Muy a pesar de Fidel Castro, la farsa del deporte amateur con atletas en disciplina profesional no pudo sostenerse más
El Gobierno cubano acaba de dar un paso fundamental para las transformaciones socioeconómicas que reclama el país: la admisión del profesionalismo en el deporte. n
A partir del próximo noviembre para los peloteros que participan en la Serie Nacional de Béisbol y desde enero del 2014 para todos los atletas, entrenadores y especialistas del país, la esfera del deporte comenzará a funcionar con el sistema de pago y estimulación que corresponde a otras esferas profesionales, con la opción de que los deportistas puedan firmar contratos con ligas y equipos en el extranjero. n
Aún con limitaciones y reticencias, se trata de una medida que comienza a desatar las amarras del viejo patronato propagandístico del castrismo, ajustando la sociedad cubana a la realidad del siglo XXI. n
Por mucho que el discurso oficial trate de justificar la decisión con la socorrida retórica de que los llamados atletas cubanos de alto rendimientos no serán tratados u00a8como una mercancía u201d, se trata de un camino de vuelta y el tácito reconocimiento del fracaso. n
En 1961, en la ola de euforia que envolvió al país, Fidel Castro suprimió de un plumazo el deporte profesional en el país, aniquiló la liga beisbolera y obligó al exilio a peloteros y boxeadores que no compartían sus imposiciones irracionales. n
Desde entonces el deporte se convirtió en uno de los estandartes propagandísticos del régimen. Las medallas del deporte socialista convertidas en trofeos revolucionarios que derivaban en elogios para el patriarca.
Pero el mundo cambió, muy a pesar de Fidel Castro, y la farsa del u201cdeporte amateur u201d con atletas en disciplina profesional no pudo sostenerse más. nAunque se trata de regulaciones que siguen dejando controles y beneficios esenciales para el gobierno en detrimento del beneficio de los atletas, el camino hacia la normalidad en el deporte y sus protagonistas en Cuba se encamina definitivamente hacia el futuro.