De ahora en adelante, tal y como lo indican algunos contratos mercantiles, cada vez que en este texto el lector encuentre la palabra “béisbol”, tendrá que entender que nos referimos fundamentalmente a “negocio”, más que al tradicional deporte, a lo cual también haremos referencia. Toda esta introducción es para comprender mejor la esencia de lo que se quiere decir en esta columna, pues es mejor pensar en el dinero que genera la pelota como espectáculo. Así vamos a tener claro que los peloteros son parte de una marca y mientras son capaces de producir más dinero, serán más atractivos para mantenerse como parte de este gran engranaje.
Aclarado el asunto, vamos a pensar en el rol que juega Yasiel Puig dentro del béisbol, tanto para los Dodgers como para el futuro de este juego en Cuba, que más temprano de lo supuesto comenzará a proporcionar material a MLB, no sólo por quienes maduran en las ligas menores, sino por esos que esperan una normalización en las relaciones entre EEUU y su país. Hasta ahora el jardinero derecho de los californianos no ha rendido lo esperado por su equipo. Pese a tener condiciones físicas que lo ponen muy cerca de jugadores talentosos de su generación, como Mike Trout y compañía, este cienfueguero de 25 años aún no ha dado lo que sus condiciones podrían permitirle.
Pero el béisbol comienza a pedirle que rinda dividendos. La gran campaña de Puig aún no ha llegado y apenas ha tenido un año revestido de decencia, cuando 2014, su segundo torneo en las mayores, bateó para .296, con 16 jonrones, OBP de .382 y 69 remolcadas en 148 partidos. Se esperaba más porque un año antes, en su campaña de novicio, sacó 19 jonrones y terminó segundo en la votación al Novato del Año, detrás de su paisano José Fernández. Y se espera mucho más porque según sus propios coterráneos, sólo Jorge Soler, de los Cachorros, podría tener mejores condiciones para jugar. Ambos por cierto, no son los máximos representantes entre sus paisanos, donde sí destacan José Abreu, Kendrys Morales y Yoenis Céspedes.
No hay mejor llave para abrir las puertas que la actuación previa de los peloteros de una región. Hoy se habla de los dominicanos como peloteros deseosos de triunfar, casi por necesidad. De los japoneses se menciona la disciplina y el compromiso. De los arubanos y curazoleños se habla del temperamento frío. De los cubanos se menciona el talento bruto y efervescente, presto para tomar por asalto la gran carpa cuando se normalice la situación entre su país y Estados Unidos, pero aguardando un último toque para pulir. Pero también se habla de la manera de jugar, algo apartada de ciertos cánones, y que Puig ha representado cuando hace un disparo a una base que no corresponde, cuando consume turnos llenos de impaciencia donde hace mala selección de los pitcheos o donde corre hasta una base que no le correspondía.
Los fanáticos, como no, disfrutan de lo que Puig hace en el terreno, pero el béisbol quiere tenerlo a la par, en todos los sentidos, de los Harper y Trout. Que hablen y que armen controversia, pero que jueguen y que lo hagan bien, es lo deseado para recibir el grado de estrella. Es muy temprano en esta campaña pero hasta el momento el jardinero de los Dodgers va por buen camino. Tiene un arranque de temporada respaldado por los números, pero además ha dado muestras de actuar como un genuino grandeliga. Se le ve paciente en cada turno, lo que obliga a los contrarios a lanzarle lo que él desea. Físicamente se preparó durante el receso de temporada, así que no debería tener problemas en sus piernas. Y ha jugado con inteligencia.
@ivanGonRom