martes 16  de  septiembre 2025
OPINIÓN

No estás solo. Ellos sí...

Ser persuasivo es elegir los medios menos aparatosos e incómodos, tanto por quien envía el mensaje como por el que lo recibe. Sin engolosinarse pero sin aletargarse

Diario las Américas | ORLANDO VIERA-BLANCO
Por ORLANDO VIERA-BLANCO

En alta mar las fuerzas estadounidenses (Navy/Coast Guard) realizan rutinariamente interdicciones contra buques sospechosos de narcotráfico y han aumentado esas operaciones en el Caribe. El comando Sur [Southcom] no ejecuta un bloqueo mercante sino un peaje vigilante de narcotraficantes. No está planteada una actuación directa dentro de aguas territoriales venezolanas.

Pero actos de provocación o ataques a guardias costeras en mar internacional [al pie del Estado ribereño] cambiarían el tablero. La tensión reposa en la falta de cooperación en aguas venezolanas por un Estado señalado como narcoterrorista […] En el derecho del mar (UNCLOS) y manuales de procedimientos, una embarcación navegando “sin bandera” a alta velocidad en aguas [internacionales] fronterizas [desde un estado pabellón cuestionado] no puede esperar otra reacción que un acto progresivo de fuerza militar.

Toca analizar cómo este estado de tensión, alarma continua y apocamiento de fuerzas militares foráneas podrían desencadenar [des]pliegues y [des]obediencia en unas FFAA venezolanas cooptadas y capturadas por la ideología y la militancia. ¿Estamos en presencia de un quiebre definitivo del Estado Fallido? La Casa Blanca, las FFAA venezolanas [institucionales], María Corina y la Sociedad Civil serán factores decisivos…en ese orden.

Factores claves de la transición política: Sin unidad no hay guacamayas

Analicemos las fortalezas y debilidades que podrían conducir a un proceso de cambio político en Venezuela. En primer lugar tenemos la cohesión y lealtad de las Fuerzas Armadas Bolivarianas (FANB) como principal variable. Una transición pacífica requeriría fracturas o deserciones en mandos claves. Más adelante veremos los elementos determinantes de esas fracturas.

En segundo lugar, la variable apoyo internacional y regional: EEUU necesita acciones sincronizadas con países vecinos (Colombia, Brasil, el Caribe) y actores claves multilaterales (ONU, OEA, UE) para legitimar y sostener cualquier estrategia de transición. Estos son los actores de legitimación y pliegue estratégico.

En tercer lugar, debe existir capacidad y voluntad de la oposición interna de removilizarse: organización civil, disciplina, amplitud sociopolítica, liderazgo creíble y capacidad de capitalizar fracturas militares.

En el contrabalance están los aliados del régimen (Rusia, Cuba, Irán, China) y su capacidad de disuasión: apoyo logístico/militar al régimen. A lo interno de EEUU, otros factores también cobran relevancia: tolerancia política doméstica en EEUU (Congreso, opinión pública) con relación a operaciones más allá de interdicciones navales o sanciones.

Atención: Las variables in comento inevitablemente conllevan nuevas negociaciones [implícitas o expresas] que incluyan salidas seguras para la élite [impunidad limitada], transición híbrida [si es necesaria] y garantías de elecciones [libres, justas y transparentes]. El requisito transicional clave: el pliegue militar [en remojo], la alianza internacional [determinada] y la unidad política y monolítica del liderazgo ciudadano [un gran desafío]. Sin unidad no vuelan las guacamayas…

Vivimos el preludio de posibles eventos determinantes. Es prudente comprender que no es un proceso inminente, pero a diferencia de otros, el leverage [la capacidad de inducir desenlaces] lo lidera un factor externo, el presidente Donald Trump, y a lo interno: María Corina Machado et al.

Existen riesgos palmarios que EEUU se vea envuelto en un conflicto en el Caribe que dificulte forzar una transición política en Venezuela:

i.- Escalada militar y choque directo con fuerzas venezolanas o aliados externos generando un posible conflicto regional [poco probable];

ii.- Rally round-the-flag o acciones externas que pueden reforzar la narrativa del régimen y aumentar su control interno [en proceso];

iii.- Deterioro de relaciones con países caribeños y latinoamericanos si perciben violación de “soberanía” que dificulten la cooperación necesaria para una transición;

iv.- Legitimidad legal: Acciones de fuerza transfronterizas generadoras de fuerte escrutinio en EEUU, quien vale agregar, tiene varios frentes de conflicto abiertos y latentes [Rusia, Ucrania, Polonia, Qatar, Israel, China, Irán].

