Metieron preso ¡otra vez! al bolivariano Clintonvizquel. Una raya más pa’ un tigre. Días atrás, apenas, había arrollado a una ancianita al atravesársele a su Hummer envenenado, en una transversal de la Lagunita Country Club, de Caracas, Venezuela.
Que el susodicho estuviese echando piques o carreras de autos con varios compinches. Que la octogenaria haya quedado lisiada de por vida, por no decir medio muerta. Que el conductor, al igual que sus altospanas, se tragasen la luz roja, no socorriesen a la accidentada y en su defecto se hayan dado a la fuga. Que en el instante de los hechos, estaban tronos, con carburante del más ilícito octanaje, es lo de menos. Ahora viene lo de más:
Media horita, tan solo, de calabozo. En específico, hasta que sus amantísimos padres, los no menos bolivarianos Yakelingertrudis y Güilliamsfreddy III, se presentaron al precinto policial, guapos, apoyados y se identificaron con el oficial de guardia –de comisionados Presidenciales pa’rriba, rezaban sus carnés. En la Bolivariana, suficiente para aterrorizar a cualquiera.
Acto seguido, con modales no muy gentiles, por cierto, le advierten al frustrado carcelero que el preso será él, si no deja libre ¡ya! a su muchachito. Y además, destituido, degradado, sin derecho a pataleo ni jubilación, como un Andrew McCabe, cualquiera. No obstante, para no perder la costumbre, es decir, sobornar por sobornar, le mojan la mano al agente policial.
Lectoras y lectores que han sintonizado tarde las presentes crónicas: ¡Hora de ponerse al día!
Clintonvizquel, es paradigma, epítome, botón elocuente que muestra, las (des) generaciones de relevo del supuesto “Hombre Nuevo del Socialismo del Siglo XXI”. 34 abriles, bien cumplidos, incapaz de trasponer las infranqueables barreras –infranqueables para, él– del tercer grado de educación primaria, lo cual no ha sido óbice para darle un patadón a la pobreza.
De las muy modestas –pero cómodas e higiénicas– viviendas construidas por Banco Obrero, antes del advenimiento de Hugochávez, directo y de sopetón, junto a sus corruptos y corruptores padres, a la opulencia más jactanciosa.
Ahora, el lío en que se ha metido, es serio. Le pusieron los ganchos, la CIA, el FBI, la DEA y hasta los boy scouts ¿Y nadie le advirtió a Clintonvizquel, que NY era destino peligroso para los bolivarianos saqueadores de la Tesorería Pública venezolana? Más pudo la concupiscencia, el furor de Mesalina, por derrochar físico en la Fifth Avenue al volante de su Ferrari Testa Rossa. La voladora ha debido ser de pronóstico ¡Atreverse, a trancar el tránsito, en Manhattan, frente a la sanctasanctorum “Trump Tower”, vocear Yankees ¡go home! y otros venablos anticapitalistas, nada decentes…!
No hubo necesidad de formalizar el interrogatorio de rigor. La retahíla de Clintonvizquel, no la paraba nadie:
–¿Los narcosobrinos? – abre fuegos sin que ninguno de sus captores le pregunte nada– ¡Unos niños de pecho comparados con mi camarado Diosdedos! ¿El llamado Jeque, segundo de a bordo de la Robo-lución? ¡Otro agente del Hezbollah, Isis, Al Qaeda, el narco y por si fuese poco, un baisano bende basaportes baratos! ¿El Hombre del Braguetazo? ¡Más ladrón que su suegro, mi Comandante Eterno, (q.e.p.d)! ¿El psiquiatra de la Robo-lución, los generalotes Drogaroll, Madrino etc., etc.,? –el detenido, hace breve pausa para hacerse entender mejor a través de su inglish de lupanar: Místers, yo, mejor, informetion en cuáles bancos metietion los $$, euros, yuanes, yenes, rublos, pesos macuquinos, PETROS y hasta bolívares devaluados, todos esos ladronetions, incluidos los billetetions de mi Presidentetion, mister Narcolás” …
Hubo que torturarlo. No para que siguiera de soplón, sino para que cesara de delatar hasta a su propia abuela.
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