MIAMI. ALBERTO SCHARFFENORTH*
@digitalaldea
Cuando en 1791 el constituyente representado por los Padres Fundadores incluyó la 2da. Enmienda como parte de la “Declaración de los Derechos de los Ciudadanos” añadida ésta a la constitución de Los Estados Unidos de América, garantizando el derecho a poseer y portar armas, lo que se conocía como tales eran generalmente artefactos que podían ser capaces de efectuar el disparo de un balín de plomo que debía ser cargado manualmente. La diferencia entre aquellas armas y las que están disponibles hoy en día en cualquier tienda es tan grande que el poder letal de una sola puede ser superior al de un pequeño ejército de entonces. El texto de este cuerpo de ley no especifica ni limita de forma taxativa siquiera si se hablaba de armas de fuego, pero la historia y la carrera tecnológica vivida sobre todo a partir de mediados del siglo IXX establecieron una relación casi exclusiva entre la 2da enmienda y las armas de fuego de uso personal o civil.
Durante muchos años pero especialmente desde el fin de la II Guerra, las interpretaciones acerca del significado de la 2da enmienda han ocupado la atención y el trabajo jurídico de muchas instancias legislativas y judiciales del País. Varios dictámenes de la Corte Suprema han ido modelando en estas décadas el alcance de lo que por otro lado es también una inmensa industria y como tal, susceptible a significativos esfuerzos de cabildeo, principalmente liderados por la National Rifle Association. En este aspecto, se calcula que en Estados Unidos el 34% de los hogares cuenta con una o más armas de fuego, típicamente más, ya que el Departamento de Estadística del Congreso calcula unas 310 millones de armas civiles divididas más o menos proporcionalmente entre pistolas (o revólveres), rifles (incluyendo rifles de asalto) y escopetas. Otro dato interesante es que aún cuando el sur, en el que se cuenta el estado de Florida, comparte similar porcentaje de tenencia de armas con el resto del País, solo 20% de la comunidad hispana reporta poseer armas de fuego.
El tiro por la culata de New Jersey
A raíz de los sucesivos eventos de tiroteos que comenzaron a tener un impacto relevante en la opinión pública después de la masacre Columbine, Ohio, el tema de las políticas de control de armas ha estado continuamente sobre el tapete y especialmente durante los gobiernos de Obama que han testificado varios de los eventos de matanzas mas traumatizantes para la opinión pública. Por supuesto, se ha incluido en el debate la posibilidad de incluir elementos tecnológicos que permitan ejercer algún tipo de control a la utilización de armas de fuego sin vulnerar el espíritu de ese casi sagrado derecho de poseer y portar armas que está enraizado en la idiosincrasia americana.
A finales de los 90 se introdujo un proyecto de ley en el estado de New Jersey el cual fue sancionado en 2002 en cuyo contenido se dispone la promoción de armas con dispositivos inteligentes de seguridad. El detalle es que la norma dispone que tres años después de ser introducidas comercialmente dichas modelos de armamento quedaría progresivamente prohibida la venta de armas que no cuenten con estas características. El año pasado un vendedor de armas local de ese estado decidió comenzar a comercializar uno de los modelos más conocidos de pistolas equipadas con un sistema de bloqueo por radio frecuencia; la iniciativa apenas duró unas horas y el comerciante decidió retractarse del intento de comercialización después de recibir un virtual linchamiento digital a través de las redes que incluía amenazas de muerte.
Tres Soluciones a la mano
La tecnología de sensores de proximidad y transmisión de frecuencias no tiene nada de novedosa. Hemos estado usando sus principios para cambiar los canales de la TV y para abrir nuestros garajes desde hace décadas. La tecnología de RFID (Identificación por radio frecuencia) es una variación de este principio mediante la aplicación de un pequeño chip en un dispositivo tan pequeño como una moneda. En el caso de las armas de fuego, esta tecnología se aplica estableciendo una condición de proximidad entre el seguro del mecanismo percutor del arma y un elemento que puede estar implantado en un reloj de muñeca, o sencillamente un brazalete o un anillo. Sin que exista la proximidad entre ambos elementos, el seguro del arma no se desbloqueará. La versión más popular de esta modalidad es la pistola iP1 Armatix de fabricación alemana.
Del mismo modo que la tecnología de RFID, la colocación de un lector de huella dactilar en el mango del arma limita la liberación del seguro del percutor únicamente a aquel o aquellos cuya huella se haya grabado previamente en la memoria. Esta modalidad no requiere de pareamiento con ningún dispositivo ajeno al arma en sí, pero sus detractores argumentan que en una situación en la que el usuario tuviera la mano mojada con sangre o incluso agua el mecanismo podría fallar. Esto no ha sido sometido a suficientes pruebas que demuestren a favor o en contra pero forma parte de los argumentos de quienes son críticos a la implantación de este tipo de dispositivos.
Se trata de un dispositivo electrónico construido con la forma de un proyectil el cual es colocado de primero en la carga de proyectiles del magazine del arma (para pistolas y rifles automáticos). Al momento de efectuar el primer disparo la bala equipada con un sensor de movimiento y un ttransmisor envía una señal al teléfono de los padres o el dueño del arma permitiendo la prevención de un disparo accidental por parte de un niño. Este sistema puede tener mucha efectividad en reducir los más de 7.500 accidentes anuales que han dejado un promedio sobre los 500 niños fallecidos cada año en el País.
Otras iniciativas legislativas
Nuevamente en junio pasado el senador Edward Markey y la Representante Carolyn Malony introdujeron un proyecto de ley para obligar a la adaptación de todas las armas de mano existentes en el curso de los próximos 10 años. La iniciativa cuenta con el apoyo de varios sectores del poder legislativo pero tardará aún en salvar los múltiples obstáculos entre los cuales estará el cabildeo de la NRA y otras organizaciones defensoras de su visión de la segunda enmienda. La industria de las armas de uso civil genera ventas por el orden de los 11 billones de dólares, una cantidad si se quiere modesta comparada con la farmacéutica y las telecomunicaciones. Sin embargo, la pasión con la que se ejerce la defensa de la libertad de los ciudadanos para adquirir y manipular armas de fuego, con especial apoyo argumental en la defensa del espíritu de la 2da enmienda, por parte de estas organizaciones y de los entusiastas de las armas, no es vista en casi ninguna otra polémica pública que envuelva intereses encontrados.
*Alberto Scharffenorth es experto en Mercadeo Tecnológico, empresario de telecomunicaciones y Creador de la Fundación Aldea Digital
LEA TAMBIÉN:
