miércoles 11  de  diciembre 2024
FELO RAMÍREZ

Mr. Béisbol, el rey de los micrófonos

Muchas veces compartí con Felo. Nunca lo vi de mal humor. Y, aunque estaba plenamente consciente de que era un hombre brillante y carismático, nunca se le fue la fama a la cabeza

Por Ricardo Brown

Especial

Felo Ramírez es inolvidable, inmortal. No solo era uno de los mejores narradores deportivos de todos los tiempos. Felo era un caballero en todo el sentido de palabra. Con modales impecables, bien vestido, siempre risueño y amable. Era una enciclopedia del béisbol, pero conocía de prácticamente todos los deportes y poseía una cultura general extraordinaria.

Muchas veces compartí con Felo. Nunca lo vi de mal humor. Nunca dejó de hacer sentir bien a las personas con quienes conversaba. Y, aunque estaba plenamente consciente de que era un hombre brillante y carismático, nunca se le fue la fama a la cabeza. No había falsa modestía en Felo, pero tampoco había nada de arrogancia. Tenía un trato sencillo y cariñoso con todo el mundo. Tengo muchísimas anécdotas de Felo, pero les cuento solo una.

Una vez yo cenaba en un restaurante en San Juan, Puerto Rico, cuando de pronto vi que los demás comensales se ponían de pie y aplaudían. Y es que había entrado Felo Ramírez al lugar. Cuando me di cuenta de esto, yo también comencé a aplaudir a Felo, que saludaba a la gente con el brazo y esa sonrisa única suya. Casi no pudo disfrutar de su cena, Felo. Las personas iban a su mesa a saludarlo, a conversar con él, que atendía a todos con su característica cordialidad. Felo fue un ídolo en Cuba, Puerto Rico, Nicaragua, Venezuela y aquí en Estados Unidos.

Para mi, Felo Ramírez no es solo un monumento al profesionalismo en las comunicaciones. Felo es un símbolo de cómo fue su generación de cubanos. Decente. Honesto. Íntegro. Con clase y elegancia, pero con naturalidad, simpatía y don de gente. Escribo esto y casi sollozo. Tenía 94 años, Felo. Pero para mí, se ha ido prematuramente. Hacia tiempo que no lo veía y sabía que estaba mal de salud, pero me ha afectado mucho su muerte. Siempre admiré a Felo. Hoy, me he dado cuenta que lo quería. Y es que conocer a Felo era quererlo. Nunca lo olvidaré.

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