viernes 22  de  marzo 2024
NACIÓN DEVASTADA

Por mi Cuba lo que sea: con razón o sin ella

De toda esta falta de información y apatía cultural, de esa vagancia enfermiza, surgieron estas generaciones de inconscientes, carentes de valores

Por GUILLERMO GONZÁLEZ

Esa isla en las Antillas, con apariencia de paz y sosiego, esconde en sus entrañas una gran dosis de rencor y de vileza que ha calado profundamente en los dirigentes dictatoriales, entiéndase esos adláteres que habitan muy a la sombra de la cúpula-crápula que jodieron irremediablemente a Cuba desde 1959 hasta la fecha.

De esas bases surgieron estas generaciones de cubanos carentes de orientación, que repudian los estudios porque dedican más tiempo y ven más beneficios en las lisonjas. Son muchachos que no leen y nunca han oído de sus padres la necesidad de cultivar ese hábito porque ellos tampoco leyeron ni oyeron ninguna historia de lo que era y cómo funcionaba el país antes de que cayera irremediablemente enfermo por el experimento comunista.

De toda esta falta de información y apatía cultural, de esa vagancia enfermiza, surgieron estas generaciones de inconscientes, carentes de valores, obnubilados por las marcas comerciales y las posesiones materiales, gente con escasos principios que no se quieren ni a ellos mismos, que a cambio de dar un paso adelante en sus mezquinos objetivos materiales son capaces de hundir en el lodo a sus progenitores.

Son esos jóvenes que no resisten sacrificios ni intemperies, que no se atreven a ejercer ninguna protesta y todo lo que opinan en público deja impoluto e intocable a la imagen de los dictadores en el poder, que constantemente están expuestos a traiciones, jóvenes sin bandera y carentes de expiación que obstinadamente producen en sus semejantes el desengaño y la desesperanza con sus acciones, corsarios autodestructivos de su propia juventud.

 Muchachos que no saben, no recuerdan o nadie les contó cómo era aquella Habana hermosa de antes de la maldita transición, una ciudad carente también de muchas cosas pero no irremediablemente desastrosa y caótica como la de hoy.

Qué se puede esperar de una generación encerrada en una isla jaula con categoría de república dictatorial, donde solo vale el criterio de la crápula, donde cada noche la poca dignidad y la lealtad existente la intentan abandonar en balsa, que esperar de un país donde los que llegan más alto son los más viles, los más rufianes y los más ladrones.

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