domingo 6  de  octubre 2024

Malos recuerdos

Un estudio propone eliminar nuestros malos pensamientos y ponernos de buen humor sin “ninguna sustancia química”. Esto significa que están pensando en prohibir el vino

Lo han conseguido. En ratones. Llevan mucho tiempo intentado borrar malos recuerdos y al fin lo han logrado. Son científicos de Massachusetts liderados por Susumu Tonegawa. Se trata de un japonés con premio Nobel y eso lo explica todo. Si el Nobel de Medicina se reparte bajo los mismos criterios que el de la Paz, lo natural es que Tonegawa trabaje para lograr que los sanos enfermen. En cualquier caso, estremecen las palabras de uno de los autores del estudio: u201cAhora podemos acceder al interior del cerebro y manipularlo para cambiar el comportamiento asociado a un recuerdo sin usar medicamentos u201d. Y lo presenta como un logro, cuando la realidad es que es un hallazgo aterrador. Si este científico en vez de u201ccerebro u201d dijera u201ctestículos u201d, habría millones de hombres encerrados en sus casas y armados hasta los dientes. Sin embargo, nadie ha parecido sobresaltarse con la noticia. Como si lo del cerebro fuera un asunto menor en el día a día. n

nA los de la Generación del Milenio, que somos incapaces de recordar nada por nosotros mismos sin ayuda de algún aparato electrónico, sólo nos faltaba que alguien nos ayude a borrar cosas de la cabeza. Somos la generación que jamás se acuerda de comprar el pan, la que más dinero ha invertido en post-it, y la única que olvida misteriosamente las fechas de cumpleaños de los demás cuando no hay redes WiFi disponibles. Somos más bien la Generación del Olvido. n

nLo único que guardo actualmente en mi cerebro son miles de contraseñas y cientos de nombres de mi mascota favorita para poder recuperarlas. Así que si estos de Massachussetts apuntan mal con el láser y me fríen por error cualquier otra idea que no sea un mal recuerdo, lo más probable es que mañana no pueda entrar en el correo electrónico, o sacar dinero, o llamar por teléfono. Dicen que esto abrirá una puerta nueva al tratamiento de la depresión, pero lo único seguro es que facilitará enormemente el azuzamiento de la represión. n

nY si aún conservo alguno de mis malos recuerdos jamás querría borrarlo de forma artificial. Los malos recuerdos y los buenos recuerdos. Eso es la vida. El olvido tiene su reloj, y es infalible, y cicatriza sólo lo que ha de cicatrizar. Es muy de nuestro tiempo querer eliminar de golpe todo aquello que nos resulta hostil, pero a veces esas son las únicas cosas que nos obligan a pensar. En la historia de cada hombre, como en la Historia, es fundamental el recuerdo de lo malo. Sólo así se entienden los acontecimientos, las decisiones, y las grandes tragedias. Siempre que el hombre se ha empeñado en inventarse una Historia perfecta ha terminado perdiendo la cabeza, y sin ayuda de ningún Nobel japonés. Del olvido sólo puede salir el olvido. Tierra quemada. n

nLa modernidad tiene cada vez más ese aliciente irracional, como si tuviera muchísima prisa por llegar a ninguna parte. Si las generaciones más antiguas no sabían a dónde debían ir, si las que nos precedieron estaban demasiado seguras de la utopía que querían alcanzar, a nosotros nos ha tocado correr por correr, detrás de nada en especial. Tal vez eso explique por qué ahora los poetas románticos y los cantautores políticos se mueren de hambre. Los chicos están demasiado pendientes de sus pantallas como para poder fijarse en una bella mujer, o concebir un pensamiento político propio. Sin duda, la canción que mejor refleja el gran ideal de la Generación del Milenio es el silencio, tal vez aderezado con el suavísimo repiqueteo de un router.

n nSugieren los autores del estudio que van eliminar nuestros malos pensamientos y ponernos de buen humor sin emplear u201cninguna sustancia química u201d. Esto significa que ya están pensando en prohibir el vino. Los conozco y son así. Seamos francos. La ciencia no ha resuelto aún el asunto de las manchas de chocolate en la ropa blanca. Deberían terminar un trabajo antes de empezar el siguiente. Mientras no sepan borrar las manchas de chocolate sin estropear la ropa, dudo mucho que puedan eliminar malos recuerdos sin estropearnos el cerebro.

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