lunes 13  de  enero 2025
OPINIÓN

Tormenta en Washington

El caso Flynn se presta para miles de especulaciones y elucubraciones, todas de igual valía, todas posibles
Diario las Américas | EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS
Por EDITORIAL DIARIO LAS AMÉRICAS

La renuncia del teniente general retirado Michael Flynn, hasta hace dos días consejero de Seguridad Nacional del presidente Donald Trump, es uno de esos hechos que saltan a la palestra pública para demostrar cuánto está en juego tras la tensa atmósfera que envuelve a la actual administración republicana.

Podríamos discutir si Michael Flynn dimitió o lo hicieron dimitir, si la conversación con el embajador ruso, Sergey Kislaya, fue por motivación propia o si cumplía una orden del entonces presidente electo Donald Trump. Algunos, incluso, creen que le mintió a vicepresidente Mike Pence, cuando preocupado por todos los rumores sobre su supuesta vinculación con Moscú, lo llamó a contar y Flynn negó rotundamente cualquier lazo con los rusos.

Un hecho como este se presta para miles de especulaciones y elucubraciones, todas de igual valía, todas posibles. Pero todas vacías y dañinas hasta que no se demuestre la verdad que se esconde en la realidad que se arremolina alrededor de Washington.

Lo importante de este nuevo capítulo de la política norteamericana es su significado. Es un llamado a voces dirigido hacia los dos pasillos del Congreso norteamericano, que envueltos en sus disputas partidistas parecen haber olvidado lo que realmente importa es la nación norteamericana.

Ambos partidos deben pedir crear una comisión para investigar todos los sucesos relacionados con la intromisión de Moscú en la pasada elección. Es necesaria una comisión bipartidista que trate de sacar a la luz esa supuesta capacidad de Putin de manipular una elección a la Casa Blanca.

Porque, al final, lo que está en juego es la seguridad nacional, el estilo de vida norteamericano y lo más importante: la propia democracia. Esta investigación deberá responder las todas las incógnitas que paralizan actualmente el normal desenvolvimiento de las relaciones entre los poderes, la sociedad, y los medios en los Estados Unidos. Sin partidismos, sin agendas políticas, por el bien de esta gran nación que, por encima de alianzas políticas, simpatías partidistas, y relaciones personales, es lo que verdaderamente importa.

Pero ojo, habrá que tener mucho cuidado no caer en la dictadura de las agencias de seguridad que en el 2001 con el abrumador apoyo de las dos cámaras restringieron las libertades de los estadounidenses con La Ley Patriótica.

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