Si es verdad que sólo los niños y los ebrios dicen la verdad, supongo que los asesores políticos intentan mantener a sus jefes alejados de estos perfiles que pueden llevarles a situaciones embarazosas. Michelle Obama participó en un evento con niños el pasado jueves y se encontró de bruces en un jardín que seguro no estaba en el guión del equipo que le prepara su agenda como primera dama de los EEUU. n
Transcurría la edición anual de la jornada"Lleva a tus hijos e hijas al trabajo", en la que los empleados de la Casa Blanca enseñan a sus pequeños como es el día a día de su labor profesional. Lo que se suponía que era un encuentro relajado y festivo dio una giro radical cuando Charlotte Bell, una niña de 10 años, se dirigió a la esposa de Barack Obama y le sorprendió con un mensaje."Mi padre lleva sin trabajar tres años y quiero darte su currículum u201d, le dijo mientras le hacía entrega de la hoja de vida de su progenitor desempleado. nFue ese cambio de registro al que todo guionista de cine aspira para levantar de su silla al espectador. Charlotte, como el niño del cuento u201cEl traje nuevo del emperador u201d, de Hans Christian Andersen, no se sintió partícipe del jolgorio de sus compañeros y de la corte de halagadores de la señora Obama y gritó en versión 2014 aquello de u201cpero si el rey va desnudo u201d. n
Hay que reconocer que la primera dama reaccionó de la manera más acertada, porque lo hizo desde el corazón. Charlotte consiguió conmoverla y ese abrazo sincero que ha visto en el mundo entero es un gesto que compartimos todos los ciudadanos de bien ante ese drama que se vive en millones de hogares y que no entiende de fronteras: el desempleo. nDe la humanidad y compasión de los políticos hablaba precisamente este viernes mientras desayunaba con dos excelentes periodistas, Gina Montaner, que ahora comparte su sabiduría y experiencia en Telemundo51, y Juan Fornieles, flamante nuevo director adjunto del diario El Mundo de España, recién llegado de Boston, donde se ha sacado la espinita de acabar el maratón que el año pasado tuvo que abandonar a 800 metros de la meta por el desgraciado atentado terrorista. n
Gina nos alertaba de la epidemia que existe entre los políticos que ha provocado que mucho de ellos hayan perdido la compasión, la humanidad en el sentido más básico, la capacidad de meterse en la piel del otro y compartir sus problemas. n
Más allá de las ideologías, el poder aísla de la realidad de la calle y cuando los periodos en la poltrona se alargan demasiado provocan una desconexión dramática entre los que mandan y los ciudadanos. n
La política, la vocación de servir a tus semejantes, de ayudar a solucionar sus problemas es sin duda una de las tareas más bellas y ambiciosas en las que alguien se puede embarcar. Por eso hay que abrir la puerta a que los mejores accedan a los cargos públicos pero también es necesario garantizar una salida rápida y no lesiva para cuando se acaba esa desconexión emocional.