Obama no puede pedir ni tiempo ni paciencia con Irán
Las palabras del presidente estadounidense Barack Obama sobre Irán en su discurso del Estado de la Unión esta semana han creado más dudas que certezas. n
De hecho, la ambigüedad de Obama con respecto a este tema no hace sino aumentar la incertidumbre de una comunidad internacional que lleva meses buscando respuestas del hombre más poderoso de la tierra y no hace más que encontrarse con evasivas o lugares comunes como toda respuesta.
En ese sentido, la actuación de Obama fue más política que nunca, abogando por el uso de la diplomacia como toda respuesta a las amenazas que representa Irán hoy en día. n
En un mundo ideal, las palabras del presidente serían recibidas de buen gusto por cualquiera. Sin embargo, el mundo de hoy en día está dirigido por una serie de intereses que poco o muy poco tienen que ver con la imagen que Obama quiso ofrecer.
No hay más que recordar sus propias palabras hace poco, en las que afirmaba que Irán sigue patrocinando a grupos criminales, entre los que se encuentra Hezbolá.
El siglo XXI -lamento tener que recordarlo- es el siglo del 11 de septiembre de 2001, el siglo donde de manera diaria democracias como Israel se ven atacadas diariamente por grupos terroristas como Hamás.
El siglo en el que muchos de nosotros perdimos la ingenuidad, obligados por la violencia. nDebido a esto, Obama no puede pedir a la población tiempo y paciencia con Irán. No es momento de dejar hacer.
Los gobiernos de todo el mundo deberían ser previsores y asegurarse que los ciudadanos no estamos expuestos a la violencia de regímenes violentos y extremistas, que no siguen ni seguirán las leyes internacionales.
Pedirnos que confiemos en Irán es como pedirle a un gato que no se coma un ratón. nAdmiro profundamente el carácter de Obama, sus ansias por conseguir la paz y su deseo por un mundo mejor.
No obstante, sus últimas palabras han afectado la credibilidad que durante tanto tiempo se ha granjeado. nHablar de una manera tan banal sobre Irán o sobre lo que sucede en esta parte del mundo, es dar alas a aquellos que no demuestran ningún respeto ni sentido común.
Y no son palabras, son hechos, tal y como demuestran las constantes declaraciones provenientes de Irán, que no dejan pasar una ocasión para pedir el aniquilamiento de Israel. Aunque esto es solo un ejemplo de los miles que existen ahí fuera. n
Esperemos que Obama recapacite y entienda que la solución tiene que ser tomada con agilidad y rapidez.
Aquí no caben las medias tintas, y me temo que tampoco la diplomacia. Aunque ojalá, ojalá fuese así.