El martes pasado, fue el lanzamiento mundial de “Spare”, (“Príncipe de repuesto”, nuestra traducción, libre, de su título, al español), autobiografía o memorias, de Henry Charles Albert David de Gales. O “Harry”. Así. A secas. Para sus admiradores y no tan admiradores, como es nuestro caso.
El libro, en sus versiones tapa dura y tapa blanda, standard y de bolsillo, impresa o por la Internet, contó con el respaldo de las libreras más poderosas del mundo: Penguin Random House, Etsy, eBay, Kindle-Amazon, Alibris, Plaza & Janés, la cadena Walmart, esta última que, entre otros ramos, se dedica a la charcutería, por lo que no iba a desperdiciar la oportunidad de lucrarse con motivo de la mencionada butifarra.
En un solo día, “Spare” implantó nuevo récord: 1.400.000 ejemplares vendidos, en inglés, su versión original, a los que habría que sumar sus traducciones a 16 diferentes idiomas. El bombazo literario comprueba lo activa que está la pasiva sangre azul británica.
Reyes, lo que se dice, reyes, los de verdad-verdad, los de otro tiempo. De los de ahora, con glamour y verdadera musculatura aristocrática, sobreviven, solamente, Juan Carlos de Borbón y Heinrich Prinz Reuss. Este último autoconsiderado primero en la línea sucesoria en la inminente —inminente, según, él— restitución de la monarquía, alemana. Por atentar contra la democracia de su país, herr Heinrich, en este momento, se encuentra metido en un calabozo.
En cuanto al “Emérito”, como también se le conoce en España, además de mujeriego tiene fama de guisador. No estamos muy convencidos que este último sea el calificativo que le hace justicia. En lo que a los venezolanos de bien se refiere, quizás, prevalece la gratitud empeñada con Su Majestad, por su certero “¿Y por qué no te callas?” con el que le hizo cerrar la… a ver, a ver, cómo le digo, con tino, a esa clase de oquedad corporal sin que nadie nos tilde de racistas. ¡Lo tengo! Con el que le hizo cerrar ¡la bocota! al fanfarrón que en este preciso momento está achicharrándose en la Quinta Paila.
El Príncipe Harry tiene cero capacidad de abstracción. Lo atestigua “Spare", verdadero compendio de chismografía. Vista tal capitis diminutio, ¿quién, es tan valiente para leer las casi 700 páginas de un best seller de comidillas, contra la gente de la misma sangre de su escribidor? ¿No sabe, este caballero, hablar de otra cosa? En Eton, ¿no le enseñaron que los trapos sucios se lavan en casa, o peor aún, que “el que le pega a su familia se arruina”? Se dice víctima de los paparazzi y ahora es él, en persona, el paparazzi contra su parentela. Todo por el vil metal.
En “Spare” queda corroborado que el llamado Duque de Susexss, como también se le conoce, ¡jamás! ha dado “golpe” para mantener, esposa, hijos y hasta suegra. Por el contrario, don Juan Carlos I, a costa de mucho esfuerzo logró venderle un kit ferroviario, made in Spain, que no era más que fierro viejo, a Arabia Saudita, por la bicoca de 6.500 millones de euros. Si por tal proeza no le otorgan el título de mejor generador de empleo, en la Madre Patria, que venga alguien y nos lo diga. Nosotros, con la ley, la urbanidad y las buenas costumbres por delante, afirmamos que los $100 millones que le transfirieron desde el Medio Oriente por sus gestiones no fueron más que muy modestos honorarios profesionales, devengados en buena lid. En cuanto a lo de picaflor, prefiero ser un emérito o caballo viejo desbocado, a lo don Juan, que un gurrumino metido en cintura, como el aludido niño-bobo-hijo-de-papá.
El arte de saltarse las páginas de un pésimo material escrito lo he aplicado, sin misericordia, al ojear “Spare”.
¿Pagar $24 para enterarme de las nimiedades de la realeza? ¡Primero, muerto! Casualidades de la vida, haber recibido la edición jaqueada que ya se ha esparcido por la red, como la pólvora. La crónica rosa cuenta con millones y millones de adeptas. Nada extraño que sus fans dilapiden dinero y tiempo de esa forma.
El articulista jura por lo más sagrado que no ha sido el que ha redistribuido el “Spare”, edición ilegal, entre sus amigotas y relacionadas, anexo a una dedicatoria del tenor siguiente: “Para mis muy queridas feministas, que no lavan, ni planchan, ni cocinan, pero que sí prestan la batea (que prestan la batea para leer literatura barata, no se piense mal).
@omarestacio