Llegó el 2019 y junto a la inaceptable realidad de ver como muchos admiten como lo más normal los 60 años de permanencia de la pandilla comunista cubana martirizando a los hijos de la Patria de José Martí, al sur de América, ese gigante amazónico que es Brasil estrena un presidente decidido a frenar la plaga roja y devolverle a Latinoamérica toda, el derecho a la libertad, la democracia y el progreso
Llegó el 2019 y sigue la misma cantaleta de la tiranía cubana que sin dudas resultados les ha dado. Otro año donde los verdugos de Cuba vuelven con el cuento de que hay que prepararse "para los peores escenarios” y solo cambia que ahora es frente a Trump…
60 años de tiranía y al fin desde Brasil llega la esperanza de que alguien ha decidido plantar cara a estos hampones que no solo han destruido a Cuba sino también a Venezuela y han impuesto gobiernos satélites que en nuestro continente buscaron borrar toda democracia verdadera y sembrar regímenes comunistas como los de Bolivia, Ecuador con Correa, Nicaragua, El Salvador y darle fuerza a su gran franquicia interventora como lo es y ha sido el Foro de Sao Paulo.
2019 con Bolsonaro estrenándose como presidente del inmenso Brasil y dejando muy claro que no cesará hasta liquidar la ideologización comunista y reducir al mínimo la descomposición que esa izquierda cuyo “Gurú” está preso por corrupción ha impuesto como estilo. 2019 que junto con la permanencia aún de la tiranía cubana, la perversa complicidad de Bergoglio -encubridor de tiranos y de comunistas letales- se inicia con Jair Bolsonaro sacando a su país del trío que con México y Venezuela, poseen los más altos niveles de delincuencia de América Latina, así como el récord en corrupción y como tan claro lo ha expresado Nikky Haley, Bolsonaro no esconde que será un luchador contra las “dictaduras en Venezuela y Cuba” y también el inminente peligro que representa la China comunista para toda América.
6 días tan solo han transcurrido de este nuevo año y sigue la espera por ver si el gobierno de EEUU va a tomar la decisión antes del 10 de enero (fecha en la que el tirano Maduro jurará para un nuevo mandato hasta 2025) y como lo pidieron el pasado 12 de diciembre los senadores norteamericanos Marco Rubio (Republicano) y Bob Menéndez (Demócrata) decretará ilegítimo al régimen que ha terminado la acción catastrófica que inició Hugo Chávez sumiendo a Venezuela en la tragedia más espantosa de su historia republicana. Igual que los dos senadores antes señalados, y utilizando sus mismas palabras, somos millones los que "Solicitamos que condene el Gobierno del régimen de Maduro como ilegítimo, y reconozca formalmente a la Asamblea Nacional de Venezuela como la única institución democrática legítima que permanece en el Gobierno nacional", y en ese parlamento presidido ahora por el diputado Juan Guaidó, del partido Voluntad Popular, quien enfático ha dicho: “El régimen no tiene intención alguna de rectificar, juegan con el tiempo y con la verdad para aparentar la búsqueda de una solución a la crisis ante sus pocos amigos y prestamistas" una ciudadanía valiente grita ¡Basta ya!
Sobre un reguero de cadáveres seguimos clamado vida y libertad los venezolanos sometidos no solo al nefasto tirano Maduro sino indefensos ante la invasión de iraníes, cubanos, rusos, chinos y por supuesto de carteles del narcotráfico y el crimen organizado, verdaderos gobernantes de una tierra donde la muerte por desnutrición, por falta de medicamentos, por violencia del hampa brazo armado del régimen es lo cotidiano.
Agobiados por hechos infames que agudizan nuestra desesperanza, volvemos a transitar el perverso cuento del diálogo y a presenciar como seudo opositores también reaparecen con las mismas ficciones y las mismas trapisondas. Hasta ese hombre que ha logrado que el comunismo ponga en riesgo a la Iglesia Católica conspira para que en Venezuela todo siga igual, ese que fascinado recibió el 2 de enero al Circo de Cuba y se babeo con sus integrantes mientras nada dijo de los 60 años de tiranía en esa isla mártir. Bergoglio achacando al capitalismo el hambre como si en Venezuela y Cuba bajo la garra asquerosa del comunismo todos vivieran felices y con dignidad… Ese papa rojo que impuso la izquierda canalla, durante la Nochevieja habló sobre lo que llamó “insaciable codicia que atraviesa la historia…” y agregó: “Unos pocos celebran banquetes espléndidamente y muchos no tienen pan”, orientando –por supuesto sin querer- a que pensemos en los opíparos banquetes que se dan en El Vaticano y en especial en la gran comilona que seguro él se zampó en ese dúo de “veglione y cenone di capodanno” mientras ni se acordó del hambre torturante que padecen los venezolanos gracias a sus consentidos castrochavistas.
Bergoglio a quien Evo Morales irrespetando a todos los católicos el 8 de julio de 2015, con motivo de su visita a Bolivia, le regaló una cruz formada con una hoz y un martillo y en ella vuelto a crucificar Jesús… Blasfema cruz que debe tener sobre ese “Pechito” que guarda tanto odio hacia todo lo que no sea comunismo y que desvergonzado le lleva a decir que "Donde hay evangelio, hay revolución. El Evangelio no nos deja quietos, nos empuja, es revolucionario". Con razón el otro gran cómplice de la tiranía cubana y del comunismo, Jaime Ortega y Alamino se ocupó con gran cuidado de proponer a este afín para que esa ideología sangrienta llegará a ocupar la Silla de Pedro. Con razón sus afanes para que fuera cierto lo que le dijo en Roma antes del Sínodo donde lo eligieron y que está resultando casi una maldición: ¡Tú vas a ser Papa! y como tal apoya tiranos, frunce el ceño frente a todo gobernante democrático mientras embelesado se sonríe con los opresores, los asesinos, los corrompidos…
2019 donde somos millones tanto en Venezuela como en el mundo entero, que al igual que el Grupo de Lima (4 de enero) no reconoceremos ni a Maduro ni a su narcotiranía disfrazadita de gobierno constitucional. Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía integran tan importante Grupo regional y que México, haya decidido no firmar el documento es simplemente complicidad de Andrés López Obrador con su “Cuate Nicolás”, pero que sepan que junto a ese Parlamento hoy en pie de lucha y de su Presidente Juan Guaidó hacemos nuestras sus palabras y también millones de venezolanos decimos: “La ruta o camino que busca lograr el pleno restablecimiento del orden constitucional se resume en 3 fases: 1. Cese de la usurpación, 2. Gobierno de transición y 3. Elecciones libres para atender de manera inmediata la crisis humanitaria”.
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