sábado 7  de  diciembre 2024
PROFESOR UNIVERSITARIO

Voluntad para eliminar la pobreza

En toda época histórica la pobreza ha sido un flagelo que laceró a la humanidad. Muchas personas por desconocimiento la asumieron como condición inevitable o algo orientado por los dioses

Diario las Américas | EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI
Por EUGENIO RODRÍGUEZ BALARI

Satisfacer las necesidades humanas es una condición indispensable para garantizar la vida y avanzar en el desarrollo social. Su no satisfacción aunque son diversas las necesidades, nos relaciona a la pobreza, que es la condición del que no posee lo necesario o tiene escasez de recursos.

El trabajo del hombre a través de la historia ha sido la ruta de la producción de bienes materiales y riquezas, posibilitándole al individuos satisfacer sus necesidades y diferenciarse de las otras especies terrenales.

Sin embargo en el decursar del tiempo la sociedad se hizo más compleja, el trabajo fue generando excedentes, unas personas trabajaban más que otras o se le acumulaban bienes; dando lugar a los intercambios, más tarde a los mercados y con ellos apareció una mercancía que facilitó las transacciones entre todas: el dinero.

Quedó atrás el primitivismo, los intercambios de especies y surgieron diferentes formas de organización social; de esa manera unos hombres comenzaron a aprovechar el trabajo de otros, a diferenciarse por la posesión de propiedades, poder económico, relaciones o el consumo de los bienes producidos.

En toda época histórica la pobreza ha sido un flagelo que laceró a la humanidad. Muchas personas por desconocimiento la asumieron como condición inevitable o algo orientado por los dioses; un castigo en la tierra para luego alcanzar el paraíso; o porque en las sociedades deben existir ricos y pobres y resignarse a ello.

Sin embargo la realidad parece ser otra y se relaciona más con las diferentes formas de organización social (esclavitud, época feudal, capitalismo…) establecidas por los seres humanos a través del tiempo.                                                                                                                             El acercamiento a la verdad histórica nos muestra, que los orígenes de la pobreza se encuentra en las formas en que unos hombres se impusieron a otros; en las diversas estructuras de organización social y poder surgidas; permitiéndole a algunos disfrutar de mayores privilegios y definir sobre la vida de los pueblos. 

La acumulación de riquezas se desarrolló sobre el surgimiento de formas de propiedad individual o privada; sirviéndole a muchas personas para atesorar recursos y luego apropiarse de una parte del trabajo de otros, originándose así las diferencias y clases sociales.

La naturaleza más autóctona de los humanos nos hace rechazar la pobreza, nos resistimos a aceptarla e incluso muchos luchan por hacerla desaparecer. La esencia humana por lo general es justiciera y solidaria, nos afectan el dolor y las penurias de otras personas y cuando se deja de sentir así nos debemos de preocupar humanamente.

Son exiguas minorías las insensibles o egoístas con los pobres, pero de que existen y las hay no debemos tener duda.

Donde se pretenda analizar cualquier situación político/social; la pobreza estará presente, porque esta es un factor preocupante y crónico que deberá superarse. En los medios de comunicación, organizaciones internacionales u otros sectores sociales, el desempleo y la pobreza se comenta con preocupación, pues inquieta la necesidad de buscarle solución a esa injusticia.

Por su lado los partidos, organizaciones y políticos prometen eliminarla, o al menos atenuarla tras la búsqueda de los votos electorales. Eliminar la pobreza no es un asunto sencillo y requiere de voluntad política, transparencia social y veracidad en las promesas; además de fuertes inversiones, desarrollo, o realizar  importantes transformaciones económicas en la sociedad. 

Están bien los paliativos, las limosnas y caridades, pero definitivamente por ahí no transitan las soluciones de fondo para erradicar el flagelo. Aceptarla como “mal necesario” o en forma impasible, es una actitud que denota insensibilidad, estrechez de visión humana o debilidad solidaria.

Con independencia de ideologías políticas sobre cómo desarrollar la sociedad para beneficio de todos; lo cierto es que pueden auspiciarse programas de empleos y fuentes de trabajos bien concebidas y estructuradas, que en el corto o mediano plazo atenúen el fenómeno o incluso lo hagan desaparecer.

No es imprescindible modificar la sociedad, ni construir un nuevo modelo de desarrollo económico-social para eliminarla; porque esta puede desaparecer a partir de cualquier sistema, pero para ello debe existir VOLUNTAD política de hacerlo.

¿Acaso a las economías de mercado les resultaría imposible lograrlo?

Esa pregunta es válida para los poderosos del planeta, que no debieran continuar confiándose de sus privilegiadas circunstancias sin resolver la cuestión. La brecha entre ricos y pobres, entre la abundancia y la escasez es mayor que nunca antes, convirtiendo a la pobreza en insostenible y con la posibilidad de transformarse en un factor real de perturbación social o cambio político. 

La contemporaneidad cuenta con variados recursos para trabajar en su solución: (materiales, financieros, institucionales, legales, económicos, científico-técnicos, metodológicos, teóricos y experiencias prácticas); todos posibles de ser utilizados para erradicarla.

Sin embargo la orientación de los gobiernos es determinante para ello, porque sólo con políticas públicas orientadas en función del empleo, la promoción de recursos hacia la educación, la salud, los viales, las construcciones, la agricultura o nuevas industrias; así como conciliando intereses entre el sector privado con el de las comunidades y se amplificarían las fuentes de empleo, reduciendo significativamente la pobreza.

Pero sobre ello conspira la falta de voluntad política, el desinterés de sectores o grupos económicos, las ambiciones de lucro, los prejuicios políticos/sociales, el divorcio con las realidades, la sobreestimación del sistema, la subestimación a la ciudadanía, la insensibilidad o falta de ética;  factores entre otros que impiden se explaye la voluntad política de eliminar la pobreza.

Si aspiramos a una sociedad más justa, equilibrada socialmente y segura, hay que garantizar fuentes de empleo, si se quiere erradicar la corrupción, el crimen u otras inseguridades con que viven las personas, hay que garantizarle trabajo a la gente, si deseamos un mundo de paz hay que erradicar la pobreza. 

Si aspiramos a sociedades mejores y más solidarias, hay que buscar las vías de acabar con el desempleo, subempleo, salarios de miseria y sus secuelas de analfabetismo, sub-escolarización e incultura en que viven millones de personas.

La pobreza es causa fundamental de la mayoría de los conflictos existentes, de los perturbadores fenómenos que en la actualidad aquejan a nuestras sociedades. Eliminémosla y viviremos un mundo más justo, seguro, menos conflictivo, más equilibrado, solidario y culto; porque al erradicarse esta y dignificar al ser humano, nos apartamos de las injusticias que promueven los grandes desequilibrios económicos y sociales.

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