jueves 10  de  octubre 2024
OPINIÓN

Sin barreras

El inglés es la lengua internacional y, generalmente, todos quieren, al menos, dominar sus rudimentos para no sentirse excluidos de la ecuación del presente y, sobre todo, del futuro
Diario las Américas | DR. EDUARDO J. PADRÓN
Por DR. EDUARDO J. PADRÓN

Ahora hay todo un debate porque la universidad de Princeton está considerando incluir el aprendizaje obligatorio de idiomas extranjeros en su currículo de estudios. Opinan especialistas y alumnos potenciales que lo consideran una medida impositiva y sin notables resultados a la larga, otros insisten en subrayar que tanto el mercado laboral como la economía en general son piezas de un concepto global, por lo cual el entendimiento en otro idioma nos da ventajas ostensibles en operaciones empresariales y sociales de toda índole.

Es cierto que el inglés es la lengua internacional y, generalmente, todos quieren, al menos, dominar sus rudimentos para no sentirse excluidos de la ecuación del presente y, sobre todo, del futuro. Hasta regímenes dictatoriales o populistas que antes denostaban el inglés como idioma del enemigo, hoy lo recomiendan en aras de la supervivencia.

En nuestro contexto el asunto a dilucidar es bien distinto. La población hispana de Miami sobrepasa el 60 por ciento y para que el inmigrante o refugiado lleven a cabo la debida transición, sin perder ni un ápice de sus valores culturales, lo importante es hacerse de la más atinada herramienta de comunicación: el idioma inglés.

Ahora bien, despejado ese factor de cambio, me causa inquietud que las lenguas originales de procedencia, principalmente el español -por ser mayoría-, comiencen a estropearse por los descendientes de aquellos que llegaron primero, sobre todo en los años sesenta.

Entre matrimonios jóvenes he podido atestiguar dos actitudes: aquellos que por comodidad solo le enseñan el inglés a sus hijos y los otros que tienen como norma practicar el idioma de sus ancestros en la casa, porque la escuela y la vida ya se encargarán del que prima en la sociedad.

Valoren la ventaja de nuestra situación que es ideal para el bilingüismo y el multiculturalismo. Mientras Princeton y otras universidades tradicionales discuten la necesidad del aprendizaje de otros idiomas, a nosotros esa circunstancia se nos da de modo natural que, por cierto, es una manera fascinante de inmersión idiomática.

Por eso cuando leo que, incluso entre nosotros, pudiéramos prescindir de programas bilingües en algunos niveles de enseñanza por falta de recursos, pienso que confiamos mucho en nuestra realidad y conspiramos contra el tipo de profesional que requiere la antesala de las Américas.

“Si aspiramos a construir una capacidad idiomática amplia y profunda en los Estados Unidos, necesitamos proveer oportunidades de inmersión en los grados primarios, continuar estudios en los años secundarios y avanzados –donde figuren programas culturales, históricos, económicos y literarios entre otros- en el nivel universitario”, advirtió sobre el tema Rosemary Feal, directora ejecutiva de la Asociación de Lenguas Modernas.

De acuerdo a estos preceptos, nosotros, por ahora, vamos por buen camino.

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