Desde la revolución industrial hasta el sol de hoy, la tecnología ha evolucionado de forma vertiginosa. En la otra antípoda, los seres humanos seguimos siendo los mismos. El resultado de esta disparidad comienza a saltar cada vez más a la vista y con la llegada de la Inteligencia Artificial pareciera que nuestras propias invenciones se nos están saliendo de las manos. La singularidad tecnológica parece estar a la vuelta de la esquina y, lejos de poder combatirla, pareciera que lo único que podemos hacer es aprender a vivir con ella. Por supuesto, este escenario no es fortuito e inédito, visionarios como Philip K. Dick, Isaac Asimov o Arthur C. Clarke nos lo advirtieron en sus novelas y cuentos. Al mismo tiempo, el cine y las series como Black Mirror se han encargado de pavimentar el terreno para múltiples futuros donde los seres humanos y las máquinas convivimos. Es en este universo posible donde se desarrolla The Creator (El Creador), el nuevo largometraje de Gareth Edwards, una historia de ciencia ficción que parece más cercana a nuestra realidad de lo que pudiésemos creer.
Ambientada en el año 2065, la película nos plantea un mundo donde la civilización está dividida entre los que están en contra de la Inteligencia Artificial (Occidente) y los que la apoyan como si fuesen sus iguales (“Nueva Asia”). Esto ha desatado una guerra sumamente cruel donde Estados Unidos, valiéndose de una especie de satélite/dron gigante llamado Nomad, ha decidido destruir todos los laboratorios donde se siga desarrollando tecnología que ayude a la evolución de las máquinas. En paralelo, los habitantes de Nueva Asia creen que la Inteligencia Artificial es lo que permitirá construir una nueva humanidad y esperan que con ella venga un Mesías que ponga fin a los conflictos bélicos. En este convulso mundo conocemos a Joshua (John David Washington), un agente que estuvo encubierto durante años en las bases de Nueva Asia, y que ahora debe regresas al ojo del huracán para destruir un arma que será clave para poner fin a la guerra entre las máquinas y los hombres.
Escrita por Gareth Edwards y Chris Weitz (Rogue One: A Star Wars Story, The Golden Compass, Pinocchio), The Creator es una mezcla única entre ciencia ficción y cine bélico que nos permite explorar temas arquetípicos y ontológicos. Para esto utiliza una premisa que hace eco con historias como Children of Men, The Last of Us, Mandalorian, entre otras: un hombre taciturno y con un pasado tortuoso debe ir al campo de batalla, en contra de su voluntad, para proteger a una niña que será la clave para el futuro de la humanidad. Lo que podría ser un drama paterno filial y estar enfocado exclusivamente en la dinámica entre Joshua y Alphie (Madeleine Yuna Voyles), realmente sirve de excusa para que los guionistas nos terminen hablando sobre los horrores de la guerra, la lucha titánica entre el hombre y las fuerzas que lo superan, el daño que generan los prejuicios, la búsqueda de la redención, el amor como fuerza unificadora y las fantasías mesiánicas que son inherentes a nuestra psique. Temas que, sin importar el siglo en el que estemos, seguirán perennemente cuestionándonos individual y colectivamente. Por todo esto y su impecable puesta en escena, The Creator se eleva al podio de la ciencia ficción para dialogar con obras como Ex-Machina, Blade Runner o Dune.
Como en sus trabajos anteriores (Godzilla, Rogue One: A Star Wars Story), la dirección de Gareth Edwards resalta por su impronta. Al mejor estilo de Tarantino, toma inspiración de múltiples referentes de los géneros que aborda (las ciudades convulsas de Blade Runner, la convivencia entre lo rural y lo tecnológico de District 9, el espacio de 2001: Space Odyssey, los robots de Star Wars, la tecnología de Total Recall, el campo de batalla de Apocalypse Now, los flashbacks a Vietnam de Platoon, entre muchas más), para entregarnos un producto que se siente familiar y, al mismo tiempo, completamente original. Como en Rogue One: A Star Wars Story, Edwards evita el ritmo agresivo de la acción y se decanta por construir una narrativa más cercana a la tensión del suspenso para progresivamente zambullirnos en secuencias de persecución que van desarrollándose in crescendo (pasando de cuadros hermosos con poco movimiento a la cámara en mano para saltar de un registro a otro de forma natural). Esto convierte a The Creator en una experiencia que se cuece a fuego lento, pero que en ningún momento se torna aburrida, apelando a códigos visuales que ya conocemos, pero en un contexto donde no solemos mezclarlos.
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El film The Creator es mucho más que una película de ciencia ficción.
20th Century Studios y H+M Communications
La cinematografía de Greig Fraser (Rogue One: A Star Wars Story, Dune, The Batman, The Mandalorian, Zero Dark Thirty) y de Oren Soffer (Fixation) es otro de los grandes ciertos de este largometraje. Al igual que Edwards en la dirección, esta dupla logra emular de forma correcta las referencias cinematográficas de las que bebe The Creator, pero sin por eso perder su personalidad. Cada fotograma que vemos de la película es visualmente impactante y todo el recorrido lumínico que hacen sus directores de fotografía es bastante amplio (desde exteriores oscuros iluminados por reflectores, laboratorios enormes, campos a plena luz del sol, apartamentos clandestinos, ciudades caóticas, etc). Algo que en circunstancias normales es considerado como un punto interesante en la propuesta visual de la película, en The Creator se transforma en una proeza porque todo el largometraje se rodó con una Sony FX3 (una cámara de casi $4.000, algo completamente atípico en una producción de este calibre donde fácilmente cualquier pudiese pensar que se grabó con un equipo profesional de cine como una Arri Alexa que cuesta alrededor de $75.000). Esto no solo termina de demostrar la pericia de Fraser y Soffer como cinematógrafos, sino también refuerza una de las máximas que se repiten constantemente con la democratización de los espacios y tecnologías para grabar: hoy en día con una cámara sencilla y al alcance de todos se pueden hacer cosas maravillosas.
