótica y de resistencia heroica de su alcaldesa Sukhenko y su familia.

El ataque ruso ha dejado en destrucción generalizada a decenas de ciudades ucranianas, sobre todo en la parte este del país y en especial la ciudad portuaria de Mariupol, en la costa del Golfo de Azov. Aquí los heroicos ucranianos se han crecido como soldados de la libertad, durante 50 días de guerra contra el invasor ruso y la resistencia diaria a la ocupación forzosa por las milicias pro rusas del Donbas desde el 2014.

En el reciente ataque militar putinista ha destruido el 90% de la ciudad de Mariupol, símbolos tristes de esa acción guerrera son los derribos de un hospital infantil y un teatro de la ciudad, refugio de centenas de niños. Las autoridades ucranianas hablan de 20 mil muertos civiles. Como único los rusos lograron la superioridad militar fue por el uso del arma de exterminio masivo, la bomba química, aunque está pendiente de comprobación por fuentes independientes. Todavía persisten reductos que continuan luchando por cambiar el curso de guerra y hacer la ciudad de Mariupol libre.

Putin quiere la paz de guerra en el Donbas, finalizar la toma del todo el este de Ucrania, desde el norte, la ciudad de Járkov hasta el sur en Odesa, incluso más al sur, junto a los límites de Rumania y Moldavia, la ocupación de toda esa región antigua zarista llamada Novorossiya o Nueva Rusia y festejar el 9 de mayo de 2022, la derrota del nacismo en la Segunda Guerra Mundial (SGM), su pírrica victoria, para después con la posesión de todo el territorio soberano de Ucrania, completar su visión geopolítica de la Nueva Rusia.

Muchas personas y gobiernos de Europa Oriental están temerosos de ser los próximos en la lista putinista, entre ellos, Lituania, Letonia, Estonia y Polonia. Aunque países neutrales como Georgia, Moldavia, Finlandia y Suecia ven el verdadero enemigo en su vecino codicioso de tierra y para salvar su integridad territorial y soberanía nacional se apresuran para formar parte de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN.

La decisión clara y firme de los gobiernos de Finlandia y Suecia de integrarse a la OTAN son un freno a las palabras arrogantes de Putin de poner en sujeción esa voluntad soberana de ambas naciones y su promesa de atacar a esos países si cumplimentan esos acuerdos. En respaldo de esas ideas, el vicepresidente del Consejo de Seguridad de la Federación de Rusia, Dmitry Medvedev, aseguró que Rusia desplegará fuerzas navales significativas en las aguas del Golfo de Finlandia, incluso desplegará armas nucleares.

Estos 50 días de guerra de Rusia contra Ucrania se resalta los viejos fantasmas de la brutalidad del régimen de Putin: los crímenes de guerra, genocidios y el uso de bombas de exterminio masivo durante las dramáticas situaciones en Chechenia y Siria. Crímenes evidentes en las ciudades de Mariupol y Bucha. Por los delitos en esta última ciudad y distrito de la provincia de Kiev fueron condenados en la Asamblea General de la Naciones Unidas y expulsaron a Rusia de la Consejo de Derechos Humanos de la ONU.

La Cuba socialistas es un anacrónico y arcaico aliado de la dictadura de Putin, desde defenderlo en la ONU para evitar las sanciones por violación de las leyes internacionales humanitarias cuando la invasión y ocupación de Putin de los estados soberanos de Georgia (2008) y Ucrania (Crimea, 2014). Ahora en la ONU, en relación con tantas evidencias de crímenes de guerra y genocidios en Ucrania observamos la despreciable y condenable actitud de la tiranía cubana, dirigida por el Partido Comunista de Cuba y cómplice de esos delitos en su apoyo al intervencionismo militar del régimen ruso-putinista.

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