¿Causa en todos los sectores de la población el mismo rechazo la forma de actuar de Donald Sterling y personas como él?
Los recientes comentarios racistas de Donald Sterling, dueño del equipo de baloncesto Los Angeles Clippers, han recibido gran atención en los medios de prensa. Es natural. La forma en que se refirió a sus jugadores afroamericanos reveló una mentalidad de los tiempos de la esclavitud, como si estuviese hablando de objetos personales que le pertenecían y no de seres humanos con derechos y la habilidad de hacerle ganar millones al Sr. Sterling. n Por otra parte, la reacción de los jugadores de diversas razas, de la junta de la National Basketball Associacion (NBA) y de otras personalidades, muestra cuánto ha avanzado la sociedad estadounidense en los últimos 60 años, y cómo ya hay ciertos comportamientos que no son permitidos. n
El caso, sin embargo, no es tan sencillo. Ante las sanciones de la NBA -expulsar a Sterling de la liga, prohibirle que asista a los juegos, multarlo con 2,5 millones de dólares y forzarlo a vender el equipo -su esposa Shelly, que es codueña del equipo, está desesperada haciendo lo posible para que no se lo quiten-. n Los derechos de propiedad tal vez tengan un peso legal en el asunto, pese a la violación de normas de moralidad y las expresiones racistas de su marido. Y digo tal vez, porque se trata de una franquicia, pues de lo contrario no hay duda de que no se puede obligar a una persona a vender lo que le pertenece por muchas barbaridades que diga. Para complicar más el culebrón, la u201cnovia u201d de Sterling, V. Stiviano, casi 50 años más joven que él, está acusada de grabar las conversaciones para chantajear al viejo millonario, y enfrenta cargos legales. Bajo toda esta presión, los Clippers dan la batalla en los juegos finales de la liga (play-offs). n
u00bfQué efecto real tiene esta nueva conciencia nacional sobre la discriminación racial? u00bfCausa en todos los sectores de la población el mismo rechazo la forma de actuar de Donald Sterling y personas como él? n Hay mucho todavía por hacer para eliminar la discriminación y mejorar las oportunidades en la educación y el campo laboral para todas las minorías, entre ellas las mujeres. También sabemos que el caso de Donald Sterling no es aislado y que ha habido escándalos similares en el pasado, como el de Paula Deen, animadora de un programa de cocina, y, mucho más reciente y desagradable, el del ranchero de Nevada, Cliven Bundy, que aseguró que los afroamericanos estaban mejor cuando eran esclavos. n
En los Estados Unidos, la mayoría de las veces quienes dicen estas barbaridades terminan pidiendo perdón públicamente, porque se trata de ideas y comportamientos que la mayoría de la sociedad no acepta. Donald Sterling acaba de hacerlo, aunque en su entrevista con Anderson Cooper por CNN no pareció ser muy sincero ni tener siquiera conciencia de la gravedad de sus comentarios. Es más, hizo fuertes críticas a Magic Johnson y a los afroamericanos en general, a quienes acusó de no ser tan generosos como los judíos. Mrs. Sterling ha achacado la conducta de su esposo a que ha empezado a padecer síntomas de demencia senil. Aunque pueda ser cierto, la pareja tiene una larga historia de discriminación racial. Lamentablemente, una parte de la población piensa igual que ellos. n
Conviene recordar que los Estados Unidos, pese a ser la primera democracia moderna y haber proclamado en su declaración de independencia la igualdad de derechos del hombre, se fundó con privilegios para los varones blancos, anglosajones y protestantes (WASP,) en menoscabo de los indios, los afroamericanos y las mujeres. Otros grupos étnicos que han llegado como inmigrantes, han sido rechazados también, aunque a la larga se disuelvan en el famoso u201cmelting pot u201d o crisol nacional. No fue hasta mediados del siglo XX con el Movimiento de los Derechos Civiles bajo el liderazgo de Martin Luther King, Jr. y la ayuda de varios presidentes, que el país comenzó su camino hacia una sociedad más tolerante. n Es un instinto tribal sentir desconfianza y hasta miedo ante personas distintas a nosotros. Cuando ese sentimiento se exacerba, surge el racismo y la xenofobia. Aunque las democracias no puedan controlar lo que piensen y digan sus ciudadanos, sí tienen la capacidad de crear leyes, instituciones y normas éticas para evitar o disminuir la discriminación. En ese sentido, hay que aplaudir el progreso que hemos hecho en Estados Unidos en un período muy breve en términos históricos. Los Donald Sterlings del país ya no pueden ofender impunemente. Buena señal. * Miembro correspondiente de la Academia Norteamericana de la Lengua Española