De las primeras tareas que debemos acometer los venezolanos cuando esta dictadura finalmente colapse, está la de ponernos de acuerdo sobre la Visión y el Plan del País que queremos para los próximos treinta años, que anticipamos habrán de ser muy pragmáticos y sin tintes ideológicos.
Para comenzar con buen pie el próximo capítulo de la historia republicana venezolana, será de vital importancia que la sociedad cuente con una visión compartida del futuro a corto, mediano y largo plazo y que esa visión esté desarrollada en un plan que sea claro, entendible, esperanzador, realizable y que coloque al ciudadano al centro de la acción del Estado. Los ciudadanos venezolanos necesitaremos una guía que nos permita iniciar, transcurrir y culminar exitosamente, un proceso de transición que promete ser largo, complejo, delicado y plagado de no pocos obstáculos, sorpresas y zancadillas.
Muy favorablemente para los venezolanos, existen en el país instituciones y tanques de pensamiento muy calificados y bien reputados que han dedicado bastante tiempo y esfuerzos en colectar, organizar y divulgar las ideas, opiniones y propuestas para el desarrollo del país, emanadas de los cerebros mejor amoblados del Planeta, incluyendo entre ellos a muchos venezolanos.
Valga mencionar y reconocer los aportes efectuados en Venezuela por el Centro de Divulgación del Conocimiento Económico (CEDICE-Libertad); el Centro de Estudios para el Desarrollo de la Universidad Central de Venezuela -CENDES-; la Fundación Centro Gumilla, uno de los centros de investigación y acción social de la Compañía de Jesús en América Latina; el Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales (ILDIS) fundado en 1973 y financiado por el Ministerio de Cooperación Económica de Alemania, que se dedica al análisis social, político y económico venezolano; el recientemente fundado Consejo Venezolano de Relaciones Internacionales (COVRI), centrado en el ámbito de las Relaciones Internacionales y la política exterior de Venezuela; los centros de estudios de muchas de nuestras universidades públicas y privadas; los entes como el Grupo Jirahara, que por ya tres décadas ha organizado seminarios anuales de muy profundas y calificadas disertaciones; o los grupos de cortes libertarios como el llamado Venezuela Futura, entre muchos otros grupos que igualmente sugerimos considerar.
Desde fuera de Venezuela, también hay aportes muy valiosos como el que, durante los últimos ocho años, viene realizando la muy interesante iniciativa denominada Plan País, que se define a sí misma como “…una organización sin fines de lucro con el objetivo de ser una plataforma para jóvenes venezolanos en el exterior del país. Proporcionando experiencias educativas relacionadas con el progreso de Venezuela y al mismo tiempo creando una gran red de jóvenes venezolanos aliados en el exterior...”.
Además de los esfuerzos provenientes de la sociedad civil, cabe también destacar y considerar a las propuestas de futuro que han venido presentando las distintas organizaciones políticas que hacen vida en el país.
La propuesta de Control Civil es que se conforme, lo antes posible, un grupo de representantes de los cuerpos intermedios de la sociedad (sindicatos, gremios, cámaras, colegios profesionales, universidades, ONG, Iglesias), bajo la denominación de Comité Ciudadano Pro Plan Venezuela 2050, y que se encargue de coordinar todos los esfuerzos tendentes a la elaboración de dicho plan, en un plazo relativamente corto.
La legitimidad del Plan Venezuela 2050 estará directamente relacionada con la amplitud de la base de consulta y discusión que conlleve a su elaboración, así como del mecanismo que se adopte para su aprobación.
En tal sentido, se sugiere que el referido Comité Ciudadano, con la asesoría de los departamentos de planificación de nuestras universidades, coordine equipos de trabajo en los que participen representantes de todos los cuerpos intermedios de la sociedad, en conjunto con las instituciones y tanques de pensamiento antes mencionados, con el objeto de proceder, en un primer momento, a elaborar y proponer la Visión de país a corto, mediano y largo plazo; y, en un segundo momento luego de la aprobación ciudadana de la Visión, a elaborar y proponer el Plan Venezuela 2050, para su aprobación también por parte la ciudadanía.
En la elaboración tanto de la Visión de país como del Plan Venezuela 2050 habrá de ponerse especial cuidado para que su texto sea claro, nítido, corto y de fácil comprensión. Esto será clave para que el esfuerzo de planificación redunde en la alineación de la ciudadanía y se genere la masa crítica, conveniente y necesaria, en torno a la negociación de un nuevo pacto social venezolano.
No hay manera de que la sociedad venezolana cambie la realidad inhumana, injusta, asfixiante e inaceptable que le agobia sí no define previamente un plan con un derrotero distinto hacía el cual dirigirse. Esa es la invitación que acá hacemos.
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@juanriquezes