¿Qué condiciones aumentarían sustancialmente la probabilidad de una transición? Las deserciones en mandos medios/altos de la FANB son una variable dependiente, clave. El colapso financiero de redes delictivas que sostienen al régimen (congelamiento de activos, bloqueo de rutas de narcotráfico y lavado) está provocando un resquebrajamiento de las estructuras criminales.

La coordinación multilateral (Colombia, Brasil, CARICOM, OEA, EU) ofrece una hoja de ruta política y garantías post-Maduro. EEUU ha dicho que “no cambia gobiernos a capricho” y aun activando ofensivas que puedan conducir al cambio, tiene otra variable dependiente: la organización interna de una transición sostenible […] Esa transición política, pacífica, legal y sostenible pasa por: i.-Fortalecer unidad política y canales con las fuerzas armadas disidentes; ii.-Consolidar propuestas de gobernanza transicional con garantías laborales y judiciales claras; iii.-Documentar violaciones y mantener relaciones con organismos internacionales para sostener legitimidad.

Una “transición” inducida únicamente por una presencia militar estadounidense en el Caribe es poco probable por sí sola—salvo que se produzca un pliegue decisivo dentro de la FANB y un repunte financiero sostenible del nuevo régimen.

Nuestras FANB. Estructura, realidad y desafíos

No podemos descartar que la disidencia de actores de las FFAA comience por sus cúpulas. La FANB está organizada en seis componentes formales: Ejército, Armada (Infantería de Marina), Aviación, Guardia Nacional, Reserva Nacional y Milicia Territorial. Las ramas principales (Ejército, Armada, Aviación, Guardia Nacional) dependen operativamente del Comando Estratégico Operacional (CEOFANB). El presidente nombra a los jefes y controla la cúpula militar.

En la práctica, la Guardia Nacional y unidades ligadas a la seguridad interior/contrainteligencia tienen un papel clave en el control político interno. La FANB también está fuertemente inserta en la economía (empresas del Estado, control de puertos, minería y PDVSA). Ese entrelazamiento económico es un pilar de poder […] Existen aparatos de seguridad paralelos e institucionalizados (inteligencia militar, DGCIM, y estructuras paramilitares o colectivos clientelares) que funcionan como “seguro” del régimen contra fracturas internas.

Los incentivos que mantienen la lealtad son los beneficios económicos, la cooptación y/o captura del Estado: participación en contratos, concesiones (minería, importaciones) y redes ilícitas (según denuncias y sanciones internacionales). El control de rentas es el ancla más fuerte. La promoción de ascensos, plazas seguras y prebendas forma parte del clivaje climático en la carrera militar.

En otro plano, la seguridad personal y de élites también comporta un factor disuasivo y de control: temor a represalias, prisión o persecución si no cae el régimen. Son miles los casos de persecución, encarcelamiento, tortura, asesinatos [crímenes de lesa humanidad], perpetrados contra civiles y militares. Un factor de injusticia e indignación que también obra en contra del régimen. La lealtad ideológica chavista en mandos y cuadros y la socialización política vienen siendo sensiblemente vulneradas. El reparto de redes de patronazgo no da ni autonomía ni satisfacción suficiente.

Un factor relevante en ‘la estructura militar’ es la presencia de actor(es) externos (Rusia, Cuba, China, Irán) y la narrativa de amenaza externa pueden consolidar solidaridad por “defensa nacional”. La mayor vulnerabilidad estaría en los mandos medios y suboficiales en unidades fronterizas y costeras. El contacto directo con redes de contrabando/narcotráfico y presión operacional son los canales por los que pasan incentivos ilícitos. Si se cortan flujos y se ofrecen salidas seguras, negociar es una opción plausible, porque la ‘negociación’ no es política, es policial.

Los altos mandos también podrían verse seducidos y ganados a un proceso de restauración institucional. No todos los intereses económicos están totalmente asegurados “en revolución”, en momentos que su red de cooptación y captura pierde valor y su permanencia [privilegios] es menos probable sin garantía de seguridad o impunidad pactada limitada.

¿Qué debe hacer María Corina Machado para maximizar la posibilidad de una transición sostenible?

Hagamos un análisis de escenarios en tiempo dividido:

i.- Inmediato (0–3 meses),

ii.- Mediano (3–12 meses)

y iii.- Institucional (12+ meses).

En lo inmediato, Machado debe proteger su credibilidad y construir palancas. Ello supone consolidar su seguridad personal y operativa. Su narrativa debe ser estratégicamente reservada y prudente.

