lunes 25  de  marzo 2024
CAMILA MEDOZA

El milagro del desierto florido

Este hombre, que ha dictado conferencias en las universidades de Princeton, Brown, Nueva York y Pennsylvania, rinde tributo a esta oración con su soberbio dominio del lenguaje, sus ocurrentes metáforas y la forma admirable en la que se apropia de cada una de las ideas que plantea

Por UN CAFÉ CON CAMILA

@camila_mendoza

“Nuestros templos y nuestros monumentos son las palabras”.

Esta frase, pronunciada por el poeta mapuche Elicura Chihuailaf, llegó a mi memoria en reiteradas ocasiones durante el café que compartí con el bioquímico y escritor cubano Orlando Luis Pardo Lazo.

Este hombre, que ha dictado conferencias en las universidades de Princeton, Brown, Nueva York y Pennsylvania, rinde tributo a esta oración con su soberbio dominio del lenguaje, sus ocurrentes metáforas y la forma admirable en la que se apropia de cada una de las ideas que plantea.

Tal como lo define su amiga Yoani Sánchez, Orlando es “un delirante de la palabra” que se niega a contar historias. Lo suyo es jugar con el lenguaje, sumergirse en atmósferas y crear retruécanos y laberintos para echar a volar la imaginación.

“Lo peor que me podría pasar es tener un estilo literario, es mejor la esquizofrenia”, le respondió a Carlos Alberto Montaner la semana recién pasada durante la presentación de su libro Boring Home, una recopilación de cuentos con los que homenajea al poeta cubano Guillermo Rosales, quien escribiera durante su exilio en Miami la novela Boarding Home.

“No te recomiendo leer mi libro, te recomiendo leer a Guillermo Rosales”, me sugirió.

Creador del blog Lunes de Post-Revolución, la visibilidad de Orlando se apoderó del panorama gracias a sus letras y activismo social. Es una faceta que ha suscitado no pocos problemas en su vida, ya que luego de haber publicado cuatro libros en Cuba, fue expulsado de los sellos estatales, y posteriormente arrestado en tres oportunidades, sin cargos, según me contó.

Por otra parte, Boring Home fue prohibido y su circulación clandestina fue perseguida. Accidentado destino para un libro ganador del Premio Novela de Gaveta Franz Kafka en Praga; y para Orlando, que comenzó a ser reconocido como uno de los “disidentes” más populares del movimiento blogger cubano.

“Yo acepto que me llamen disidente porque no me importa cómo me narren los demás. Pero pienso que calificarme así es un criterio reduccionista que en la isla sirve para espantar”, confesó.

Orlando viene de una Cuba absolutamente catastrófica y demencial. “Mi país para mi está terminado”, me dijo a lo largo de la conversación. “Y no es que no voy a seguir trabajando por la democracia. Pero en este momento la batalla la siento un poco perdida… hay escepticismo en mí”, agregó. 

Yo lo miro con una buena carga de desaliento y pesimismo… hasta que mi mente recuerda un milagro. El milagro del desierto florido que ocurre en el norte de Chile, donde está ubicado el desierto más árido del planeta.

En este lugar, el Desierto de Atacama, una vez al año florece un humilde cactus, una de las formas más asombrosas de sobrevivencia.

¿Cómo puede brotar una flor en el desierto más seco del mundo?

Pues sí, eso ocurre en el sur del mundo. Y ese cactus nos recuerda que con la máxima eficacia, economía y sencillez se puede producir vida y belleza. Eso es lo que se conoce como el milagro del desierto florido.

Orlando me recuerda este milagro ya que, a pesar de las desazones, sigue sembrando, a través de su trabajo, un oasis en un lugar en el que la desertificación del espíritu y la esencia avanzan sin cesar.

 “Todavía me queda la palabra”, escribió el poeta cubano Reinaldo Arenas. Que esta frase siga siendo la bandera de lucha de Orlando y de los blogueros independientes de su país.

Boring Home cuenta con la presentación de Yoani Sánchez y el prólogo de Albinson Linares. Si deseas adquirir un ejemplar puedes escribir a la dirección [email protected] por email.

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