Otro de los puntos a favor es el diseño de producción de James Clyne (que se estrena en este cargo luego de trabajar en largometrajes como Star Wars: Episode IX, Alita: Battle Angel, Tomorrow Land, Avatar, Transformers, Star Trek) que brilla al construir un universo donde la tecnología y la austeridad conviven de forma orgánica (y que homenajea a muchos homólogos dentro del género). El resultado de su trabajo son lugares mágicos como un monasterio budista donde robots coinciden con estatus de Buda, fábricas clandestinas de ensamblaje de robots que fácilmente pudieron estar destinadas antes a hacer celulares piratas o ciudades donde cyborgs y humanos se fusionan en interacciones diarias. Como en toda obra de ciencia ficción, el diseño de producción es la clave para poder comprar el universo narrativo que nos plantean y en este punto Clyne triunfó con creces.
El montaJe de Hank Corwin (Don´t Look Up, Vice, The Big Short), Joe Walker (Dune, Blade Runner 2049, Arrival, Sicario) y Scott Morris acompasa la cámara de Edwards, ayudando a construir el tempo especial que posee The Creator (creando en cada locación un ritmo específico, saltando del suspenso de una persecución a la violencia del campo de batalla, tomando pequeñas pausas para alimentar la relación entre Alphie y Joshua o interrumpiendo el flujo de la historia con un montaje violento de los recuerdos del protagonista). Todo esto acompañado con la banda sonora de Hans Zimmer (Dune, The Lion King, Dunkirk, Blade Runner 2049, Inception) sin caer en la trampa de otros realizadores que, en su colaboración con el Maestro, caen en la tentación de abusar de la música para construir tensión o marcar demasiado el acento en determinadas escenas dramáticas.
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The Creator (El Creador), el nuevo largometraje de Gareth Edwards, una historia de ciencia ficción que parece más cercana a nuestra realidad de lo que pudiésemos creer.
20th Century Studios y H+M Communications
En el apartado de las actuaciones todo funciona de forma correcta. John David Washington está mucho mejor que Tenet, pero tardamos tiempo en encariñarnos con él (sin lugar a dudas, su mejor interpretación sigue siendo The Blackkklansman). Madeleine Yuna Voyles con muy pocos diálogos hace que nos encariñemos con ella y entendamos que durante todo el viaje está en un proceso de aprendizaje. Lejos de apelar a la ternura de Grogu o la independencia de Ellie, Alphie mira el mundo con ojos de novedad y, progresivamente, comienza a descubrir el poder que tiene y su rol en todo lo que está sucediendo, siendo el personaje con una evolución más marcada. Como siempre, Ken Watanabe está al tino y le da vida a uno de esos personajes secundarios que, a pesar de tener pocas apariciones, se gana nuestro corazón. En esa misma línea tenemos a Gemma Chan que con apenas un par de escenas hace que nos enamoremos de ella y empaticemos con la búsqueda de Joshua por reencontrarse con ella. Por último, la mejor interpretación se la lleva Allison Janney que encarna una maravillosa antagonista dentro de la historia pero que, lastimosamente, queda subutilizada (aunque no deja de brillar en cada aparición que tiene, recordando a Stephen Lang en Avatar).
The Creator es mucho más que una película de ciencia ficción, es una reflexión sobre la deshumanización en los conflictos bélicos y los peligros que tienen nuestros delirios titánicos azuzados por una tecnología que se nos escapa de las manos. Al mismo tiempo, explora nuestras fantasías mesiánicas que, en la modernidad, han dejado de ser proyectadas en los libros sagrados para ser transferidas a la ciencia (ese dios moderno que, por ser creado por nosotros, también es falible aunque muchos se nieguen a verlo así). En la estela de Terminator 2: Judgment Day, Chappie, A.I. Artificial Intelligence y Bicentennial Man, el guion de Edwards y Weitz nos demuestra que a veces los humanos actuamos como máquinas sin corazón y los robots pueden respetar más la vida que muchos de nosotros. Al final del día y citando al poeta de la canción Jorge Drexler, "La máquina la hace el hombre // y es lo que el hombre hace con ella”. Queda de nuestra parte utilizarla para nuestra evolución o destrucción.
Lo mejor: sus referEncias a múltiples películas de ciencia ficción y el cine bélico sin por eso perder su personalidad. Los temas que toca alrededor de la inteligencia artificial, la guerra y la parte más titánica de la psique humana. La dirección impecable de Gareth Edwards.
Lo malo: el tercer acto va demasiado rápido en comparación al ritmo que la historia iba construyendo. Su resolución recuerda demasiado a Rogue One: A Star Wars Story. Los flashbacks sobre la relación de Josue y Maya suelen ser reiterativos.
Sobre el autor
Luis Bond es director, guionista, editor y profesor universitario. Desde el 2010 se dedica a la crítica de cine en web, radio y publicaciones impresas. Es Tomatometer-approved critic en Rotten Tomatoes. Su formación en cine se ha complementado con estudios en psicología analítica profunda y simbología.
The Magus Films (www.themagusfilms.com)
Web: www.luisbond.comTomatometer-approved critic on Rotten Tomatoes: https://www.rottentomatoes.com/critic/luis-bond/movies
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