Dicen los expertos que el negocio mundial de la producción de bananas está a punto de dar un vuelco revolucionario
[email protected] n n A mediados de febrero del 2011, el presidente Barak Obama le preguntó a Steve Jobs, en el transcurso de una cena en California, qué podría hacer él para que los iPhones, iPods, iPads y tutti quanti se fabriquen aquí, en Estados Unidos, y no en China y el resto del mundo. Jobs le contestó, lacónico: u201cNo hay manera, esos empleos jamás regresarán u201d. n El genio de Apple, una vez más, había dicho -a pesar de su cinismo implícito- una gran verdad: una dictadura sin sindicatos, ni libertad de expresión, ni regulaciones económicas, será siempre demasiado atractiva para las grandes corporaciones, como para que estas prefieran el antiguo u201cMade in USA u201d al más rentable u201cMade in China u201d. n Lo que quizás deberían pensar nuestros dirigentes, entonces, es cómo promover la creación de otros empleos, nuevos, diferentes, que ya no consistan en ensamblar el mismo artículo una y otra vez, porque eso siempre lo harán más barato los semi esclavos sin derechos ni sindicatos. n Personalmente estoy convencido de que el nuevo despertar de la economía norteamericana (no una nueva recuperación, como la que se espera en los próximos años, sino un auténtico boom, como el de los años gloriosos de Estados Unidos) sólo podrá alcanzarse si se reemplaza la producción en masa por la producción especializada. n u00bfVinos de California que compiten con los vinos franceses? Si yo hubiese escuchado algo así hace unos años, cuando todavía era joven, me hubiese reído, probablemente. Ahora es una realidad. Esas empresas no producen vinos norteamericanos en Francia para venderlos en Estados Unidos, sino que los producen aquí, en Estados Unidos, para venderlos a todo el mundo y darle empleos a cientos de miles de norteamericanos. n Permítanme ponerles un ejemplo que quizás ilustra mejor lo que les estoy proponiendo. nDicen los expertos que el negocio mundial de la producción de bananas está a punto de dar un vuelco revolucionario.
Resulta que casi todos los u201cguineos u201d (como les decimos a las bananas en Ecuador, el país que más bananas produce en el mundo) que se cultivan en el planeta, son de una sola variedad, Cavendish, la misma que se impuso hace medio siglo, luego de que un hongo terrible exterminó a su antecesora, la variedad Gros Michel. n Yo todavía era un niño. Las bananas dejaron de ser entonces mi fruta favorita. La diferencia en el gusto fue demasiado chocante para mí. Pero desde entonces, sólo hubo Cavendish para escoger. nPues bien, ahora una nueva variedad de ese mismo hongo, que provoca la Enfermedad de Panamá, ha comenzado a amenazar a las bananas Cavendish. Lo descubrieron a comienzos de los años noventa, y desde entonces ya acabó con muchas plantaciones en el sudeste de Asia, y aunque todavía no llega a América del Sur ni África, será sólo cuestión de tiempo que ocurra. n Una posibilidad es que alguien encuentre pronto un remedio eficaz. Muchos ya lo están intentando, sin éxito todavía. Pero una mejor apuesta pareciera ser la de crear nuevas variedades de bananas. Fíjense que escribo en plural. La idea no es reemplazar una variedad por otra en todas partes, sino aprovechar esta nueva crisis para comenzar a ofrecerle al consumidor varias alternativas diferentes, con diferentes sabores y texturas u2026 como los vinos de California. n El sur de Florida produce bananas. A pesar de las heladas y los huracanes, un pequeño grupo de agricultores esforzados ha logrado sostener, contra viento y marea, una oferta que no deja de extenderse y mejorar.
Si la Florida se convirtiese en líder de la investigación y el descubrimiento de nuevas variedades de banano que destronen al Cavendish, la economía del estado se vería grandemente beneficiada, y muchos norteamericanos y emigrantes encontrarían buenos empleos.