La humanidad tiene un gran problema, los datos que van creando en su vida cotidiana necesitan ser almacenados.
Los especialistas sostienen que en los dos últimos años se han creado más datos que durante toda la historia de la civilización. Es de esperar que el torrente de información pronto supere la capacidad de los discos duros para capturarlos. Recuerden que la nube no está en las nubes sino en un grupo de servidores físicos donde se almacenan los datos con que hacemos nuestra vida más fácil.
Esta situación puede tener una solución a la vista ya que investigadores sostienen que han ideado una nueva forma de codificar los datos digitales de una forma más densa, codificándola en ADN físico.
Recientemente un científico del instituto europeo de bioinformática, Dr. Nick Goldman le demostró a un reportero de la agencia BBC las potencialidades de esta nueva tecnología.
Pues bien, Nick Goldman almacenó un reportaje de BBC en un poco de líquido dentro de un pequeño frasco. No utilizó un soporte de los que estamos acostumbrados como una memoria USB o un disco duro, sino que lo almacenó en líquido. Después, al colocar el líquido en cuestión en una máquina reproductora fue posible ver nuevamente el reportaje como si hubiera sido grabado en un soporte digital tradicional.
Este método es capaz de convertir los códigos binarios en ADN físico, traduce cada cero y cada uno en una estructura de ADN. De esta forma han creado el esquema de almacenamiento de datos a gran escala de mayor densidad jamás inventado.
Las ventajas de este hallazgo científico es que se puede almacenar 215 petabytes (215 millones de gigabytes) en un solo gramo de ADN. De implementarse este sistema, se lograría almacenar cada “bit” de datos de los creados por la humanidad entera en un contenedor del tamaño de dos SUV. La doctora Emily Leproust es más optimista, sostiene que se podría almacenar toda la data de internet, en el volumen de una caja de zapatos.
Además de ser ultracompacto “el almacenamiento de ADN podría durar miles de años si se mantiene en un lugar fresco y seco”, sostien Yaniv Erlich, un científico informático de la Universidad de Columbia. “No se degradará con el tiempo, como las cintas de cassettes y CDs y no se volverá obsoleto”. Las nuevas tecnologías podrían escribir y leer grandes cantidades de ADN mientras lo permita el desarrollo en escala.
Pero no es algo nuevo, los científicos han estado almacenando datos digitales en ADN desde 2012, cuando los genetistas George Church y Sri Kosur, de la Universidad de Harvard, codificaron un libro de 52.000 palabras en miles de fragmentos de ADN, utilizando para ello conjuntos de 4 letras del alfabeto de ADN ( A,G,T,C) para codificar los ceros y los unos del archivo digital. Aunque por aquella época era todavía ineficiente, esta forma de almacenamiento fue uno de los primeros pasos en pos de alcanzar los actuales resultados.
La idea de utilizar el ADN como almacenamiento se les ocurrió a unos investigadores japoneses, Hiromutsu Yokoo y Tairo Oshima cuando buscaban una vía para llevar un mensaje a una sociedad más avanzada. Ellos exploraron algunas de las razones por las cuales los extraterrestres podrían elegir comunicarse con los humanos a través de un código de ADN. El ADN “es duradero”, anotaron los autores en sus artículos en 1979 y “puede ser fácilmente replicado”.
Sostenían que “el ADN es omnipresente en la Tierra y es poco probable que se vuelva obsoleto mientras continúe la vida. El ADN es la vía conveniente para los alienígenas que esperan que los humanos desarrollen las tecnologías de secuenciación necesarias para decodificar sus mensajes”.
Esta tesis no fue tomada en serio por nadie, pero para el biólogo George Church, cuando era un recién graduado y aprendía cómo secuenciar el ADN, la especulación de los científicos nipones era intrigante. No creía la teoría de los alienígenas pero le fascinó la idea de poder codificar mensajes en ADN biológico y se puso manos a la obra.
“Los hospitales necesitan almacenar toda la información de salud para siempre, las instituciones de investigación tienen cantidades masivas de datos de proyectos de investigación, los fabricantes quieren almacenar los datos almacenados por millones de sensores colocados en sus productos”, declaró Karin Strauss, investigadora de Microsoft, a la revista The Scientist.
"Nos acercamos a los límites con la tecnología basada en silicio", explica Luis Ceze, arquitecto informático de la Universidad de Washington en Seattle. A medida que el costo de la síntesis y secuenciación de oligonucleótidos continúa disminuyendo, el desafío para los investigadores y las empresas será demostrar que es esa la forma más eficiente de almacenar nuestros datos.