En estos últimos días del año, el tiempo parece acelerarse. Nos crea la ansiedad de no poder disfrutar como se merece. No dejan de ser jornadas nostálgicas y de resúmenes. Mis padres, que ya no están, se instalan con más vehemencia en momentos que fuimos felices a pesar de haber llegado a un país con la incertidumbre de lo desconocido. n
Medito desde el downtown, donde está mi oficina, sobre lo que hemos crecido y leo, algo que no me sorprende en una revista.
Miami no solo es la sede de Art Basel -a donde concurren pudientes coleccionistas en busca de joyas de la cultura moderna, y el resto de nosotros simples mortales disfrutamos de las obras como en un improvisado museo- sino un destino de bienes raíces. nAunque son casas y obras artísticas de altos precios, mucha de esa bienvenida inversión se queda en nuestras arcas, a beneficio del desarrollo local.
La misma revista aprovecha para decir que somos un destino privilegiado, paraíso en términos ambientales y étnicos que a veces se ha visto vapuleado por políticas obtusas pero que, al final, tiene la capacidad de levantarse, seguir adelante, y dar un ejemplo al resto de la nación donde, por estos días, vemos un Detroit lamentablemente en bancarrota. n
Cualquier otro enclave con menos energía creativa se hubiera conformado con el síndrome del consumo. Pudiéramos haber sido solamente un gran u201cmall u201d, donde se satisfacen las necesidades de compras de nuestros vecinos del sur, lo cual resulta muy atractivo para la economía local, pero a todas luces desbordamos esos moldes y acabamos de inaugurar, por citar el caso más reciente, un gran museo de arte a unos pasos de nuestra Torre de la Libertad, donde, por cierto, les recomiendo disfruten hasta el 29 de marzo la impresionante exposición"Rituales de Haití", de una de las más notables fotógrafas contemporáneas, la española Cristina García Rodero. n Por vivirla y no verla desde la distancia, a veces olvidamos que Miami está en el imaginario internacional como un sitio mítico. Cada vez que menciono de donde soy en un distante destino, la respuesta siempre es de complacencia y curiosidad. n
Resulta paradójico que solemos aparecer en listas que incluyen a Nueva York, Londres, Roma y París, ciudades u201cmadres u201d, diría yo, por toda la poderosa cultura que engendran. Nosotros seríamos la pariente joven con grandes aptitudes para competir. Somos el vórtice de lo nuevo.