En un mundo donde todo parece suceder a velocidad vertiginosa, Micaela Fellay decidió hacer lo contrario: detenerse, tomar aguja e hilo, y bordar. Y lo que comenzó como un gesto íntimo en medio de la maternidad se transformó en un lenguaje artístico y en el corazón de LILI AND MOLLY, su marca de productos textiles para bebés que hoy viaja de Argentina a distintos rincones del mundo, cargada de memoria, sensibilidad y propósito.
“Recuerdo con mucha emoción cuando comencé a bordar, porque lo hice en medio de la intensidad que significa ser mamá de gemelas. Mi vida cambió por completo y sentí la necesidad de reencontrarme conmigo misma a través de algo que me diera calma y sentido. Una tarde, mientras ellas dormían, volví a tomar una aguja y un hilo, casi de manera intuitiva. Y al empezar a bordar me invadió una sensación de conexión muy profunda: era como si cada puntada me devolviera a mi propia esencia, a mi niñez, a mi sensibilidad”, dijo Micaela Fellay a DIARIO LAS AMÉRICAS.
La herencia de las manos que crean
Pero ese reencuentro con el bordado no nació de la nada. La semilla había sido sembrada mucho antes por su abuela, una figura que, según Micaela, marcó para siempre su forma de mirar el mundo.
“Mi abuela fue una figura fundamental en mi formación, no solo como artista textil sino como persona. Ella me transmitió desde muy pequeña el amor por las manos que crean, por la paciencia de los oficios y por la belleza de lo cotidiano. Recuerdo verla coser, tejer y bordar con una dedicación inmensa, y esa imagen me marcó profundamente. Más allá de la técnica, lo que heredé de ella fue una forma de mirar el mundo: valorar el detalle, honrar lo artesanal y entender que cada puntada lleva consigo una historia”, reflexiona la artista, dejando ver de dónde surge el ADN de su marca LILI AND MOLLY.
“Con el tiempo entendí que esos aprendizajes estaban esperando su momento para florecer. La maternidad me hizo reencontrarme con esa raíz y descubrí que aquello que parecía un pasatiempo era, en realidad, un lenguaje artístico propio. Hoy se transformó en el corazón de mi proyecto de vida y en la esencia de mi marca, y me emociona pensar que todo nació de ese oficio afectivo que me formó desde la infancia”. “Con el tiempo entendí que esos aprendizajes estaban esperando su momento para florecer. La maternidad me hizo reencontrarme con esa raíz y descubrí que aquello que parecía un pasatiempo era, en realidad, un lenguaje artístico propio. Hoy se transformó en el corazón de mi proyecto de vida y en la esencia de mi marca, y me emociona pensar que todo nació de ese oficio afectivo que me formó desde la infancia”.
LILI AND MOLLY: piezas con alma
LILI AND MOLLY nace desde un lugar muy distinto al de las marcas tradicionales. No es solo una propuesta de productos infantiles, sino una experiencia que une arte, memoria y sostenibilidad. La artista destaca que cada pieza está concebida como un objeto único, bordado a mano y creado con materiales nobles, priorizando siempre la durabilidad y el respeto por el entorno. “Son piezas hechas con corazón, para atesorar”, asegura.
Defender lo artesanal en tiempos de consumo acelerado es un desafío, admite. Pero es también su mayor fuerza.
“Vivimos en una sociedad acostumbrada a lo inmediato, lo masivo y lo desechable, y eso hace que el valor del trabajo hecho a mano muchas veces pase desapercibido. Sin embargo, creo que precisamente ahí radica la fuerza de LILI AND MOLLY: cada pieza lleva tiempo, dedicación y un pedazo de historia, algo que no puede replicarse en masa. Mostrar a las familias la importancia de detenerse, valorar lo auténtico y atesorar objetos que acompañen la infancia de manera consciente es mi manera de defender el arte textil y la sensibilidad que transmiten las manos que crean”.
Reconocimientos y nuevos horizontes
Cabe destacar que el impacto de su propuesta ya ha traspasado fronteras, por lo que el Consulado de Argentina la reconoció por su trabajo, y hoy sus bordados se encuentran en hogares de diferentes países.
“Ver cómo mis bordados, que nacen en un taller pequeño y con tanto cuidado, llegan a manos de familias en países tan lejanos me llena de orgullo y de humildad al mismo tiempo”, dijo la emprendedora cuyos trabajos han atraído la atención de grandes marcas internacionales como Walmart y Showfields.
Micaela - Cortesía
Los textiles son el lienzo para que Micaela Fellay plasme su creatividad.
Cortesía
Ante estas oportunidades, Micaela no pierde de vista lo esencial: “Es un equilibrio delicado, porque LILI AND MOLLY nace de la pasión por lo artesanal y lo hecho a mano. Cada colaboración u oportunidad con marcas más grandes la evalúo desde la perspectiva de que no comprometa nuestra esencia: el cuidado, la dedicación y la historia que cada pieza transmite. Abrirnos al mercado masivo no significa renunciar a nuestra identidad; significa encontrar maneras de que más personas valoren el trabajo artesanal, sin perder la autenticidad ni el vínculo emocional que nuestras piezas generan”, finalizó.
Micaela Fellay ha logrado convertir su arte en un legado que trasciende modas y fronteras. Y con LILI AND MOLLY ha construido mucho más que una marca: ha forjado un manifiesto de amor por lo hecho a mano, por la memoria y por la belleza de lo cotidiano.
Si quieres saber más Micaela Fellay sigue la cuenta de Instagram @liliandmolly.co
IG: @camilamendozaa