jueves 28  de  marzo 2024
ELECCIONES 2020

Mujeres, afroamericanos y COVID-19 en las presidenciales de EEUU

La encuesta de ayer, hoy, puede no ser cierta. Los sondeos de opinión no son las elecciones y la última palabra la escucharemos el próximo 3 de noviembre
Diario las Américas | OMAR ESTACIO Z.
Por OMAR ESTACIO Z.

Las mujeres, los afroamericanos y un participante insólito, insospechado, el COVID-19, amenazan con erigirse como los grandes electores en la votación popular fijada para el próximo 3 de noviembre.

Un sondeo del Washington Post-ABC del 27 de septiembre pasado reportó que el candidato opositor Joe Biden, superaba al presidente Trump por 31% entre las mujeres probables votantes y que este último, a su vez, superaba al señor Biden por 13%s entre los votantes probables masculinos.

La pretendida preferencia de las damas a favor del candidato opositor es la que ha prevalecido, si se considera que al totalizar ambos sectores, el señor Biden aventajaría al señor Trump, por 10,83% conforme al promedio de seis mediciones generales al 7 de octubre de The Economist/YouGob; Rasmussen; CNN; Survey USA; CNBC/Change Research y JTN/RMG Research (ver resumen de Real Clear Politics). De concretarse tal tendencia, sería la brecha de género más grande de cualquier elección presidencial en EEUU, desde que la ratificación de la Decimonovena Enmienda constitucional otorgó a las mujeres el derecho al voto hace un siglo.

Sondeos de Wall Street Journal /NBC News del 13 al 16 de septiembre y de Gallup constataron que el señor Biden aventajaba al señor Trump entre los votantes afroamericanos de 90% a favor a 5% en contra, con un rechazo a este último del 87%.

Según el “think tank”, no partidista, Pew Research Center, el segmento electoral afroamericano ha sido del 57% en 2000; del 65% en 2008; del 67% en 2012 y luego descendió al 60% en las elecciones de 2016 en las que la señora Hillary Clinton rivalizó con el propio señor Trump. Tal caída de siete puntos porcentuales en la participación entre los votantes afroamericanos, afectó de manera particular a la señora Clinton en los estados de Wisconsin, Michigan y Pensilvania, lo que a la postre le costó la pérdida de la Primera Magistratura. Esos estados, hoy, aparecen dominados por la opción Demócrata, apuntalados por los votantes afroamericanos (ver el enlace del portal Real Clear Politics, citado supra). El voto afroamericano constituye el 13% del padrón electoral. Su hipotética compactación en torno a la candidatura del señor Biden, sería la segunda circunstancia determinante en la competencia Presidencial. Pero la alta tasa de abstención de tal sector en las pasadas presidenciales de 2016 siembra dudas del impacto del voto afroamericano el próximo tres de noviembre.

Casi 2 de cada 3 estadounidenses desaprueban el manejo del presidente Trump en la crisis del Coronavirus y el 68% de los encuestados expresó que no confía en lo que dice el Presidente sobre la pandemia. El dilema de usar o no usar la mascarilla terminó por horadar su solvencia en el manejo del COVID-19, lo cual a nuestro juicio es el tercer factor que parece inclinaría el resultado de la carrera presidencial.

Nos permitimos recordar lo obvio. La encuesta de ayer, hoy, puede no ser cierta. Los sondeos de opinión no son las elecciones y la última palabra, en el caso que comentamos, la escucharemos el próximo 3 de noviembre. Para agregar suspenso, no siempre el más votado en el sufragio popular ha sido electo, en segundo, grado por los colegios electorales, sobre todo cuando en el voto en primer grado la ventaja ha sido muy cerrada.

¿Y el voto hispano? Su posible fragmentación, entre los dos aspirantes, en particular nacionalmente considerado, le resta impacto, pese a ser ya, la primera minoría que rebasa en número a los votantes afroamericanos.

¿Y los venezolanos?

Tenemos gratitud empeñada con el señor Trump por haber colocado la tragedia compatriota en el primer plano mundial, así como por la adopción de enérgicas sanciones contra Maduro y su pandilla, más allá que no lograron deponer al narcotirano. Nuestra oposición, la verdadera, no la cipaya o colaboracionistas, en particular quienes participan en la gestión del señor Guaidó, están en la obligación ética y también práctica de darle continuidad a los lazos con los sectores vinculados con el Partido Republicano, más allá de ahondar y seguir consolidando vínculos con el sector representado por el señor Biden. Realpolitik. Por lo pronto resulta halagüeño que este último no haya ahorrado epítetos al reiterar que Maduro es un dictador, un megaviolador de DDHH, además del compromiso, muy importante, de otorgarles a los venezolanos refugiados en EEUU, estatus temporal de protección migratoria.

¡Qué Dios ilumine a sus votantes y bendiga a los Estados Unidos de América!

@omarestacio

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