La decisión del régimen de retirarse de la mesa de Barbados esta semana asoma interrogantes y expone una realidad: Maduro no tiene el control.
La decisión del régimen de retirarse de la mesa de Barbados esta semana asoma interrogantes y expone una realidad: Maduro no tiene el control.
El miércoles pasado fue un día de tensión interna entre los jefes de la dictadura. La dureza de nuevas sanciones de Estados Unidos activaron en la élite del régimen la certeza de que Maduro estaba utilizando la mesa de negociaciones para salvarse él solo. Los más molestos son el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López y el presidente de la ANC, Diosdado Cabello.
Padrino reaccionó particularmente brusco en un tuit a principios de la tarde de ese miércoles, amenazando a los responsables de las sanciones y exigiendo justicia en nombre de la FANB. Trataba así de cohesionar la institución y ante ella, pronunciarse como máximo líder ignorando a su comandante en jefe. Ese fue el principio de la patada a la mesa. Y aunque la crisis podría tratarse de un retiro temporal que concluya en la ampliación de la delegación oficialista donde Padrino y Diosdado exijan tener sus representantes, la crisis de poder y la disminución de Maduro ha quedado en evidencia. Y así el régimen pretenda desviar el tema mintiendo sobre el suministro de alimentos y medicinas, las sanciones han sido un duro golpe para la mafia de Miraflores.
Maduro y su equipo de confianza -los hermanos Jorge y Delcy Rodríguez y el canciller Jorge Arreaza-, habían reiterado que bajo ninguna circunstancia se retirarían de la mesa de negociación. Ya entrada la noche, Maduro lanzó una cadena donde insultó al presidente Trump y a John Bolton. No informó del retiro. El anuncio lo hizo Jorge Rodríguez cerca de una hora después. ¿Qué pasó en ese tiempo? ¿Qué o quién o quiénes le doblaron la muñeca a Maduro? Luego, él mismo llamó a "Con el mazo dando". Con una voz sumisa y afectada, parecía el subordinado de Diosdado Cabello.
Se sabía que tarde o temprano aflorarían facturas y molestias alojadas en la FANB desde del 30 de abril. Porque si bien Padrino es el jefe, también está endeble. La paranoia entre ellos hace que se crucen visiones e informaciones. En DGCIM y SEBIN han llegado a afirmar que el general Cristopher Figuera ha entrado y salido dos veces.
Para calmar ciertos ánimos, Maduro ascendió a Jesús Suárez Chourio a general en jefe. Fue su alternativa para un oficial con ascendencia en la FANB. La vieja conseja dice: téngalo cerca, donde usted pueda ver qué anda haciendo.
En ese mismo paquete, Cilia, que no quiere a Diosdado, decidió que debía premiarse más gente que fuese allegada a Padrino López. Así que agregaron a unos muchachos que no habían ascendido en julio. A ver si con eso le mejora el humor a Padrino quien según miembros de su entorno viene sufriendo preocupantes cambios de ánimo que perjudican su salud. El Zulia sigue siendo su refugio.
Pero toda acción tiene sus consecuencias y la interferencia de Cilia sólo genera más ruido. No es bien recibido que la madre y tía de corruptos y narcotraficantes se meta en peleas decisivas de poder porque los expone a más sanciones. Y golpear a Diosdado tiene su costo. A fin de cuentas está agrediendo a quien se ha apropiado del partido y preside la fraudulenta ANC que, según el militar, es el único ente autorizado para convocar elecciones. Solo le faltó afirmar: “me necesitan a mí”. Diosdado debe haber pensado que Maduro no ha sido coherente con su lealtad. No le ha tomado en cuenta para ninguna estrategia como la decisión de sentarse en una mesa por invitación de Noruega. También a Diosdado le molesta el capricho de Maduro con Héctor Rodríguez, solo por ser de la generación de Juan Guaidó ¿Y él? Por fuera.
La presencia activa del régimen en la mesa aún en las condiciones más adversas parecía consistente. Pero con líos internos, todo se les complica. Diosdado sabe que en un eventual acuerdo, la Asamblea Nacional Constituyente será eliminada. Por eso la presión para que se adelanten las elecciones legislativas con la apuesta de lograr fracturar a la oposición.
Maduro sabe alterar a Diosdado. Mantener dos cartas bajo la manga con el rostro de adversarios intolerables para él, Henri Falcón y Vladimir Padrino, es una manera. Y por eso Diosdado azuza para que incorporen al suyo: Claudio Fermín.
En ese mismo enredo interno y con los ascensos como instrumento de conciliación, quedaron heridas. ¿Algunos se preguntan por qué no fue ascendido Néstor Reverol? Tratan de explicar que Reverol como general en jefe alteraría el equilibrio que los jefes de los otros componentes le tienen miedo. Han llegado a decir que Reverol es un Pérez Jiménez.
Así que aunque pretendan negarlo, la FANB es un hervidero. En general, el régimen lo es.