En lo orgánico y político María Corina debe construir una oferta creíble y pública para mandos medios: un paquete de seguridad/beneficios condicionales (visas, protección familiar, preservación de pensiones) que faciliten la transición. Debe ser comunicado discretamente y por canales neutrales. Además, debe ofrecer un marco claro de gobernanza transicional (hoja de ruta pública). ¿Qué pasará el primer día del gobierno de transición civil, calendario electoral, garantías para FFAA no involucradas en crímenes? La incertidumbre genera resistencia militar.

Adicionalmente —hemos dicho— debe asegurar alianzas regionales y garantes internacionales: negociar compromisos con Colombia, Brasil, EEUU, CARICOM, OEA y la UE; garantías de seguridad, justicia transicional y apoyo económico. La presión multilateral reduce costos de represalia.

A mediano plazo (3–12 meses) es preciso erosionar la captura económica del Estado y consolidar fracturas:

i.-Un Targeting financiero inteligente que coordine con socios internacionales la congelación y decomiso de activos vinculados a redes que sostienen a mandos claves;

ii.- Vías legales para alcanzar procesos eficientes de cooperación;

iii.- Operaciones de persuasión y comunicación dirigidas a oficiales medios (no sólo la población) que contengan un mensaje de "salida-segura” y apoyo internacional;

iv.- Pruebas de impunidad limitada para crímenes graves, pero garantías para quienes no los cometieron;

v.- Un plan de integración y vetting integrando por fuerzas leales en esquemas reestructurados que eviten el vacío de mando post-transición.

A largo plazo, institucional (12+ meses) se debe ir a un proceso de consolidación de la transición:

i.- Justicia transicional equilibrada. Establecer una Comisión de Verdad y mecanismos de justicia selectiva, esto es, procesos por crímenes graves pero amnistía condicionada para conductas administrativas/obediencia sin participación en crímenes) y juicios con garantías;

ii.- Reforma institucional y control civil del Estado: posible proceso constituyente y de reforma constitucional que conduzca a la re-civilidad de la vida institucional y el estado de derecho;

iii.- Recuperación económica rápida y visible: proyectos de impacto que puedan traducirse rápidamente en apoyos locales y en disminución de la capacidad cooptadora delictiva (empleo, inversión en áreas afectadas por minería ilícita y control de puertos).

Conclusión práctica. Factores concurrentes

Sin un aliado fuerte y determinado en la lucha contra el crimen organizado que supone un reto contra el caos republicano y la restitución democrática, es cuesta arriba lograr un objetivo de cambio. La “pelea” sin esa alianza es muy desigual. Pero aun existiendo ese aliado, sin quiebre o desprendimiento real y motivado de las FFAA, tampoco es plausible cabalgar hacia la transición. Lograda ‘esta secuencia’ tenemos que el liderazgo opositor debe ser aglutinador, disciplinado, inteligente e incluyente. Sin esas virtudes la transición será frágil y efímera.

La palanca inicial y eficaz para inducir el pliegue institucional de FANB es la combinación de agentes externos e internos. Tanta responsabilidad tiene una alianza de máxima disuasión externa, como un trabajo interno de aseguramiento de pliegues, oferta de impunidad limitada e integración real a los procesos de reestructuración de las FFAA.

En lo civil, la oferta social, económica, política y humanitaria debe ser visible y proactiva. Un salto a nuevos feudos de control político y económico, es un salto a la fragilidad transicional. Es el alumbramiento de una democracia moderna por incluyente, descentralizada, abierta y liberal, es irreductible.

Para María Corina Machado la prioridad política inmediata es visibilidad de un plan y capacidad de negociar garantías. Sin confianza—ni interna ni externa—los mandos medios no se arriesgarán. Sus declaraciones públicas (y su plan económico) le dan plataforma, pero debe convertir eso en paquetes concretos para civiles, militares y garantes internacionales.

Trump [aliados], FFAA, María Corina y Sociedad Civil, indivisiblemente, tienen en sus manos la capacidad de emplazar y lograr el pliegue cívico-militar por una reforma histórica de Venezuela. Todo el continente incluido. Tómense el tiempo necesario para hacer las cosas bien hechas. Como dice el refrán: “¡La lengua no tiene hueso! ¡Pero rompe el pescuezo!” Momentos de elevada prudencia, paciencia e inteligencia.

Ser persuasivo es elegir los medios menos aparatosos e incómodos, tanto por quien envía el mensaje como por el que lo recibe. Sin engolosinarse pero sin aletargarse.

No estamos solos, ellos sí. Buen mensaje...

@ovierablanco

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